Hacía muchos años que había dejado de perseguir a cazadores de demonios, sin duda recuerda haber sido una tarea de por si extenuante, también muy agotadora... e intentarlo vanamente por tantos años anhelando la oportunidad de que escucharan sus palabras, tampoco fue una opción viable; los cientos de pergaminos que escribió intentando incorporar meticulosamente dentro del equipamiento de los espadachines, tampoco tuvo éxito...
estar horas esquivando y esquivando los ataques de espada mientras gastaba saliva en vano tratando de hacer lo posible para hacerlos prevenir de los siguientes movimientos de Kibutsuji, se volvió una rutina a la cual había cedido años atrás.
el corte a mitad de su cuello que regeneró de inmediato al acercarse demasiado a uno de los cazadores, fue una advertencia clara que exponía al arriesgarse demasiado.
Ira e impotencia como ninguna, era derramada de los violáceos iris de la demonio al seguir sin conseguir nada; pero aun así, útil o no, fuerte o débil, ellos compartían el mismo objetivo que ella, aliados combatientes por un mismo objetivo con Shinobu actuando por las sombras.
si estos no fuesen lo suficientemente diestros, y morían a garras de un demonio, entonces no serían las de ella; aquellos espadachines eran un platillo del que Kocho no se permitía tener en el menú.
Y la maravillosa coincidencia del lugar, favorecería la charla que no podía ser desaprovechada, porque en distinta situación, el pilar no hubiera cavilado ni un segundo en decapitarla.
-por favor, retira tu mano de la espada ahora mismo~... a no ser que quieras apostar quién de los dos llega más rápido hacia la familia que quisiste proteger~ -Por la reacción que detectó bajo la máscara del pilar, supo que esa amenaza no le hizo nada de gracia, pero de no utilizarla, tendría el mismo resultado que tuvo con los otros cazadores años atrás-
Tras unos segundos de nula respuesta, intuyendo que el hashira trataría de buscar otras opciones para atacar y defender al mismo tiempo, Shinobu "desenvainó" primero.
-deja de pensar en lo que sea que estés pensando y céntrate en mí... -la seriedad de muerte con la que habló le sorprendió hasta ella, una mierda que desperdiciara su última oportunidad hablando con un hashira- yo odio... En serio odio ser un demonio... y al igual que tu, también lucho cada día de mi vida para detener a Kibutsuji... me cuesta aceptarlo, pero relativamente hablando, es imposible eliminarlo... -tragó saliva con dificultad apretando sus puños- "pero eso no significa que no podamos debilitarlo..."
La distancia de 1 metro que los separaba, se fue acortando a cada segundo debido a los leves empujes de los transeúntes que comenzaban a salir de los locales cercanos acabando con sus jornadas laborales, provocando que la voz de Shinobu se perdiera entre las conversaciones y risas de los varones.
Un pequeño desfile acompañado de grandes fuegos artificiales provocaba que el pilar arrugara sus facciones bajo la máscara inclinando su cabeza cada vez más hacia ella, esforzándose por seguir escuchándola; Shinobu comenzó a alzar su voz tratando que destacará del resto, y cuando llegó al punto en el que tenía que comenzar a gritar, sujetó su pecho con fuerza y utilizó la otra mano para detallar su explicación con desesperación.
-¡TE DARÉ LO QUE QUIERAS A CAMBIO QUE CONFÍES EN MÍ! ¡YO EN VERDAD ODIO SER ESTO! ¡SANTO DIOS, EN VERDAD LO ODIO! ¡¡EL PLAN QUE TENGO BAJO LA MANGA PODRÍA ACABAR CON CADA UNA DE LAS LUNAS!! -los empujes de los transeúntes que corrían para poder observar mucho mejor el espectáculo de luces en el cielo, se volvieron más bruscos, incitando que la línea de tensión entre presa y cazador, se volviera cada vez más delgada- ¡¡SI ME DEJAN AYUDARLOS!! ¡¡YO LES PROMETO...!! ¡¡LES PROMETO QUE....
Un fuerte empujón en la espalda de Shinobu, provocó que el pilar instintivamente desenfundara su filosa katana; y sin posibilidad de volver a restablecer el sosiego de ese único encuentro, Kocho chistó sus colmillos y se aferró al brazo del joven más cercano.
ESTÁS LEYENDO
Giyuushino- No mires atrás, estas a salvo ahora
FanfictionEn la era meiji ella se había convertido en demonio contra su voluntad. Aun trabajando estrictamente para Kibutsuji, los bellos ojos azules que contenían el sombro del mar del pequeño bebé azabache, podría ser su mayor adiccion que la llevaría a su...