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—¿Enserio?

—¡Sí! Mi turno termina a las dos, así que no me esperes para cenar. —decía Geno mientras cerraba su mochila para llevarla en la espalda.

—Vaya... Que interesante... —Error manipulaba su celular mientras escuchaba hablar con atención a su hermano de su nuevo trabajo de mesero en un club nocturno que abrió hace una semana y tuvo buen apogeo. —¿Cuánto dijiste que pagaban?

—Eh... Quinientos dólares... A la semana... —no estaría nada mal ponerse una meta inicial.

—¡¿A la semana?! ¡Enserio deben de ganar bien! —al moreno casi se le cae su móvil del asombro.

—Sí, lo mismo digo. —olfateó su ropa para verificar que el supresor de olor funcione. —Bien, ya debo de irme, duermes temprano. —ordenó antes de salir de su hogar, escuchando un "Como digas" desganado de su hermano menor.

Estaba muy nervioso, el momento en el que le confirmó a Dreemur para trabajar en su establecimiento fue en un momento en el que estaba algo débil y se dejó llevar. Esperaba no arrepentirse, perdería su virginidad con Dios sabe quién, solo esperaba que lo trataran bien.

Al estar en la puerta observó cómo los guardias de seguridad le daban unas píldoras a los asistentes y procuraban que las consumieran, la primera vez que estuvo ahí, en la cual ingresó junto a Dreemur, no se percató de ello, ahora tenía curiosidad por saber la función de esas píldoras.

Los guardias lo detuvieron cuando estuvo a punto de ingresar.

—¿Usted no es un empleado? —preguntó el guardia de la derecha.

—Eh... Sí, es... Ah... Mi primer día... —apretaba las tiras de su mochila para controlar su nerviosismo.

—Ah, entonces, pasa nomás, con confianza. —dijo el guardia de la izquierda con tono simpático.

—Muchas gracias. —se encogió de hombros, al entrar sus manos de relajaron y soltaron los tirantes de su mochila, los distintos aromas inundaron sus fosas nasales.

Veía el escenario, unas señoritas estaban dando un espectáculo de teiboldance, unas señoritas... Junto a un chico el cual acaparaba gran parte de la atención. Decidió ignorar ello hasta que vio como el chico pasaba por la extensión del escenario, moviendo sus caderas y dando pasos de diva total, como un modelo profesional y sexy. Una idea vino a la mente del esqueleto, pero sacudió su cráneo y decidió olvidarse de ello, caminó hasta la zona de bebidas y entró detrás de la barra con el permiso de Grillby, el bartender del lugar el cual le guío hasta la puerta de personal autorizado, ahí es donde el club nocturno mostraba su verdadera cara.

Era un pasillo grande con muchas habitaciones con puertas de color marrón oscuro, tenía varias cámaras de seguridad, la puerta del fondo era la oficina de Asriel por lo que Geno empezó a caminar hacía esta, intimidado por los distintos aromas que llegaba a sentir. Al estar frente a la puerta debida la tocó con algo de fuerza, se pudo escuchar desde el interior un "Adelante". Nuestro protagonista suspiró con tal de calmarse e ingresó a la oficina.

—Buenas tardes, joven Dreemur. —apretó de nuevo los tirantes, el olor a tabaco inundó su mente, no le gustaba, su jefe estaba sentado frente a su escritorio, revisando unos papeles mientras fumaba un cigarrillo.

—Buenas tardes. —despegó la vista de los documentos y le dió una calada a su cigarrillo. —Me alegra que seas más puntual de lo que esperaba, al parecer no te parece muy mala la idea de trabajar aquí. —se hundió en el espaldar de su asiento de oficina.

—Eh... Jeje... Sí... Por supuesto... —miró a otro lado, incómodo, su olor lo delataba.

—Tranquilo, si deseas puedes decirme Asriel, no es tan necesario la formalidad en un prostíbulo. —aplastó su cigarrillo en el cenicero que estaba en su escritorio y se puso de pie, vestía con un pantalón, zapatos y saco negros una camisa blanca.

Pasarela [AfterDeath]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora