13

229 41 26
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Miró con desprecio las luces neón ser encendidas a la lejanía, mostrando el nombre del local a todo esplendor y haciéndole soltar un pesado suspiro. Notó cuando ya estuvo cerca que la aglomeración de gente en la fila era mucho mayor a los días anteriores, siendo esto una gran mala señal para sí. 

En poco tiempo ocultar su imagen sería imposible. 

Trató de cubrir su rostro lo mejor que pudo con ayuda de su bufanda roja y la chamarra que tenía puesta, pasando desapercibido hasta que entró a su área de trabajo, exactamente a su habitación. 

—¡Dios, ¿es que siempre estarás aquí esperándome?! —reclamó al ver al humano ahí, acercándose amenazante a este.

—Buenas tardes a ti también, Geno. —Lust habló con desgano. —Y no es solo porque quiera, Asriel me encargó tu cuidado, debo de vigilar que estés bien cada que pueda, querido. —se puso de pie, alejándose de la cama en dirección a la puerta. —Mas bien ya vístete que vendrá alguien importante por ti. Debes de esperarlo correctamente.

Ante ello el esqueleto soltó un bufido amargado, como un adolescente regañado.

—Sí, sí, ya lo sé... —abrió el guardarropa, sonriendo levemente ante una idea que cruzó por su mente de manera fugaz. Volteó a ver al humano que ya estaba por irse, llamando su atención alzando un poco la voz. —¡Oye! ¿Y si cambiamos de habitación? No creo que el tipo súper importante sepa qué le espera detrás de mi puerta, así que no habrá problema con que tú le atiendas como realmente se lo merece. —su voz era juguetona en cierto punto.

Lust volteó a verlo con una expresión aburrida, poniendo una mano en su cadera y poco a poco mostrando una sonrisa de amiga falsa.

—Ay querido, no sabes lo mucho que me encantaría ayudarte... —su voz era aguda y fingida, con el mismo toque de jugueteo que el de Geno. —Pero no puedo hacer nada por quien siempre me trata como si el ser amable lo fuera a matar. —dicho esto se retiró dando un portazo, no estaba siendo un buen día para él y eso cualquiera podría notarlo, solo que no todos sabían la razón.

—Ugh, que amargado. —dijo para sí mismo, volviendo su atención en el guardarropa para sacar un conjunto cualquiera, en verdad no le importaba mucho como luciría, después de todo la ropa siempre terminada tirada y hecha un desastre en alguna parte de la habitación.

Ya cambiado y sin ninguna molestia cambió el cartel de la puerta. Estaba por irse a acostar en la cama hasta que algún cliente llegara pero la puerta fue tocada de inmediato, ni le dejó dar un paso lejos.

—Mierda, eso fue rápido... —ahora la situación de su vida privada le preocupaba mucho más. Acercó su mano a la perilla de la puerta, abriéndola y mostrando su mejor cara, al menos la que podía en ese momento en el que tenía un montón de cosas pasando por su cabeza. —¿Listo para un rato de diversión? —su voz salió monótona, como si fuera un robot programado previamente.

Pasarela [AfterDeath]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora