IV

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Al día siguiente fue una mano que sacudía mi barbilla violentamente la que me despertó esta vez.

─ Despierta ya, que no tengo todo el día.

Eve me observaba atentamente mientras yo trataba de enfocar la vista. Parecía aún más molesta que el día anterior.

─ La delicadeza no es lo tuyo ¿cierto? – no pude evitar preguntar con molestia.

Sin responderme me rodeó y se agachó desamarrando la tira de tela con la que me habían mantenido cautiva hasta el momento. Antes de procesar lo que estaba pasando, regresó y volvió a amarrar mis manos, esta vez frente a mí.

¿De qué me había perdido mientras dormía?

Hunter apareció de la nada tomándome con fuerza de las muñecas con una sola mano y me arrastró hacia las escaleras.

Desde ahí podía observar distintas mochilas apiladas a mi lado recargadas cuidadosamente contra la pared, habían recogido todo, incluida la cama improvisada que había utilizado Alex la noche anterior. Un mapa extendido sobre la pequeña mesa captó mi atención, aunque no durante mucho tiempo. El mapa quedó en el olvido cuando mis ojos se encontraron con una gran mancha rojiza adornando el piso en el lugar donde antes estaba ella.

─ ¿Todo listo? – preguntó Axe saliendo del que era mi cuarto ajustando la funda del arma a su cinturón.

Por un segundo olvide todo pensamiento que navegaba en mi mente. El pañuelo que había llevado el día anterior se encontraba en su mano, dándome la oportunidad de observar libremente su rostro. Definitivamente sus ojos azules enmarcados por unas cejas gruesas color negro, era lo que más llamaba la atención, pero la forma en la que su mandíbula marcada y nariz recta los complementaban creaban un aspecto que caía en lo irreal.

El golpe sordo de una maleta cayendo a mi lado me devolvió a la realidad.

Me regañé a mí misma por concentrarme en el líder del grupo de asesinos en lugar de averiguar qué estaba pasando.

Todos respondieron con un asentimiento de cabeza a la pregunta del pelinegro.

─ Bien. – Caminó hasta detenerse junto al mapa.

Todos nos reunimos a su alrededor y aunque trate de resistirme la fuerza de Hunter me superaba por mucho.

De cerca me di cuenta de que el mapa era de la ciudad en la que estábamos. Tenía algunos lugares marcados con equis y otros habían sido encerrados en círculos de color rojo, incluida la ubicación del búnker en el que nos encontrábamos en este momento.

─ Nos dividiremos en dos grupos. Eve, tú y Hunter irán a la reserva, quiero que averigüen si hay indicios de que alguien se está acercando más de lo debido a esa zona.

Ellos aceptaron de inmediato, sin dudar un segundo de las órdenes de Axe.

─ Nosotros nos iremos directo a La Caverna. Todos debemos estar reunidos antes de que se oculte el sol.

Había algo mal. ¿Por qué razón me mostrarían sus planes incluyendo la ubicación de lo que parecía ser su refugio?

Sentí mi corazón bombear con más fuerza contra mi pecho. Pero preferí quedarme callada estudiando los movimientos de todos a mí alrededor.

Hunter y Eve planeaban la ruta que usarían mientras Alex revisaba su mochila acomodando la computadora en su interior y Axe... él me estaba observando fijamente, su rostro mostraba indiferencia, ocultando cualquier pensamiento que pudiera pasar por su mente.

Negándome a mostrarle miedo le sostuve la mirada con la misma frialdad que él estaba ofreciendo. Unos segundos después sus ojos abandonaron los míos y bajaron hasta mi barbilla. Traicionando su fría máscara, sus ojos se crisparon con enojo por una fracción de segundo.

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