Cap 12: Esperanza

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Zenith y Kiel bailaban a gusto; los ensayos habían valido la pena

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Zenith y Kiel bailaban a gusto; los ensayos habían valido la pena. Pero, esa tranquilidad desapareció una vez que Zenith vio a Anastacius con Roger Alpheus. 

«¡Es imposible!, había olvidado que hoy Anastacius hacia su primera aparición», pensaba angustiada

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«¡Es imposible!, había olvidado que hoy Anastacius hacia su primera aparición», pensaba angustiada. Sin darse cuenta, piso a Kiel.

—Yo... este... este yo lo... lo siento —hablo Zenith, tartamudeando—, de verdad no quise, no lo hice a propósito.

—¿Estas preocupada por algo? —pregunto Kiel, mirando el alrededor—, o ¿viste algo?

—No... bueno, sí... yo vi... —respondió, sin terminar su oración al escuchar el fin de la música—. Yo tengo que buscar a alguien que me puede ayudar a volver. Nos vemos después, Kiel.

Zenith, perdiéndose entre la multitud, se alejó de Kiel sin poder escuchar lo que este le iba a decir.

—La cinta alrededor de tu cintura se está deshaciendo —hablo Zenith. Vio como Athanasia voltio hacia ella—. Es un gusto conocerla, princesa.

Athanasia disimulo su sorpresa con una cálida sonrisa y devolviendo el saludo:

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Athanasia disimulo su sorpresa con una cálida sonrisa y devolviendo el saludo:

—El gusto tan bien es mío. ¿Podría concederme una conversación privada con usted? —pregunto.

Zenith acepto con gusto, para luego irse, junto a Athanasia, a un lugar lejos del bullicio del baile.

—Recuerdo nuestro primer encuentro. ¿Cómo sabes todo eso? —hablo Athanasia empezando la conversación.

—Es un poco complicado, pero esto lo vi en una historia —dijo, con miedo a que Athanasia no le crea.

—¡¿Me estás diciendo que estoy en una historia que al mismo tiempo es otra historia?! —exclamo confundida.

Zenith asintió con la cabeza. Después de esperar a que Athanasia se calme, añadió:

—Yo necesito tu ayuda para volver a casa. No te preocupes, no te le voy a pedir gratis te diré todo lo que se.

—Yo no te puedo asegurar nada —dijo Athanasia. Vio como la expresión de Zenith estaba esperanzada—, pero veré que puedo hacer. Después de este baile organizare una fiesta de té, te enviare una invitación para que hablemos mejor y con más comodidad.

 Después de este baile organizare una fiesta de té, te enviare una invitación para que hablemos mejor y con más comodidad

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—Gracias —hablo Zenith, aliviada—. A cierto, usted vio a un hombre que parecía tener ojos de la familia real, ¿cierto?

—Sí, estas en lo correcto.

«Oh! Acerté, y yo que creía que no recordaba nada», pensó Zenith.

—Esa persona sí tenía los ojos de la familia real. Es Anastacius, hermano de Claude y mi padre... bueno, el padre de Zenith para ser exactos.

 bueno, el padre de Zenith para ser exactos

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Yo no soy Zenith!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora