Una confesión fuerte

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—Daniel, ¿Escuchaste todo?— Pregunto bajito, Jessica.

—Y me hubiera gustado no escucharlo— Murmuró el ojimiel, sollozando. —¿Él se encuentra bien, excepto que sus colmillos ya aparecieron—

—Al ser vampiro recién mordido, su vampiro interno ya desea sangre humana— Decía Aris, mientras revisaba al recién vampiro. —Tahi, ¿Todavía quedan formulas?—

—Si, hay algubas en el refri, voy por una— Dijo, retirándose.

—¿Quién fue el vampiro que lo mordio? Jessica, ¿Quién fue?— Pregunto con seriedad, sus manos comenzaban a formar puños.

—Lucas, mi hermanastro— Musito la chica. —Pero no vayas a tratar algo, sabes que la fuerza de un vampiro no se compara con la de un mortal. Déjame yo me encargó de Lucas—

—Te lo dejo en tus manos.

—Daniel, cariño, creo que tú serás la persona correcta para decirle a Sebastián que ya no es un humano— Temo miró a su hijo mayor con algo de seriedad y súplica.

—Será difícil, pero lo haré— Sonrió levemente.

—Sebastián no tarda en despertar, el desmayo de un vampiro recién mordido dura entre 10 y 15 minutos— Explicó Jessica, miró a Daniel. —¿Crees poder aguantar despierto?—

—Si, estoy seguro, pero igual manera iré por un vaso de leche.

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Minutos después han pasado y el ojinegro comienzo a despertar.

—¿Qué...qué ocurrió?— Preguntó ñevemente miemtras habría sus ojos.

—Por fín despiertas, ¿Cómo te sientes?.

—Bien, eso creo, pero me siento raro.

—Sebas...hay algo que debo contarte, no te vayas a alterar.

—¿Qué ocurre? Daniel, no me asustes.

—Ven, sigueme— Daniel entrelazo su mano con la del menor.

Caminaron al espejo de cuerpo completo que estaba en la sala, se posaron enfrente.

—¿Qué es lo que ves?— Pregunto Daniel con algo de miedo.

—Veo a ti, pero...— Sebastián tembló al ver que el no se reflejaba. —Yo no me reflejó...—

—Ahora ven conmigo— Volvió a guiarlo a la cocina,.del refrigerador sacó una bolsa con un liquido rojo. —Esto es sangre humana, ¿Qué zientes con solo escuchar la palabra sangre?—

El labio inferior de Sebastián temblo, sus ojos .comenzaban a volverse rojos y unos filosos colmillos se hacían presencia en su boca.

—Dime que no es cierto, ¿Soy un vampiro?— Preguntó asustada.

—Lo eres, el chico que te visitó es un vampiro que odio por haberte convertido en... en un vampiro— Murmuró lo último. —Debes aprender todo sobre los vampiros—

—¿Pero...pero cómo?.

—Debes ir a las clases de vampiros recién mordidos— Jessica ingresó a la cocina. —Allí te enseñaran todo lo que debes saber—

Una Familia, ¿Diferente? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora