Día 5: Híbridos

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Tardé en escribir esto porque tenía pensada una historia larga, pero no me dio tiempo a terminarla ayer, y decidí acortarla para que me diese tiempo a escribir el día 6 del month también.

El mundo estaba dividido en diversas especies de híbridos, desde la más conocida como eran los hombres lobo hasta los híbridos de caballitos de mar, había todo tipo de híbridos, y dependiendo de tu especie se enseñaba con que otras especies te podías llevar bien, con cuales no, cuales eran peligrosas, cuales eran tus presas... Todo dependía de qué clase de híbrido fueses.

Por todo esto, no era extraño que hubiese guerras entre especies. Los híbridos de lobo y sus derivados no se llevaban bien con los híbridos de felinos, y cada cierto tiempo había alguna pelea entre ellos. Los híbridos de búho no se llevaban bien con los híbridos de serpiente, porque a diferencia de los roedores, éstos siempre se empeñaban en hacerles frente y darles pelea a pesar de que objetivamente hablando eran su presa, así que cada vez que dos individuos de éstas especies se encontraban, la situación en el mejor de los casos era tensa, en el peor, se iniciaba una nueva guerra.

Lo que Willy menos se esperaba encontrar al salir a pasear esa mañana era a un híbrido de búho, que no solo estaba despierto a esas horas tan inusuales para un ave nocturna, si no que parecía extremadamente alerta si se guiaba por la forma en la que esos ojos amarillos le miraban sin apenas pestañear. Se preparó para una posible pelea, enseñando sus colmillos que contenían un veneno mortal, a lo que el búho batió sus alas en su dirección, tratando de intimidarle y que así se alejase. Sin embargo, Willy hizo todo lo contrario, en un movimiento rápido digno de los de su especie se abalanzó contra el búho, inmovilizándolo contra su cuerpo. El búho trató de deshacerse de su agarre sin éxito, y justo cuando Willy iba a clavarle sus colmillos para matarle, se desmayó, lo que hizo que se detuviese al darse cuenta de que, por alguna razón, había dejado de resistirse. Lo soltó, haciendo que su cuerpo cayese al suelo, alejándose un par de pasos para verle mejor, dándose cuenta de que parecía gravemente herido. Dudó por unos momentos sobre lo que hacer, pero al final suspiró, decidiendo ayudarle.

Lo cargó hasta su casa, que estaba en medio del bosque, agradeciendo que los de su especie fuesen solitarios por naturaleza. Una vez ahí lo dejó descansando en la cama mientras él iba a por medicinas al pueblo más cercano. No tardó mucho en volver, preocupado por si su huésped despertaba haciendo un alboroto al estar en un sitio desconocido. Para su alivio, seguía durmiendo, así que decidió preparar algo que una persona enferma pudiese digerir fácilmente después de curar lo mejor que pudo sus heridas con lo que había comprado. Terminó de preparar todo y se sentó a esperar pacientemente a que despertase.

Lo primero que vio el búho al abrir los ojos de nuevo fueron un par de serpentinos ojos verdes que le miraban fijamente, cosa que le hizo sobresaltarse y tratar de alejarse. Willy se apartó al ver lo alterado que estaba, tratando de parecer lo más inofensivo posible.

-Tranquilo, estás a salvo, no te voy a hacer daño, tranquilo -Repite con voz suave, casi hipnotizante, para calmarle- No te muevas demasiado ni muy bruscamente, o tus heridas se abrirán de nuevo -Continúa hablando, viendo que el búho se iba calmando poco a poco- ¿Cómo te llamas?

-...Fargan... -Respinde con voz ronca y débil

-Un placer, Fargan, yo soy Willy. Perdona mis modales, no suelo tener visitas -Comenta de forma amigable mientras le pasa un vaso de agua. Fargan lo coge, bebiendo del vaso poco a poco sin quitarle los ojos de encima- También te he preparado algo de comer por si tenías hambre al despertar -Le acerca el plato de comida, pero el búho no hace ningún movimiento- Si no tienes hambre puedo calentarlo después -Dice despacio, tratando de tener paciencia, era obvio que Fargan no lo había pasado bien, así que era normal que fuese precavido, sobretodo con un desconocido

-...¿Por qué me has ayudado?

-Esa es una pregunta inesperada, pero si tuviese que decir algo... Supongo que matar a alguien herido e inconsciente era un movimiento demasiado bajo, incluso para mí -Se encoge de hombros, sin darle demasiada importancia

-Pudiste simplemente dejarme ahí, no era necesario que me trajeses a tu casa, curases mis heridas y me dejases dormir en tu cama ¿Qué estás planeando?

-Eso habría sido demasiado cruel por mi parte, no habría podido dormir por las noches si hubiese hecho eso, y no estoy planeando nada, de verdad. Si tanto desconfías de mí, puedes considerarlo mi buena acción del siglo -Fargan le mira con los ojos entrecerrados, sin creerse demasiado sus palabras, pero por ahora no le quedaba más remedio que confiar en él, así que decide comerse la comida que le ofrecía. Si resultaba estar envenenada, bueno, tampoco perdería nada, porque sin la ayuda de Willy habría acabado muerto tarde o temprano.

Cuando terminó de comer, Willy recogió todo para dejarle descansar un poco más, ya que aún era de día, demasiado temprano para que un híbrido de búho estuviese despierto. Mientras Fargan dormía aprovechó para limpiar y ordenar todo. No tardó demasiado en hacerlo, decidiendo pasar el resto del tiempo hasta la cena leyendo un libro.

En el mismo instante en el que el sol se ocultó, Fargan despertó. Se movió un poco para determinar el estado de sus heridas, notándose lo bastante bien como para caminar un poco. Bajó a la planta de abajo con cuidado, explorando la casa sin tocar ni romper nada, solo admirando las decoraciones. Supuso que su anfitrión estaba en la cocina al escuchar ruidos viniendo de ahí, así que se acercó para echar un vistazo y también para preguntar si podía ayudar en algo. Willy al verle le hace sentarse en una silla a pesar de las protestas de Fargan, preocupado por su estado de salud. Ambos se quedan en silencio, el único sonido es el que hace Willy cocinando, pero no es un silencio incómodo, si no uno casi familiar. Fargan le mira cocinar, admirando sus elegantes movimientos mientras Willy se concentra en la tarea para que no se eche a perder la comida.

Cenan en la mesa de la cocina en completo silencio, y luego Willy se despide de Fargan para irse a dormir, diciéndole que se sienta como en su casa antes de desaparecer escaleras arriba. El búho se sentía tentado de salir para tener un vuelo nocturno, pero el estado de sus alas no era muy bueno, y apenas podía caminar sin sentir dolor, así que decidió quedarse en la casa, donde sería más seguro. Curioseó un poco más, mirando más de cerca las pertenencias de Willy hasta que se cansó, su curiosidad finalmente satisfecha. No estaba acostumbrado a quedarse dentro de casa por tanto tiempo, por lo que no sabía qué hacer para combatir el aburrimiento. Supuso que sentarse a leer un libro era lo mejor que podía hacer en esas circunstancias, y eso hizo, esperando que así la noche se le hiciese más amena.

Al amanecer volvieron a intercambiar lugares, Willy bajó a desayunar para empezar el día mientras Fargan se iba a dormir, estableciendo así una rutina casi sin darse cuenta. El tiempo pasó, las heridas del búho se curaron, pero para entonces ya estaban acostumbrados a la presencia del otro, sintiéndola como algo natural, algo que conformaba una parte esencial de sus vidas, así que Fargan no se fue de la casa, ni Willy le echó, simplemente continuaron viviendo de aquella manera, sin hablarlo explícitamente pero con el conocimiento mutuo de lo que estaba pasando. Solo continuaron con sus vidas, juntos, ayudándose y complementándose a la perfección.

Willgan Month 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora