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Papi ¿Cuándo vendrá mi mami? — Pregunto una pequeña niña de 6 años, la cual era recostada y envuelta en mantas por su ya mencionado padre.

Pronto, ya verás...mamá vendrá cuando menos lo esperes jeje — Respondió sonriente.

— ¿Será mañana? — Interrogó nuevamente la niña.

No, no creo que llegue mañana, pero...mira, no te preocupes, sabes que siempre regresa para estar contigo, con tu hermano y conmigo.

Por qué nos ama ¿Verdad papi? — Exclamó la niña dulcemente y con ojos brillantes hacia su padre.

— Así es mi pequeña, el amor siempre une a las personas...— Decía mientras acariciaba su mejilla.

Si supiéramos cuando regresa podríamos hacerle un pastel, un pastel de chocolate con muchas chispas de colores jeje — Sugirió la niña con ilusión.

Eso sería fantástico Mikoto, escríbelo y así lo recordaremos para hacerlo, eres mi niña lista y creativa jeje — El padre coloco un beso sobre la frente de su hija antes de decir — Bueno, es muy tarde y mañana tienes que ir a la academia, debes descansar.

— Adiós papi.

— Adiós, buenas noches y sueña con los angelitos — Se despidió y cerro la puerta tras el suavemente.

Al salir se la habitación se encontró con su hijo mayor de 10 años que se hallaba recargado en la pared — ¿Menma, que haces ahí hijo?

— Nada, baje por un vaso de agua y al regresar los escuché hablar...

— Ya veo ¿Y que escuchaste?

— Algo de mamá...

El padre pudo notar el desánimo de su hijo al nombrarla, suspiro internamente y coloco una mano sobre el hombro de su hijo mostrando su apoyo.

— Menma ¿Quieres hablar de eso?

— No, no es necesario papá...hace tiempo que deje de preguntarme por mi madre...si en verdad ella nos quisiera estaría aquí con nosotros.

— No la reproches, tu mamá ha sido una mujer que ha cargado con mucho dolor, no es fácil para ella...por favor, Menma.

— ¿Entonces por qué no está aquí? Tu siempre me has dicho que todo dolor se vuelve pequeño junto a tu gente preciosa...

— Se lo que dije, hijo...pero debes entender.

— Papá...ya son cuatro años desde la última vez que la vimos...

— Lo se, solo espera un poco más, ya verás que pronto...

— No papá, si ella no nos aprecia... yo no la apreciaré a ella...

El chico se giro y fue a su habitación sin permitirle hablar a su padre, solo vio como cerraba la puerta dejándolo solo en el pasillo.

Sin saber que hacer, el hombre bajo y saco de su estantería una botella de sake, se sirvió y tomo asiento en su sillón, suspiro profundamente y bebió.
De entre una de las habitaciones, salió una mujer que se acercó coloco frente a el.

— Hokage-Sama, todo está en orden... ¿Necesita algo más antes de que me retire?

— No Yuriko, te agradezco por cuidar a los niños y por salir mas tarde hoy...


— No se preocupe, sus hijos son buenos niños, y esa pequeña Mikoto si que es todo un mundo jeje

— Jeje si, sin duda lo es...te pagaré extra por las molestias.

Cuentos y LeyendasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora