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—¿No son los que estaban ese día en el parque?—Hyunjin despegó la vista de su cuaderno de dibujos, enfocándose en el par de recién llegados.

—Uh, sí

—Ojalá no sé pongan a gritar, este lugar es para venir a sentarse tranquilamente—Seungmin le echó un vistazo al dibujo de su amigo antes de levantarse, iría por más café.

Caminó relajado al mesón, esperando su turno. Volvieron a la cafetería que estaba cerca de la escuela, era más privada y segura para que Hyunjin dibujara con calma en la mesa, mirando fijo a las personas que pasaban por fuera para buscar inspiración. Aunque su amigo dijera odiar al mundo, le gustaba vivir en él y observarlo, decía que la conducta y entorno eran maravillosos para plasmarlo en papel, especialmente con acuarelas.

Seungmin no entendía, pero le hacía gracia la pasión de Hyunjin por el dibujo.

—Disculpa, ¿Te conozco?—se dió vuelta indiferente, chocando con las pecas y anchos hombros de los chicos del parque.

—No.

—¡Ah, eres el chico con el novio!—a  Seungmin se le subió la presión, le ardía el rostro.

—¿No-novio?—El de las pecas tenía una extraño acento, además de ser demasiado energético.

A Seungmin no le gustaba.

—¡Sí, ese de allí!—el sujeto apuntó en dirección a Hyunjin, que ahora los miraba confundido, interrogando a Seungmin con una extraña mueca en los labios.

—Te equivocas, él y yo no somos novios—ni siquiera tenía que darle explicaciones, pero sentía que así se le quitaría la presión en el pecho.

—Felix, puede que sean amigos—el otro chico que parecía mayor habló, tocando cariñoso el hombro del pecoso.

—Sí, es que se me había olvidado la palabra—El llamado Felix se volteó animado, entregándole un papel—Disculpa por el malentendido, soy extranjero y me cuesta el coreano.

—Ya...

—Chan y yo somos australianos.

—Bien

—Chan es el amigo que tengo aquí a mi lado, dí hola hyung.

—Hola—bajaron la cabeza en conjunto, golpeándose la coronilla torpemente.

—Hola—Seungmin cerró la boca incómoda, hablar no era lo suyo—¿Para qué es esto?

—¡Oh, es una fiesta que hará la universidad de mi hyung!

Seungmin leyó el papel rápido, deteniéndose en la parte en que irían más de mil personas.

—No, gracias—intentó pasarle el folleto a Felix, fracasando—De verdad no me interesan esas cosas.

—Puedes llevar a un acompañante, pagarán la entrada de uno—Chan le dió un apretón en el brazo, guiñándole el ojo—Te preguntaría si quisieras venir conmigo, pero Felix se coló como mi pareja.

—¡Hey!—Seungmin sonrió tímido, había algo simpático en el universitario, casi agradable—Idiota, coqueteando con un menor.

—Gracias, pero no te hubiera aceptado la invitación—ni loco, él aún era muy pequeño para salir con un adulto.

—Lástima, nos vemos—Seungmin avanzó en la fila, despidiéndose con un leve asentimiento de cabeza del par de australianos.

—¿Qué querían?—al llegar a la mesa Hyunjin le tomó de la cadera, sentándolo encima.

—Hyunjin, déjame sentarme—su amigo soltó un gruñido, dándole espacio en el sofá de su puesto—Eran los que vimos en el parque.

—¿Y?

—Eres un chismoso, toma—le entregó uno de los cafés, con cuidado de que no cayera una gota sobre las hojas.

—Seungmin, estoy curioso, dime—le pidió haciéndole ojitos, juntando los labios en un puchero—Vamos, Min.

—Bien, bien—sacó la hoja del bolsillos trasero de su pantalón, dejándolo en la mesa—Me invitaron a una fiesta en la universidad de Chan.

—¿Chan?—Seungmin afirmó, apuntando disimulado al de extensos hombros en una de las mesas de la esquina—¿Ese feo?

—No creo que sea feo...

—¿Quieres ir?—Hyunjin estaba indignado, sosteniendo el papel como si estuviese maldito.

—No lo sé, debo ir con acompañante—tenía el presentimiento de que Hyunjin no iba a entender su indirecta.

—¿Chan te invitó a que vayas con él?—su amigo arrugó parte de la hoja, pasando a llevar el propio dibujo con el codo. Seungmin no entendía la tristeza en su voz.

—Sí, pero yo-

—Ah, entonces irás con ese tipo—concluyó apenado, sonriendo vacío a la nada—Me alegro por ti, no siempre encuentras a alguien que no de desagrade... demasiado.

—No es así, Hyunjin—el más alto arregló sus cosas, echándolas apurado a su mochila—¿A dónde vas?

—Mi madre me llamó, me quiere en casa temprano—Seungmin no le creyó, la tía nunca le exigía horarios a Hyunjin—Adiós, Seungmin.

No alcanzó a levantarse para despedirse como lo hacían cada vez que uno de ellos se iba. Seungmin quedó solo en el sofá, con dos cafés, el corazón hecho pedazos, y un odio que crecía sin razón aparente.

Sin Hyunjin, el mundo era un lugar odiable, no había duda de aquello.


𝐡𝐚𝐭𝐞𝐫𝐬/ʰʸᵘⁿᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora