v e i n t i u n o

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—¡Oh!, Soo me dijeron en la agencia que no había tanto trabajo, así que decidí venir a comer con ustedes— sonreí—

—Eso es genial Kook— sonrió y se sentó en la silla que estaba frente a mí—

—¿Entonces?

—¿Entonces qué?— dijo con una ceja arqueada—

—¿Recordaste algo al entrar a tú habitación?

—Aún no

—Jungkook, eso no es tan fácil— dijo el señor Ko—

—Bueno, pensé que así sería más sencillo que recordará

—Los recuerdos llegarán, conforme pase el tiempo Kook, eso dijo el doctor— dijo Soomin mientras comía un poco de arroz—

—Lo sé, lo sé— suspiré— Quiero que recuerdes, pero también quiero que te quedes así por siempre, ¿Es muy egoísta de mi parte?

—No tanto Jungkook— dijo el señor Ko, mientras ponía su mano en mi hombro— Yo también quiero lo mismo

—Oigan, no se pongan así— nos miró — La Soomin que ven ahora, es la Soomin que verán dentro de dos o tres meses, nada cambiará

—Yo solo espero que sea así, me dolería mucho que me ignoraras como lo hacías últimamente

—Bueno, bueno ya dejen de hablar y mejor coman que la comida se enfría— dijo el señor Ko mientras se sentaba en la silla a mi lado—

—¿Cuánto tiempo tendrás el yeso?— pregunté mientras comía un poco de carne—

—No lo sé, unos dos meses, iré a revisión cada semana así que me dirán cuando me lo quitarán— respondió despreocupada—

—Espero y sea pronto así podré llevarte a todos nuestros lugares favoritos— dije a lo que asintió emocionada—

—Oye Jungkook— me habló el señor Ko haciendo que le diera toda mi atención— ¿Por qué no vas con los vecinos después de comer?, tal vez y estén interesados en hablar sobre la casa— asentí—

Después de terminar de comer me dirigí a aquella casa que antiguamente era mía y donde tenía bastantes recuerdos agradables. Toque la puerta y fui recibido por un niño de unos 7 u 8 años.

—¿Quién eres?— dijo el pequeño—

—Oh, yo viví antes aquí— me miró con el ceño fruncido— ¿Están tus papás?

—¿Quién tocó la puerta cariño?— se escuchó la voz de una mujer que supuse sería su mamá— ¡Oh!

—Buenas noches— dije haciendo una reverencia— Disculpe la interrupción

—No se preocupe joven, ¿Qué se le ofrece?

—Ahm, bueno, pues me entere por el señor de al lado que quiere vender la casa

—Asi es

—Bueno, pues yo antes vivía aquí y quería saber si ya encontraron un comprador o aún esta disponible

—Muchacho nos caes como del cielo, pero ven pasa— se hizo a un lado dejándome entrar a su casa— Mi esposo te hablará sobre eso

Entramos a la sala y ahí estaba un señor de unos 40, viendo algunos papeles.

—Buenas noches señor— reverencie—

—Buenas noches joven

—Amor, el chico viene a ver lo de la compra de la casa— asentí—

—Ahh, siéntese joven— asentí y me senté frente a él— Y dígame, ¿Por qué le interesa la casa?, ¿Se va a casar?

—¿Casar?— dije sonrojado—

¿Hay dos como tú? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora