Cap9: No es tan fácil

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Ya en la habitación, miraba su reflejo en el espejo

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Ya en la habitación, miraba su reflejo en el espejo. Mientras Julieth le pasaba el cepillo a su cabello, Lara pensaba en lo que haría después del debut, hasta que pueda volver a casa y arreglar todo lo que dejo suelto.

—Señorita Zenith —hablo Julieth—. ¿En qué piensa tanto?

—No es nada yo solo... —interrumpió su oración, después de ver unos muñecos, arrinconados, en una repisa—. ...solo estoy distraída.

Se paró de su asiento, para ir en dirección hacia aquello que vio. Los tomo con delicadeza, para luego quitarles el poco polvo que tenían. Los vio con detenimiento, y se dio cuenta que los muñecos eran Claude y Athanasia, solo que estaban algo descocidos.

—Julieth, antes de que te vayas, necesito hilo y aguja.

«Así que esto son los muñecos en los que se aferraba Zenith, ¿Por qué están descuidados?», pensó

Después de recibir los materiales, y darle las buenas noches a Julieth, se dispuso a enmendar esos hilos sueltos

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Después de recibir los materiales, y darle las buenas noches a Julieth, se dispuso a enmendar esos hilos sueltos. Luego de unos cuentos pinchazos en los dedos, pudo terminar. Se quedó mirando fijamente los muñecos.

«Por alguna extraña razón me siento culpable. ¿Es por todo lo que dije de Zenith?, eran personajes ficticios no creí que esto se volvería real. Maldición, ¿por qué me pasa esto?».

«tch », sujeto los muñecos un poco más de fuerza. «Si rompo la conexión de Anastacius con Aethernitas... tal vez se pueda volver mejor persona. ¿Estarás contenta Zenith?, tratare de darte lo que tanto anhelas».

El plan inicial de Lara era volver a su mundo, dejando algunas instrucciones a Athanasia para que no pasara por muchas desgracias, pero, las cosas se empezaban a complicar.

...

—Lara —hablo Zenith, después de que la música terminara, dando así el fin del baile—. Ese es mi nombre.

Kiel sonrió, pensó que estaba aceptando su amistad, y no estaba tan alejado de la realidad.

—Tú mismo lo dijiste, sigo sin confiar del todo.

—Lo comprendo —respondió Kiel algo decepcionado—. Tratare de ser más cercano a ti y te ayudare en los que necesites.

...

—¡Maldita sea! —exclamo después de tirarse en la cama, y dejar los muñecos.

«¿Porque tuve que recordar eso?, no es mi culpa que no sepa socializar;  mi último amigo lo conocí hace dos años. Creo que me tengo que disculpar y aclarar las cosas».

Las luces del cuarto se apagaron.

...

Abrió los ojos. Al parecer se había vuelto a dormir, pero todo lo que había visto antes seguía ahí, solo que había una señora, de avanzada edad, que estaba durmiendo sentada su lado.

«Tío y Kiel, ¿Dónde están?», se pregunto buscando con la mirada

No sabía que decir, ni donde estaba; todo era nuevo y raro. Poco a poco el miedo se iba acumulando.

—Mi niña despertaste —dijo con tono alegre la anciana, después de levantarse de su pequeña siesta. Se paró en dirección a ella.

Zenith no sabía que pasaba, ese no era su idioma, pero aun así entendía lo que decía. Se alejó de ella y luego se puso a llorar por el temor acumulado que tenía. La mujer se sorprendió, no esperaba que su adorada niña reaccionara así al verla.

—¿Acaso ya no recuerdas a tu nana? —hablo mientras la abrazaba. Era tan cálido y cómodo, como si ya conociera esos brazos—. ¿Quizás quieras ver a tus padres?, no te preocupes pronto vendrán verte.

«¿Padres?», pensó Zenith

«¿Padres?», pensó Zenith

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Yo no soy Zenith!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora