CAPÍTULO XI

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Al día siguiente despierto algo aturdida, me duele un poco la costilla y los ojos me punzan. Sigo en el hospital. Es un poco incómodo dormir en un colchón duro semejante al cartón, y con una sábana solamente siendo febrero. Tomo el teléfono que esta a un lado de mi y veo la hora, 5:56am, ya no tarda en llegar Rocío a ponerme el medicamento, si, Rocío es mi enfermera, siempre conversamos, es muy tierna y buena persona, puede durar horas escuchándome hablar de Leo, o últimamente de Santiago, se esta convirtiendo rápidamente en una gran amiga. Es una chica que esta haciendo sus prácticas profesionales, es muy eficiente y sobre todo paciente, conmigo ocupa la paciencia.
Y como siempre a las 6:00am que empieza su turno, ahí está, sonriente y fresca. ¿Quién demonios puede estar sonriente y fresca a las 6 de la madrugada? Sólo ella. -Hola señorita, ¿como amaneciste?-pregunta mientras ve mi bolsa de suero que cuelga de un tubo de metal-te ves mejor.-Bien gracias Rocío, tu te ves mejor que yo- digo mientras las dos nos reímos un poco.- ahora te voy a poner tu medicamento.- dijo con voz de sentencia.-ya me quiero ir -no puedes, tienes un golpe algo severo en la cabeza, si no quieres regresar mañana y durar medio año aquí, viendo esta cara de ogro-dijo señalando su rostro y fingía enojo- espera 3 días más en lo que están los estudios, ¿vale?- me miro esperando respuesta- esta bien- dije resoplando, me regalo una de esas miradas de agradecimiento. -¿No ha venido Leo? -pregunta intrigada.- No- agacho la mirada y niego.- no te voy a mentir que estaba muy emocionada por conocerlo al fin, pero pues es mejor conocerlo hasta que ya esté recuperada y podamos salir y esas cosas.- me escucha atenta y me sonríe- ya quiero ver sus caras cuando se vean por primera vez, será épico.

Ya pasadas las diez llego Santiago con un pequeño ramo de flores, se veía tan tierno. Es uno de esos tipos que aparenta ser muy rudo, nunca le he conocido una novia, ese término y su nombre no se llevan. Pero veo algo diferente en el, es tierno, es dulce, es divertido, su mirada me dice mil cosas pero no logró leer nada. -Hola, como te sientes.- me tomó de la mano mientras acariciaba tiernamente mi rostro con la otra, su mirada era de preocupación.-Estoy bien, ya me siento como nueva- intento sentarme y se me escapa una mueca de dolor. Se tensa.-No parece, me preocupas, ese imbécil debe andar libre y tu aquí.-volteo repentinamente.
-Hola Aud, como te sientes.- Jorge me mira ignorando a Santiago, y se acerca para depositar un beso en mi frente. -te traje esto, y me tiende una rosa blanca, es tan linda, la huelo instintivamente- Gracias Jorge, el es Santiago-señalo a el chico- hola, Jorge, mucho gusto- dijo y al mencionar su nombre de escucha tan frío.- igualmente, nunca espere verte aquí.- woooow, el otro sono peor aún, en fin, hombres, parecen perros todo el tiempo, las miradas de desafío se perciben fácil, la tensión se siente. -esperen, ¿Se conocen?- dile- dice Santiago.

Ambos se miran.
¿Qué sucede?

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Este capítulo se lo dedico a una chica que quiero mucho, hoy es su cumpleaños, y aunque no pude verla le mando un abrazo desde acá, es mi más fiel admiradora. Gracias por todo.

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