Cartas para Tigresa

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Para ninguno de los cinco era secreto que Tigresa y Po intercambiaban cartas, rara vez preguntaban por su contenido, pues sabían que si fuera algo importante Tigresa les avisaría al instante, y si no era importante para todos seguro era algo mas personal y tampoco querían ser chismosos.

Excepto víbora que de vez en cuando indagaba un poco mas, pero nada de lo que lograba obtener era demasiado interesante.

Las cosas en el palacio fueron tan tranquilamente como podían ser, pues aun seguían lidiando con reparaciones, remodelaciones y reestructuración del palacio. Aparte de que el primer trabajo de los 5 y Po, fue recuperar todos los rollos y tesoros que se encontraban en los escombros o habían salido volando al valle después del duro golpe.

Afortunadamente habían recibido apoyo de muchos pueblos, maestros de Kung Fu, incluso del emperador lo cual había acelerado mucho las cosas, pero también hacia que últimamente hubiera abundante gente en el palacio para ayudar con la construcción, en especial en el salon de los heroes, la zona mas afectada de todas.

Tigresa camino a su habitación, el día había sido mentalmente agotador para ella pues ya habían pasado días desde la ultima carta que recibió de Po y su mente comenzaba a darle una mala jugada.

Entro a su cuarto y cerro la puerta tras ella, se deshizo deshizo de su hanfu y tomo su pijama de seda estilo chino, que era de un fuerte rojo, solo la usaba cuando estaba segura de que ya no saldría de su cuarto.
Miro su escritorio, dudaba si escribirle otra carta a Po pues temía abrumarlo en su misión.

—Po esta bien, debo dejarlo cumplir su deber como maestro — se repitió mentalmente como mantra hasta quedar dormida.