Cap2: Primer encuentro

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—Buenos días, señorita Zenith, vengo a traerle el desayuno

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—Buenos días, señorita Zenith, vengo a traerle el desayuno.

La ansiedad volvió; la sola idea de hablar con un desconocido era abrumador para Lara. Tenía los recuerdos de Zenith como respaldo, pero estaba muy insegura y aterrada. Respiro y tomo el valor para hablar:

—Pasa por favor —apenas la sirvienta entro, la saludo con cortesía y con un tono de voz neutral.

Agarro los cubiertos como manda la etiqueta de mesa. «De algo sirvió estudiar en un colegio de monjas, ¡gracias por enseñarme los modales básicos!», sonrió mientras comía. «Aunque eso no me quita mi forma, un poco vulgar, de hablar. Tengo que controlar mi vocabulario».

Cuando termino de comer, la misma sirvienta entro, a la habitación, a recoger el carrito con la vajilla y los cubiertos de plata. «Ahora que veo lo bien eso debe valer mucho dinero», pensó, mirando los cubiertos, embobada. «No te distraigas», agrego volviendo a sus sentidos.

—Si no es mucho pedir, ¿podrías volver y ayudarme a vestirme? –dijo antes que la sirvienta salga del cuarto.

—Uh? Claro señorita con gusto —respondió con una sonrisa.

«Según los recuerdos de Zenith su nombre era... Julieth»

Se paró de la cama y fue a ver el armario. «Todo es tan hermoso, siempre quise estos tipos de vestidos, si no fuera por mi preocupación probablemente lloraría de alegría», se dijo admirando los elegantes y finos vestidos.

Julieth entro al cuarto, y después de ayudarla le paso el cepillo, con delicadeza, por su cabello.

—Gracias Julieth, ya puedes retirarte

—No es nada señorita

«Ahora sé cómo se ponen estos vestidos; no puedo estar encerrada en este cuarto si quiero volver a casa». Salió de la habitación y contempló minuciosamente el alrededor de la mansión. Todo era tan hermoso y extravagante.

«Aquí es», entro a la biblioteca de la mansión y agarro el primer libro que encontró para luego observar el contenido. «¡Puedo entender todo lo que dice!, tengo la suerte de mantener estos recuerdos. Hablando de recuerdos ¿Kiel no regresaba hoy de Arlanta?».

—Hola Zenith —al escuchar que alguien le hablaba cerró el libro—. ¿Cómo estuviste? —expresó Kiel con una sonrisa.

«¡Imposible!, es guapísimo, muy bello para mis cochinos ojos», quedo deslumbrada ante tal belleza

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«¡Imposible!, es guapísimo, muy bello para mis cochinos ojos», quedo deslumbrada ante tal belleza. «Podría desmayarme si quisiera, nunca creía ver a Kiel en persona. Maldición ahora siento que no puedo hablar».

 Maldición ahora siento que no puedo hablar»

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Yo no soy Zenith!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora