Ese mismo día en la tarde, la tarde era tranquila, claro que ahora tenemos a un chico ojinegro revisando toda su casa para ver si encontraba algo que ayudará con información de que esconden los padres de Daniel y los suyo.
—¿Qué haces, Sebastián?.— El hermano mayor de Sebastián llegaba a sala donde el menor buscaba en cada rincón.
—Ehmm...nada.— Balbuceo el menor y salió corriendo.
Sebastián corrió rapidamente a su cuarto, pero las voces de sus padres lo distrajo.
Se acercó lo más que podía a.la puerta del cuarto de sus progenitores.
—Temo esta seguro que está vez si funcionará.— Escuchaba hablar a su madre. —Lo que me da miedo es que pas como en el passdo.—
El menor no entendía nada, ¿En el pasado?.
—Confiemos en que Aris y Temo saben lo que hacen.— Escucho afirmar a su padre.
Tenía que hablar urgentemente con Daniel.
Salió corriendo a la casa del frente.
Tocó la puerta, la puerta fue abierto por Daniel.
—¿Qué haces aquí?.— Preguntó el ojimiel, con el ceño fruncido.
—Nuestros padres si se conocen desde hace años y lo acabó de confirmar.— Afirmó seriamente.
—Adelante.— Daniel se hizo a un lado dejando pasar al menor.
Al momento en que entró a la cass, sintió ese ya teconocido ambiente familiar, sentía tan familiar esa casa, como si ya hibiera estado.
Claro que los padres de.Daniel han invitado a su familia muchas veces a comer, pero esta sensación era más fuerte.
—Vamos a la sala.— Dani el caminó enfrente del menor para guiarlo.
Ya en la sala, los chicos se sentaron en sillones individuales, mirandose frente a frente.
—Ahora si dime, ¿Cómo confirmas eso?.— Preguntó el mayor, poniendo una mirada seria.
—Mi mamá le contaba a mi papá que tu papá Temo estaba seguro de que algo, no sé que, pero ese algo iba a funcionara esta vez.— Empezó a hablar. —También mencionaron un accidente del pasado.—
—Si todo esto que me cuentas llegará a ser real, ¿tú y yo no nos conoceriamos desde pequeños?.— El ojimiel tenía una cara de confusión.
—No lo creo, o sino lo recordariamos.— Contesto con obviedad. —Quizás y seconocieron antes de nosotros existieramos.—
Si tan sólo supieran el accidente que ocurrio hace 12 años atrás.
—¡Ya estamos aquí!.— Unas voces infantiles llamaron la atención de ambos afolescentes. —¿Hermano? ¿Dónde estás?.—
—¡Daniel, hijo!.— Escucho gritar a su papá Temo.
—¡En la sala!.— Devolvió el grito.
Todos se dirigieron a la sala dónde dijo Daniel que estaba.
—Oh, hola Sebastián.— Saludó Aristóteles.
—Hola señores, hola niños.— Devolvió el saludó con una sonrisa.
—Hola cuñado.— Saludaron las mellizas.
Daniel y Sebastián se sorprendieron por la forma.en que las niñas llamaron a Sebastián.
—Uy, oye.Isa, ¿Me acompañas a buscar algo en mi cuarto?.— Laura sonreía nerviosamente.
—Ehm...si claro, adiós.— Isabela tomó la mano de su hermana y salieron corriendo.
—¡Esperen!.— Erick corrió detrás de sus hermanas.
—¿Y qué hacían?.— Preguntó Temo para responder el momento un poco incómodo.
—Ehm...cosas del colegio.— Contestó lo primero que se le vino a la mente.
—Ah, ¿Trabajo en equipo?.
—Si, eso mero.
—Sigan con eso, nosotros iremos a preparar la comida. Tahi, vamos.— Temo arrastró al rizado.
—Ehm...bueno, creo que debo regresar a casa.— Sebastián estaba por levantarse del.sillón.
—Espera, ¿Por qué no te quedas a comer?.
—Ehm, ¿Tus padrea no se molestaran?
—No, mis padres encantados de que nos acompañes hoy.
—Bien, sólo le avisaré a mi mamá.
Por alguna razón, Sebastián se sentía en familia.
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—¿Y cómo se hicieron amigos?.— Pregunto Temo.
Daniel y Sebastián se miraron entre si, debían o pensar en algo y rápido.
—Yo digo que son novios en secreto.— Bromeó la pequeña Laura.
—¡Laura!.— Regalo Daniel mirando a su pequeña hermans con mirada amenazante.
(Y se preguntarán como es que Aris y Temo comen sin preocuparse de que Sebastián los descubra, pues eso es parte del experimento)
—Ay, sólo es una inofensiva broma.— Laura rodó los ojos.
—¿No les molesta, verdad?.— Isabela miró a los adolescentes con ojitos de perrito regañado.
—Claro que no pequeña.— contestó el ojingro con una sonrisa nerviosa.
Mientras tanto Aristóteles y Temo se fueron a su mundo, dándose pequeños besos. A Sebastián sólo miraba imcomodo a Daniel.
—Tranquilo, es cosa de todos los días.— Susurró el ojimiel.
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—Tu familia realmente es muy agradable, gracias por la invitación.— Agradecía elenor, mientras salía de la casa de los Córcega en compañía de Daniel. —Me sentí...en familia.—
—Creo que ambos empezamos mal, creo que iniciamos con el pie izquierdo. ¿Amigos?.— Daniel estiró su mano en señal de amabilidad.
—Amigos.— Tomó la mano.
—Era obvio que eres un ofrecido.— Una voz hizo que ambos miraran a esa dirección.
—¿Y tú quién eres?.— Preguntó Daniel, desconcertado.
—El novio de Sebastián.— Contestó el chico, con simpleza.
—Querrás decir ex-novio.— Contestó friamente, el menor.
—¿Me estás terminando?.— Preguntó bruscamente, acercándose va el, pero...
—¡Ni trates de acercsrte a él!.— Daniel se puso enfrente del ojinegro.
—No te metas, es cosa entre él y yo.— Dijo bruscamente.
—No hay nada entre tú y yo.— Volvió a hablar fríamente.
Sebastián recordó las palabras que su amiga le decía siempre y también lo que.Jesiics le dijo. "Haste valorar, encuentra a alguien mejor".
—Entre tú y yo no hay nada más, e.—El menor miraba seriamente al que ahora era su ex.
—Claro, como ya tienes un muevo ligue.— Contesto con frialdad. —Pero esto me la pagarás.—
Después de que el ex del menor se fuera, Sebastián abrazo a Daniel buscando protección.
Al menos ya no sería víctima de maltrato.