Día 22: Náufragos

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Todo había ocurrido demasiado rápido, habían tratado de asediar el barco de Vegetta, el Lobo Nocturno, pero justo cuando estaban en ello una tormenta les pilló por sorpresa, haciendo que cayesen al agua por las fuertes olas.

Ahora se encontraban en medio del océano, con solo una tabla de madera a la que poder aferrarse para no agotarse nadando ni hundirse, sin tierra ni comida ni agua potable a la vista. Lo único que tenían para no volverse locos era su compañía, lo que también les servía para no perder el ánimo. Al tercer día sin agua empezaron a preocuparse, no podrían durar mucho más sin beber, sin contar con que tanto tiempo en el agua podría causarles hipotermia. Parecía que no podrían sobrevivir a esto.

Sin embargo, la suerte estaba de su parte, y ese mismo día atisbaron tierra. Con las últimas fuerzas que les quedaban, nadaron hasta lo que parecía una pequeña isla, pero incluso eso era suficiente. Al llegar Fargan se puso a hacer fuego para calentarse, poniendo a secar su ropa también mientras Willy iba a buscar agua. Encontró un pequeño riachuelo que bajaba de la única montaña de la isla con el que sació su sed. Volvió para avisar a Fargan, esta vez quedándose él a calentarse con el fuego. Más tarde pensarían en hacer un cubo con el,que traer el agua a su humilde campamento, pero con eso de momento era suficiente. Una vez Fargan estuvo de vuelta, pescaron un par de peces con sus manos. Les llevó unas horas, pero mereció la pena con tal de llevarse algo a la boca. Asaron los peces en la hoguera, y durmieron toda la noche abrazados para mantener el calor bajo las estrellas.

Al día siguiente, con las fuerzas ya algo recuperadas, se pudieron manos a la obra. Empezaron a hacer lanzas para pescar, un cubo con el que traer agua, trampas para cazar por si había animales, e incluso empezaron a construir un refugio en los árboles para estar a salvo de posibles depredadores y con el que cubrirse de la lluvia. Eran piratas, así que estaban acostumbrados al trabajo duro bajo condiciones poco ideales, además, para ellos todo estaba bien mientras se tuviesen el uno al otro, era lo único que necesitaban para seguir. Incluso hablaron de que si sus compañeros no les encontraban, podrían hacer un barco con la madera que había en la isla y zarpar de nuevo. Por muy difícil que fuese, no era imposible, eso les bastaba para intentarlo.

En lo que planeaban su futuro, se asentaron en la isla. Terminaron de construir su casa en el árbol, encontraron conejos para comer a parte de peces, incluso comenzaron a hacer muebles por puro aburrimiento. Esa isla era prácticamente su casa para aquel entonces.

Los días pasaban, y su barco seguía sin venir a buscarles, así que finalmente se decidieron a construir uno nuevo por su cuenta que al menos les llevase al puerto de alguna ciudad donde poder adquirir una embarcación en condiciones y provisiones. Justo cuando iban a empezar la tarea, un barco apareció en el horizonte, pero no el suyo, sino el Lobo Nocturno, el barco de Vegetta. Pensando que buscaba vengarse acabando con ellos de una vez por todas, sacaron sus armas, esperando el ataque.

Vegetta bajó del barco, acercándose a la orilla hasta estar delante de ellos. Se cruzó de brazos, mirándoles seriamente. Fargan y Willy solo le devolvieron la mirada, sin comprender qué estaba pasando.

-¿A qué esperáis para subir al barco, cabezones? Por esta vez os haremos un favor, os acercaremos hasta el puerto más cercano -Hizo una seña para que le siguiesen antes de darse la vuelta para ir a su barco. Los otros dos solo se miraron antes de seguirle hasta alcanzarle, Fargan abrazándole por detrás de forma amistosa.

-Sabía que no eras tan malo, rata nocturna

-Si vuelves a llamarme así te dejo aquí tirado

-Vamos, no seas así, Vegetta, sabes que en el fondo nos quieres -Habla Willy desde detrás con una sonrisa divertida

-¡Ni en sueños!

Los tres subieron a bordo del Lobo Nocturno, que zarpó lejos de esa isla en la que tanto habían vivido Fargan y Willy, y a la que volverían pronto. La habían marcado en el mapa, pues planeaban hacerla su base en cuanto volviesen a tener barco y tripulación.


Mientras escribía sonó un ruido y me asusté, porque no hay nadie en casa más que yo. Creo que se cayó algo por el viento, pero es raro porque no corre nada de aire... También me pareció escuchar el timbre, cosa rara a las cinco de la mañana, pero luego resultó que era la canción que estaba escuchando xD

Willgan Month 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora