Capítulo 11 ~Tú eras el grito~

834 82 25
                                    

Capítulo 11

Narra Hiccup

Después de discutir con Mérida al menos 45 minutos sobre quién sería el primero haciendo guardia en la noche, yo le gané, así que primero sería yo una hora de guardia, luego sería Mérida, luego Jack y luego Astrid, luego repetiríamos el proceso.

Todos estaban dormidos, yo vigilaba, tenía como defensa el cuchillo que siempre llevé conmigo.

Miré los árboles, el fuego estaba por extinguirse por completo, estuve unos minutos esperando a que la hora pasara, yo estaba agotadísimo, pero no podía demostrarlo, no ahora, no con ellos, no con Rapunzel.

Rapunzel me parecía una niña que proteger, una hermanita a la que haría reír en los momentos tristes y haría lo imposible por verla feliz. Me agrada demasiado esa chica, pero es hasta ahí, un leve sentimiento de sobreprotección, nada más.

Miré a Astrid durmiendo, ella era una persona ruda, pero conmigo siempre fue una gran amiga y buena consejera, Astrid era mi novia, yo la amaba, aunque a veces no logro evitar pensar que todo ese amor puede irse en un segundo. Tengo miedo de que algo le pase, proteger a una persona es una cosa, proteger dos es otra, ahora proteger un grupo... algo completamente diferente, creo que logro entender un poco a la pelirroja, ahora.

Miré a Jack que estaba boca abajo exhausto, él no era mi mayor preocupación, pero logré ganar algo de cariño por su parte, él era otro niño más, aunque tenía confianza en que podría sobrevivir con un revólver y ya, su problema es lo despistado que es, no sé si lo dejaré vigilar, tal vez me ponga en su lugar.

Ahora me dediqué a ver a Mérida, ella estaba boca arriba con una mano en su abdomen, a la pelirroja no la conozco muy bien, pero no me agrada, no me agrada en lo absoluto, desde que vi lo que hizo con Rapunzel comenzó a caerme muy mal, y aunque ahora se hayan arreglado me sigue cayendo mal.

— Oye —murmuró a penas audible.

Miré confundido, Mérida me estaba hablando.

— Duérmete —dije serio pero en susurro, no quería despertar a nadie.

Ella se levantó y se sentó junto a mí.

— No puedo —dijo en susurro—, no creo que duerma en toda la noche.

— Que mal —dije sin interés mirando hacia otro lugar.

Hubo un silencio.

—Deja que yo vigile —dijo al fin.

— No —susurré enojado—, éste es mi turno.

— De acuerdo —dijo mirándome mal—, pero si no dejas que vigile, deberás hablar conmigo toda la noche.

— Bien, tú ganas —dije levantando mis manos.

Tenía más ganas de hablar con un árbol que con la pelirroja abandónica. Me recosté en el suelo y suspiré mirando el cielo, estaba demasiado agotado, así que mis párpados no tardaron en cerrarse y yo en quedar dormido.

Narra Mérida

Vigilaba en el horario de Hiccup, sé que no le agrado en lo absoluto, pero no me importa. Ésta noche no podría dormir, estoy muy segura de que no lo lograré, no tengo sueño, cuando seguía a los chicos tuve mucho tiempo de descanso, así que ahora estoy demasiado despierta. El castaño no tardó en quedarse dormido, me gustaría poder dormir con esa facilidad, tosí una vez y me tapé la boca con el codo ahogando ahí mi tos. Cuando me "separé" de los chicos me enfermé, supongo que es sólo una tos o un resfrío, moqueo mucho, así que debe ser algo por el estilo, por suerte nada grave.

Me quedé pensando toda la noche mientras vigilaba, no pasaba nada interesante.

Entonces, cuando estaba por amanecer escuché un ruido, agarré mi arco y preparé una flecha, miré con los ojos muy abiertos hacia los lados. Escuché de nuevo la ramita crugiendo al partirse, me levanté del tronco y caminé hacia el ruido, me separé un poco de mi grupo pero si me giraba completamente y daba dos pasos hacia atrás podía verlos, algo lejos, pero sin problema. Con mi arco y flecha tensos esperé a encontrar algo, pero absolutamente nada, debió ser mi imaginación, entonces me di vuelta para volver con los chicos, pero fue entonces cuando escuché un gruñido. Paré en seco y volví a mirar hacia atrás, asomé unos pasos, y pude distinguir tras las hojas de las lengas la piel aceitunada, la ropa desgastada, rota y sucia. Abrí mis ojos como platos, estaba por dar un paso hacia él, pero en ese intento, me taparon la boca y me jalaron hacia atrás, yo sólo forcejeaba, si hacía ruido esa cosa podría verme.

Nos alejamos bastante del caminante, pero no llegamos al campamento.

— ¡¿Estás loca?! —susurró enfadado, distinguí enseguida la voz, era Hiccup.

Me solté de su agarre y lo fulminé con la mirada.

— Tú no vas a mandarme —le dije desafiante.

— Mira, no me interesa lo que pienses —dijo—, pero no vuelvas a hacerlo, ¿Qué hubiese passado si algún zombie venía hacia nosotros? ¿Eh? Arriesgaste nuestras vidas y también la tuya —me señaló acusador.

— ¡Lo siento! —dije enojada y mirándolo a los ojos—, ¡LAMENTO EN SERIO NO SER TAN PERFECTA COMO TÚ!

Bufé y seguí caminando hacia los chicos que estaban despertándose. Me senté en el tronco con mi mirada seria y fría. Estaba molesta, ¿Quién se cree que es?

Un terrible y fuerte dolor invadió mi cabeza, me la tomé con ambas manos y cerrando con fuerza los ojos. ¡Maltido resfriado!

— ¿A dónde fueron? —preguntó Astrid parándose.

— Nada importante —dijo Hiccup con un tono algo sarcástico—, sólo le salvé la vida a la pelirroja —me fulmnó con la mirada.

Me levanté, no me importaba lo que dijese el idiota éste. Me acomodé el arco al rededor de mi cintura, agarré el pequeño bolso que siempre llevaba conmigo y esperé a que los demás, o mejor dicho; Hiccup diese la orden de irnos. Lamentablemente ahora él es el lider del grupo, y tendré que bancármelo... lo haces por Punzie, Mer, lo haces por Punzie.

Hoy de verdad hoy no me apetecía discutir con nadie, así que dejaría que dijese, pensase y viese todo como él quisiera, después de todo; a mí no me importaba su opinión.

Comenzamos a caminar a el mando de Hiccup, él y Astrid iban al frente, Rapunzel iba delante mío con Jack y yo atrás del todo, me gusta éste lugar, puedo vigilar si alguien viene por detrás o cosas por el estilo.

Perciví un frío aire recorrerme el cuerpo, era el maldito resfriado. Miré hacia atrás.

¡Elsa! ¡Elsa!

Escuché ese grito, al parecer nadie más lo hizo, ellos siguieron caminando sin prestar atención alguna.

¡Elsa! ¡Elsa!

Paré en seco, ellos no se percataron de que yo volví hacia atrás. Había un búnquer a unos metros de nosotros, pero también había un caminante a punto de entrar a él.

Corrí hacia el búnquer, el caminante estaba por abrir la puerta, pero antes de que lo hiciera logré atravesarle la cabeza con una flecha. Escuché nuevamente el grito, pero éste era de horror.

El caminante calló hacia atrás y pude ver a una chica, tan parecida a Rapunzel que asustaba. Sus ojos eran grandes y celeste marino, unas pecas a penas notables, una nariz larga y respingada, su cabello marrón-pelirrojo, diría que bordó.

La chica me miró con temor.

— Tú eras el grito —fue lo único que logré decir.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 05, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

The Big Four Apocalypcis [ORIGINAL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora