—Ehm...yo debo irme, permiso— Sebastián salió lo más rápido posible de ese incómodo momento.
—¿Me vas explicar qué pasó?— Temo miró seriamente a su hijo mayor.
—No pasó nada papá, quedó a dormir y ya— Respondió con normalidad, ingresando al baño de su cuarto. —Oh, y ya sabe.que ustedes son vampiros—
—¿Qué? Daniel, ven aquí ahora mismo— Ordenó Temo, pero el menor ya había cerrado la puerta del baño. —Daniel, te juró por Drácula que si no te haz convertido en vampiro, te mató—
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—Papi, ¿Y vamos a tener que mudarnos otra vez?— Preguntó una de las mellizas. Isabela, Qué twrminaba de desayunar.
—Bueno, según tu hermano podemos confiar en Sebastián—'Teno miró de reojo a su hijo mayor que parecía estar metido en sus oensamientos. —Daniel, hola, ¿Hay alguien en casa?—
—¿Eh? ¿Qué? Perdón, estaba pensando—'Daniel parpadeo un par vces para salir de sus pensamientos.
—Si, en un chico de ojos negros y tiene por nombrex Sebastián— Bromeó Laur, para molestar a su hermano.
—Tú cállate Camila, ¿Ó quieres que papá Ari se enteré que un niño te dio un beso en los labios?— Daniel miró de forma retadora a su hermana menor.
—¿Qué? ¿Cómo que un niño te beso?— Aristóteles casi se ahoga con su desayuno (ya saben, comida vampira)
—Daniel, era un secreto— Exclamó Laura mirando mal a su hermano.
—Ups, lo olvidé— Le dedicó una sonrisa inocente y se retiró del comedor.
—Laura Camila, explicame lo que tu hermano acaba de decir— El rizado miró seriamente a su hija.
—Ay papi, sólo fue un inocente pico, tampoco fue un beso— Trataba de explicar sin enredarse y tartamudear. "Esta me la pagas, Daniel"
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—Otro día rodeabda de simples mortales— Musito con desprecio, jessica, mientras miraba a su alrededor algo de diversión.
—Parece que olvidas que yo también soy mortal— Reclamó Daniel.
—Pero tu eres un mortal cool— Contestó, mientras sonreía al encontrar sus victimas.
Jessica puso sitiada sería directo a un grupo de chicas que desde el primer día, odio. Las populares, en especial su lider.
De sus ojos salierob rayos láser cayendo en el cabello de la víctima. Jessica sólo reía.por la reacción de la chica.
—Jessica, ¿Qué.hemos hablado sobre el tema de usar tus poderes de vampiro en la escuela?— Pregunto de forma seria.
—Nadie se dio cuenta, relájate— Respondio de mala gana. —Mejor dime, ¿Que onda con Sebastián?—
—¿De que hablas? Sólo es in amigo, bueno, aunque creo que ni amigo, es un odioso— Exclamo.
—Uy si, un odioso. Pues ese odioso está viniendo para acá, hola Sebas— Saludó de manera dulce mirando por encima de los hombros de Daniel.
Daniel volteó para comprobar lo dicho por su amiga, y si era verdad.
—Hola Jessica, hola tú— Saludó a la chica con una sonrisa y a Daniel sólo lo miró mal.
Jessica sólo miraba a ambos chicos que por más que se tirarán malas miradas, había algo de amor en ellos.
Sebastián se retiró y Jessica miro sonriente a su amigo.
—No tendré el poder de leer la mente, pero veo en sus miradas el reflejo del amor por el otro— Sonrió con estusiasmo.
—¿Qué? ¿Yo sentir amor por él? Ni en 80 años— Reprimio el ojimiel con "asco".
—Yo nunca me equivoco en una predicción y yo predigo que antes de lo que tarda un vampiro en morder a un mortal, ustedes dos serán novios, te acordaras de mi— Sonrio maliciosamente y se retiró a su salón. —Te espero en el salón, mortal tonto—
—Vampira tonta.
Sin darse cuenta, Jessica estaba siendo el papel de cupido con su mejor amigo y Sebastián.
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—Erick, cariño, ¿Qué haces?— Temo ingresaba el living, donde estaba el menor de sus hijos mirando por la ventana.
—Nada papi, sólo qie yo quería ir a la escuela hoy, mis hermanos no están y estoy aburrido— Decía el pequeño en forma de berrinche.
—Mmm...¿Qué te parece si jugamos con ustedes jugietes?— Temo cargó a su hijo, que reía un poco.
—¡Siii! ¿Pero y papi Ari?— Un tierno puchero se dibujo en los pequeños labios del niño.
—papi ahora no se encuentra en casa, pero cuando llegué podemos jugar los 3, ¿Te parece?— El pequeñín asintió mientras reía por las cosquillas de su padre.
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—¿Y como van las cosas en tu familia?
—Todo perfecto, como siempre, amo a mi familia— El rizado sonrió embobado al recordar a su familia.
—Se nota en tu sonrisa, y es entendible, con una familia tan linda como la tuya cualquiera sería feliz.
—Mi familia es maravillosa, ahora debo volver a casa, hasta otro dia— Aristóteles se despidió de su amigo y salió del local.
Saliendo del local, Aristóteles se encontró con una "vieja amiga".
—Hola, hola Aristóteles Córcega— La mujer miró de forma coqueta a al rizado.
—Hola Karla, ¿Se te ofrece algo?— Aristóteles miro con cara de pocos amigos a aquella mujer.
Si era linda, pero no se comparaba con su adorado esposo.
—No tengo tiempo para hablar contigo, tengo una familia que me espera— Aristóteles se retiró sin importarle los reclamos de la mujer.
—¿ALGÚN DÍA SERÁS MIO!— Gritó con euforia la mujer.
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•Ay, ¿Qué creen que pasará?