El beso era lento y tierno, un beso donde se mostraba el amor que se tenían. Ambos sonreían entre el beso, ningún quería terminar con.aquél neso tN desesdo por ambos.
Por falta de aire el beso fue terminado, al Separarse un hilo de salíba los unía.
Las palabras sobraban, sus miradas lo decían todo, entre ellos todavía existe esa chispa.
—Debemos irnos ya, ya casi es hora de ir a clases—
Murmuró el menor con nerviosismo.
—Eh....si, vamos—
Ambos se aseguraron que hubiera nadie y salieron volando directos a sus casas.
Durante sus caminos, ninguno dejaba de pensar en lo sucedido. La sonrisa en sus labios no desaparecía.
Ya en el colegio, se miraban de reojo y con una nerviosa desviaban la mirada. Sus amigos claramente notaban las miraditas entre ellos.
En sus respectivos salones, los dos mantenían distraidos en las clases por pensar en lo que pasó durante el amanecer.
—¡Hey, Daniel!—
Jessica colocó su mano en el hombro del más alto, mlentras caminaban por los pasillos del colegio.
—¡Hey! ¿Qué ocurre Jessica?—
—¿En qué piensas tanto? No prestaste atención a ninguna clase—
—
—Ehm....en nada, algo sin importancia—
Sonrió de lado con la mirada desviada.
—Ajá, nada importante; yo esa sonrisa me la conozco y creo saber quién es el dueñobde esa sonrisa, ¡Cuenta el chisme!—
—Hola hola—
Llegó saludando, Valeria, en compañía del chico de ojos oscuros.
—Hola, Oye Valeria, ¿De causalidad Sebastián estuvo distraído en clases?—
—¿Cómo lo adivinaste? Este niño que está a lado mio estuvo distraído en todas las clases—
—Interesante....—
Jessica miró de reojo a su amigo, con una sonrisa burlona.
—Oigan, ¿Si ustedes son....ya saben, por que van a la cafeteria? ¿Como soportan el olor de la comida humana?—
—Daniel y Sebastián son vampiros recién mordidos, y yo pues, reconozco a Daniel y sus hermanod desde chiquitos y pues me acostumbre al olor—
—Cool, iré a la cafetería por algo, luego los alcanzó—
Valeria se alejó del grupo.
Jessica miró a los chicos que estaban a sus lados.
—Ustedes dos se traen algo y me lo dirán ahora mismo—
Jessica los guió al árbol en el que siempre usaba su sombra para protegerse del sol.
—Sentados. ¡Ahora!—
Ordenó seriamente.
—¿Que ocurrió entre ustedes? Los notó medio....no sé.....¿Nerviosos?—
—Nada Jessica, no pasa pasará nada, ¿De acuerdo?—
Contestó el menor, con un tono frío, claro que quería decirle la verdad, pero tal vez no era lo correcto.
—Voy a creerlo por hoy, pero ustedes andan muy raros—