CAPÍTULO IX

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-¡Ya está abriendo los ojos!-Dijo una de las voces a lo lejos.

-Audrey, Audrey.- Logré distinguir la voz de Clara entre todas aquellas.

Me duele todo, lo juro, siento como sí me hubiera pasado un elefante por encima. Me arden las mejillas y no siento mi pierna izquierda. Estoy muy asustada. ¿Qué pasó?

-¿Y el conductor?-Cuestiona alguien.

-Se fugó. -Contesta alguien más.

¿Qué? ¿Cuál conductor? ¿Qué sucede?
Apenas logro abrir los ojos y veo unas 6 miradas hacia mi. 3 paramédicos, Clara, Marco y otra persona. Joder, me duele todo.

-¿Qué pasó?- Logro articular palabras por fin.

-Íbamos cruzando la calle y de la nada salió un auto, los estúpidos iban ebrios, suponemos. Te arrollaron. -Responde Clara con tristeza.

Por Dios, a que idiota se le ocurre andar ebrio a las 3 de la tarde, en pleno centro y a alta velocidad. Lo mato.
En ese momento siento que me elevo, y comienzan a caminar hacia la ambulancia conmigo en la camilla.
Al llegar al hospital me trasladan inmediatamente a una habitación. Me urge estar a solas con Clara, ella debe saber que fue lo que paso exactamente y quien cojones era el imbécil que me arrollo. Sin embargo entra el doctor y me dice sin darle vueltas al asunto (como en las películas) que tengo una pierna fracturada y severas lesiones en las costillas.

-¡Hija!- Mi mamá entra casi llorando a la habitación. No se como ni siquiera había pensado en mis padres.

-Estoy bien mamá, lo prometo.-Digo tomándole la mano.

Ya de noche, mi mamá me da mi teléfono y tengo 34 llamadas perdidas, 43 mensajes, 27 whatsapps, y 8 mensajes en Facebook. Por Dios. Veo las llamadas y 7 son de Leo, 19 de Santiago, y el resto de mis familiares. Lo primero que hago es escribir un mensaje para Leonardo.
"Hola, tuve un accidente, estoy en el hospital, por eso no respondía."
"¿Qué?????? ¿Estas bien? Voy para aya!"

Que viene... ¿Qué? Lo voy a conocer así? No. Así no.

Sin fronterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora