Capítulo 3

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Alice

Estaba nerviosa.

Tenía que ir al comedor para desayunar, pero no quería entrar ahí.

Ayer en la cena me senté junto a Felice. La chica intentó que no me sintiera incómoda, pero no ayudó mucho, porque las chicas que estaban sentadas al lado de nosotras, me analizaban con la mirada.

Se supone que debía de estar acostumbrada a que la gente se me quedara viendo, pero no era así. En cambio, me sentía incómoda.

En fin, tenía que entrar al comedor si o si, porque tenía hambre. Así que suspiré para tranquilizarme y entré al comedor como si no estuviera nerviosa.

Vi a Kate platicando con unas chicas, probablemente eran sus amigas y también vi a Felice, que estaba concentrada desayunando.

Me serví mi desayuno, y estaba por llegar hacia donde Felice estaba sentada, pero la voz de Kate me detuvo.

—¡Alice, siéntate conmigo! —señaló la silla vacía junto a ella.

No quería sentarme con Kate, pero tenía mucha hambre y estaba desesperada por desayunar. Así que me dió igual, me senté a su lado y comencé a desayunar.

—¿Que tal dormiste? —preguntó, luego de unos segundos.

—Bien, ¿Y tú?

—La verdad es que bien —admitió—. Dormí tranquila.

—Bien por ti.

Me limité a contestar solo eso, no tenía ganas de hablar con Kate.

Después de esa fallida conversación, el desayuno para ambas transcurrió en silencio.
Justo cuando estaba terminando mi desayuno, Felice se acercó a mi.

—Alice, tenemos que ir a clase —avisó.

Asentí y me despedí de Kate. Ambas llegamos al salón después de caminar unos pocos minutos.

Cuando entré, uno que otro par de ojos volteó a verme, pero no le tomé importancia. En cambio, me sentí aliviada cuando encontré a mi hermano sentado en una de las mesas. Me acerqué a él y me senté a su lado.

—Al fin llegas, Alice. Pensé que no vendrías.

—Y ese era mi plan —admití—. Pero Erik me llamó y me dió un sermón del porqué las clases son importantes. Así que me resigné y aquí estoy.

—Erik es muy aburrido, a veces se parece a mamá —asentí, de acuerdo con mi hermano.

No pudimos platicar más porque la profesora entró al salón y comenzó a dar la clase.

—Estamos de acuerdo en que el homicidio es lo peor en la lista, seguido por la pedofilia y la violación. Ahora, evasión de impuestos contra fraude de contribución, dos temas menos sensibles. ¿Que opinan?

No tenía ni idea. Era muy temprano para mi, apenas podía mantenerme despierta, y no solía pensar mucho en las mañanas.

Así que solo me concentraría en escuchar las opiniones de los demás, aunque me importaran una mierda.

Algunos levantaron la mano, dispuestos a dar su opinión.

—Walter —la profesora le dió la palabra a un chico.

—La evasión de impuestos implicaría que la persona ganó mucho dinero y por lo tanto, favoreció a la sociedad en la forma de creación de empleos —opinó.

—Okay —la profesora asintió y señaló a una chica—. Stella.

—Los que cometen fraudes no realizan aportes, los toman, y eso es peor.

¿Love or Duty? || Jóvenes Altezas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora