A life

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⚠️Contiene spoilers del manga de Haikyuu⚠️



Hasta que cumplí dieciseis años nunca me di cuenta de lo mucho que Oikawa había estado presente en mi vida. Siempre había sentido que era natural que estuviera conmigo, pero nunca me paré a pensar en el por qué me sentía tan cómodo cuando estaba conmigo.

- ¿Cuándo vas a confesarle a Oikawa tus sentimientos?.

Maki me preguntó mientras estaba sentado en el regazo de su novio, Mattsun. Como siempre, a la pareja no se le escapaba nada y comprendieron mis sentimientos, incluso antes de que yo mismo me diera cuenta. Decidí quedarme callado mientras apretaba los puños y dejaba que mi rostro se tiñera de rojo. En ese instante, Oikawa entró en el gimnasio, corriendo en nuestra dirección con una sonrisa postrada en el rostro.

- ¡Iwa- chan!

No sabía muy bien por qué pero cuando mi mejor amigo ya estaba a nuestro lado, me levanté y acerqué a Oikawa para juntar nuestros labios. Al principio, se quedó paralizado pero después de unos segundos continuó el beso, incluso añadiéndole lengua. Ese fue el inicio de nuestra relación.









- Hajime, tú sabes que siempre ha sido mi sueño.

Oikawa y yo llevábamos cuatro años viviendo juntos. Nunca habíamos tenido problemas en nuestra relación, pero ahora nos habíamos topado con un gran bache. Tooru había continuado jugando vóley, pero yo había decidido convertirme en entrenador. Todo iba bien hasta que le propusieron un puesto en el equipo nacional de Argentina.

- Lo sé, Tooru.

Sabía perfectamente lo mucho que deseaba jugar en el equipo argentino desde que era niño, pero tenía miedo a perderlo. Tenía miedo de entrar en una relación a distancia y que no llegara a funcionar, pero tampoco quería frustrar sus sueños debido a mi egoísmo.
Como si hubiera leido mi mente, Oikawa me encerró entre sus brazos para intentar calmarme.

- Sé que esto te asusta, pero siempre has sido el único para mi. Lo único que nos queda es confiar uno en el otro.

Días después, estaba frente a una ventana, mirando como el avión surcaba el cielo. Oilkawa tenía razón, la confianza es lo que nos mantendría juntos.









Estaba nervioso, en unos minutos íbamos a jugar la final en los Juegos Olímpicos, y lo que era peor es que nos tocaba contra Argentina. Aunque Oikawa y yo seguíamos en una relación, llevábamos casi un año sin vernos, por lo que nuestro reencuentro me ponía mil veces más nervioso.
Atsumu, el mejor amigo de Tooru, se acercó a mi para intentar calmarme.

- No tienes por qué sentirte nervioso, si te sientes inseguro déjame decirte que te has puesto muy bueno- aww

Kiyoomi lo golpeó en la nuca, seguramente por celos. Gracias a esto, mi humor mejoró y mis nervios se calmaron. Decidido, me levanté y me dirigí a todo el equipo.

- ¡Bien, salgamos ahí afuera y mordamos el oro!

Al entrar a la pista, no pude evitar escanear a todo el equipo contrario en busca de mi pareja. No se me hizo demasiado complicado, pues Oikawa destacaba por su gran belleza, y también por que era el único asiático entre los argentinos. Cuando cruzamos miradas, empezamos a sonreír inconscientemente y a reprimir el deseo de ir a abrazarnos.





Había sido un partido intenso donde ambos equipos habían dado lo mejor de sí mismos. Cuando el equipo albiceleste anotaron el punto de la victoria, esperé a que los chicos se acercaran al banquillo para llenarlos de palabras esperanzadoras con proyección de futuro. Nos dimos un último abrazo grupal y después por fin dirigí mi mirada hacia el equipo ganador. Oikawa era el único que no saltaba de alegría, sino que esperaba el momento en el que pudiera abalanzarse sobre mi.
Empezamos a correr, encentrándonos en el medio de la pista mientras enredábamos nuestros brazos en el contrario. Todo el estadio se quedó en silencio a excepción de los componentes de ambos equipos, que eran los únicos que sabían sobre nuestra relación.
Antes de que Tooru pudiera hablar, empecé a recitarle el discurso que tanto había estado practicando mientras metía una de mis manos en mi bolsillo.

- Siempre has estado a mi lado, tanto en mis buenos como en mis malos momentos. No pasó mucho tiempo de mi vida cuando me di cuenta de lo influyente que eres en mi vida, de lo perdido que estaría si no estuvieras a mi lado. Por eso sufrí tanto cuando te ofrecieron ir a Argentina, pero no dejé que el miedo arruinara lo nuestro así que decidí creer en tí, en mí, en nosotros. Nunca me arrepentiré de haberte dejado ir y cumplir tu sueño porque la distancia, antes que rompernos, nos ha unido más que nunca y nos ha enseñado a atesorar cada momento, por pequeño que sea - después de recitar mi discurso, me arrodillé y saqué una pequeña caja de terciopelo negro - Oikawa Tooru, ¿te gustaría compartir el resto de nuestras vidas?

- ¡sí!

Oikawa se inclinó para unir nuestros labios en un dulce beso mientras que el estado se llenaba de vítores y aplausos.
















*








AAAA siempre había querido escribir una historia de cuando Oikawa juega en el equipo argentino porque, por si no lo saben, yo soy de Argentina :)

Iwaoi & Sakuatsu storiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora