Capitulo 33

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Han pasado dos semanas desde que salí del hospital, me siento mucho mejor anímicamente pero aún no logró recordar nada, sin embargo, por las noches aveces aparecen las pesadillas del choque, así que Ana duerme conmigo, creo que trata de ser muy paciente conmigo, sólo sale a sus grabaciones del programa, ella le pidió a Nora (la encargada de su casa en Mexico) que viniera a ayudarnos un tiempo en casa, es una mujer muy amable y me siento en confianza con ella, aún no se que es lo que verdaderamente siento por Ana, pero me siento segura a su lado y se que ella me cuidará pase lo que pase.

Son cerca de las 09:00 pm y se esta formando una tormenta que amenaza con ser bastante fuerte, la verdad aún me dan miedo, sin embargo estoy sola con Nora porque Ana aún no llega a casa, me preocupa que algo le suceda; intente llamarla pero no contestó.

Empezaron los truenos cada vez más fuertes, sentía mi cuerpo estremecer con cada uno de ellos, mis ojos cristalinos con lagrimas amenazando con caer en cualquier momento, la mirada perdida en la nada, con tantos recuerdos del accidente que tuve de niña, rogando en mi interior para que Ana apareciera por esa puerta.

Nora: señorita me escucha

MariaV: eh si nora, dime

Nora: está usted bien? Necesita algo?

MariaV: no_ necesito a ana, pensé _ no necesito nada, gracias

Nora: estaré en la sala si me necesita

MariaV: perfecto Nora, gracias

Me volví a perder en mis pensamientos, hasta que unos minutos después me volvió el alma al cuerpo al visualizar a Ana entrando en la habitación

Ana: ya estoy aquí

MariaV: Ana, ven

Ana: déjame me sacó esta agua lluvia y me quitó esta ropa

MariaV: abrázame, por favor_ mis lágrimas empezaron a salir, parecía que con ella podía ser vulnerable _

Ana: está bien_ se quitó la ropa que llevaba puesta, quedando únicamente en ropa interior y se metió en la sabanas para abrazarme con cuidado_ ven aquí bonita

MariaV: Gracias, estaba rogando que llegarás

Ana: no pude contestar tus llamadas porque venía en el auto y había mucho trafico, pero ya estoy aquí contigo amor

MariaV: te he contado porqué me dan miedo las tormentas?

Ana: si, ya me lo contaste_ beso mi cabello_ María Victoria

MariaV: dime

Ana: te incomoda que esté en ropa interior en la cama?

MariaV: en realidad no, estás calentita

Ana: ok, ahora descansa, yo te cuidó

Me quedé dormida en sus brazos, desperté por la mañana tranquila, aunque sentía cierto fogaje en mi cama, intenté girarme pero ana rodeaba mi cintura con su mano, ya era normal despertar así y no me incomoda en absoluto, total es o era mi prometida, pero era su cuerpo quien desprendía ese fogaje bajo las sabanas, me giré como pude y efectivamente Ana estaba hirviendo en fiebre.

MaríaV: Ana, ana despierta, por favor

Ana: Uhm

MariaV: despierta

Ana: qué pasa?

MariaV: tienes fiebre, seguramente es por no sacarte esa agua lluvia anoche_ suspiré_ estas enferma por mi culpa

Ana: oye no, espera, nadie me obligó a nada_sostuvo mi mano_ yo me siento bien, dile a Nora que venga, ella nos ayudará a bajarme la temperatura

Me levanté y fui directamente con Nora, quien se encontraba en la cocina, le expliqué y ella solo me regaló una sonrisa, tomó unos cubos de hielo, unas toallas y se dirigió a nuestra habitación

Nora: buenos días señora

Ana: buenos días Nora, me ayudas, por favor

Nora: claro que si, ahora arriba

MariaV: que van a hacer?

Ana: tranquila, Nora siempre me ayuda cuando me siento enferma, lleva muchos años conmigo y conoce mis resabios

Se dirigieron a la ducha y ana se metió un rato en la tina con agua fría, luego de que ana se cambio con una pijama, volvieron a la habitación, y Nora puso paños de agua fría por el cuerpo de Ana, cambiándolos constantemente, la fiebre cedió bastante pero aún no desaparecía, me sentía culpable por hacer que ana se enfermera de cierta manera, así que le pedí a Nora que me dejara hacerlo, ella asintió y yo quedé poniendo paños por el cuerpo de Ana

Ana: Gracias por cuidarme

MariaV: es lo mínimo que podría hacer, además me gusta hacerlo

Ana: te gusta cuidarme?

MariaV: si, quiero que estés bien, tu siempre cuidas de mí, además se supone que eres mi prometida, es mi deber

Ana: María Victoria mírame, yo no quiero que me veas como un deber, yo entiendo tu situación y no pienso forzarte

MariaV: la fiebre se fue, estás mejor?

Ana: mucho mejor, gracias, voy a descansar un rato más

MaríaV: crees que me pueda quedar contigo?

Ana: claro que si, ven aquí

Pasó una semana desde aquel suceso, ambas estamos bien de salud, sin embargo, me encuentro en mi habitación esperando a que Ana regrese de trabajar, hoy tuvimos una diferencia y me siento muy mal, ella escucho mientras yo hablaba con andres por teléfono, le dije a él que no sabía exactamente como iba a funcionar las cosas con alguien que ni siquiera recordaba, y se que eso la hizo sentir mal porque se encerró en la oficina toda la tarde y antes de irse vi que tenía los ojos rojos, odio verla llorar y peor aún que yo sea la causa.

Me acoste al ver que no llegaba, pero cerca de las 10:00 pm se apareció en la habitación en silencio, seguramente pensó que yo dormía, se metió al baño a ducharse y minutos después se acostó tratando de hacer el menor ruido

MariaV: podemos hablar?

Ana: pensé que dormías

MariaV: te estaba esperando, necesito hablar contigo

Ana: no te preocupes, estuve pensando mucho y mañana me voy a pasar a un departamento aquí cerca

MariaV: que? _ no sabía exactamente que sentía pero no quería tenerla lejos_

Ana: es por el bien de ambas

MariaV: no Ana

Ana: es lo mejor créeme

MariaV: como crees que es lo mejor, claro que no lo es, estar lejos no ayudará a nada

Ana: no quiero forzar las cosas, yo te daré el tiempo que necesitas, quizás logres recordar o quizás no, pero así sabremos a que atenernos

No sabía exactamente si lograría recordar o no, entendí que mis sentimientos hacía ella iban más allá de una amistad, ella es una mujer maravillosa, si mis recuerdos con ella se borraron entonces me encargaría de crear nuevos a su lado, me acerqué lentamente y besé sus labios, en principio ella no me respondió el beso, luego sentí como se incorporaba de a poco, sus labios eran suaves, eran perfectos, eran míos y no podía perderlos.

MariaV: no te vayas

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