𝐡𝐚𝐭𝐞𝐫𝐬/ʰʸᵘⁿᵐⁱⁿ

5

—Es insoportable, su sonrisa me da asco.

—Creo que su sonrisa es linda.

—Su cabello está seco, no brilla.

—Debe ser por el tinte, me gusta el rubio.

—Es demasiado pequeño.

—Solo es un poco más bajo que yo—Seungmin se cruzó de brazos enojado, no solo porque el niñito de ojos bonitos estuviera cerca, sino porque Hyunjin parecía encontrar virtudes y aspectos atractivos en una persona que para Seungmin solo veía defectos.

Seungmin odiaba a Yang Jeongin, lo odiaba como nunca había odiado a alguien. Changbin, Han, su padre, su tía, la vecina de la esquina, el hombre de la tienda que le miraba raro, algunos compañeros de coro, el gato de su hermano, todos ellos no se acercaban al desprecio que sentía por Jeongin. ¿Por qué? Se veía como un buen chico, de buena familia, buenos hábitos, pero a Seungmin no le gustaba, no le gustaba nada de eso de que Hyunjin aceptara a ir a una cita con el muchacho.

¡Cita!

—No lo conoces—repitió desesperado, haciéndole entender a Hyunjin que era mala idea—Puede ser un loco.

—He hablado con él un par de veces, es...menos desagradable que el resto.

—¿Quieres salir con ese?—no pudo evitar que los celos se escaparan de su boca—¿Por qué?

—Cuando te escuché decir que algún día tendrías pareja me hizo pensar que también debo buscar una—Hyunjin limpió el pincel, guardando los materiales en los respectivos estuches—Y Jeongin es uno de los pocos que no me irritan, es una joya.

—¿Jeongin y quién más?—Seungmin se paró de la silla, tapando con su espalda la bella escena de Hyunjin pintor para que Jeongin no lo viera.

Era egoísta, ¿y qué? Era suyo.

—Mh, mi madre, tu madre, Jeongin, el profesor de artes—Seungmin inhaló nervioso, dando un paso a su amigo—Esas son las personas que me caen bien.

—¿Y yo?—Hyunjin abrió los ojos plasmado, congelándose en la posición—¿Qué soy yo, Hyunjin?

Quería ponerse a llorar igual que un niño, maldecir contra la almohada y gritar en silencio bajo la tibia agua de la ducha, porque ni aunque volviera a nacer podría ocupar ese lugar en el corazón de Hyunjin que le haría sentir satisfecho y correspondido.

—Tú entras en otra categoría—el más alto le empujó suave, quitando el estrés del momento con una sonrisa, acción que desconcertó a Seungmin—Yo a ti te amo, Seungmin. Te amo de una forma que es diferente al amor que siento por mi madre, te amo como esa persona que le da color a mi mundo.

—¿Yo...?—Hyunjin batió las pestañas torpe, poniéndose por detrás de Seungmin y recargando la barbilla en su hombro.

—Te amo como el amigo que me hace ser una mejor persona, te amo como si fueses lo más importante en mi vida—Seungmin quería besarlo ciento un veces, entregarse a Hyunjin para que le hiciera ver que era cierto, que se pertenecían mutuamente.

—¿Y por qué tienes que salir con Jeongin?—le preguntó en un susurro, le ardía la oreja en la que Hyunjin tenía la boca.

—Porque me invitó—la risa obvia de Hyunjin le destrozó ¿Acaso no veía lo mucho que le gustaba? le ilusionaba diciéndole que lo amaba.

—Una vez me dijiste que te mirara—Seungmin quitó el cuerpo de Hyunjin de encima, volteándose para verlo y explicarle la profundidad de sus sentimientos—Y hasta el día de hoy lo hago, Hyunjin, ¿Por qué tú no puedes hacer lo mismo?

—¿Seungmin...?—vio de reojo la figura de Jeongin, observándolos curiosos desde la otra punta de la sala.

Claro, Seungmin no iba a esa clase y debía irse. El azabache no tenía ganas de hacerse el fuerte y darle celos a Jeongin, porque sabía que el viernes en la noche iba a ser él que iría de la mano con Hyunjin, y no Seungmin.

—Hablamos cuando se te quite lo idiota, Hwang—lo alejó medio enojado, Seungmin siempre estaba enojado.

—No, por favor—con fuerza tuvo de vuelta su brazo, negando varias veces para que Hyunjin le soltara—Seungmin, ¿Qué te ocurre?

—Púdrete—¿Debía fingir que estaba bien? no, Hyunjin veía su peor lado cada día, no había razón que no la viera cuando tenía la dignidad por el piso.

Hyunjin era orgulloso, pero Seungmin era peor, sobre todo porque él no había quedado en ninguna cita.

Le había traicionado y manipulado con sus estúpidos "mírame, te amo, eres tierno, nadie te besará y nadie nos separará, me haces feliz" cayó como un tonto en las palabras odiosas de su mejor amigo, pensando ingenuamente que significaban algo más.