Día 7. Día Libre

357 20 2
                                    

No había sido su intención. Pero no pudo evitar tropezar con una botella de alcohol desparramada por el suelo de madera. Maldijo para sí mismo, tirándose hacia el sofá. Al caer en él, gimió. Con la cara cada vez más desencajada, se llevó la mano a la espalda y sacó un mando a distancia. El lugar, casualmente su apartamento, era un puto desastre. Y sólo podía agradecérselo a una persona.

- Judío. - la persona mencionada gritó, con una sonrisa traviesa en sus facciones.

Uff.

Si no lo hubiera superado, habría ido revoloteando a su lado, atendiendo todos sus caprichos. Ahora sólo se limitaba a lanzarle una mirada agria.

- ¿Qué? - le ladró.

Eran las cuatro de la mañana. No le apetecía absolutamente pelear tan temprano. O más bien, tan tarde.

- ¿Qué de qué?

Las cejas de Kyle se fruncieron ante eso.

- No estoy de humor, gordo. - le siseó.

Sus pensamientos naufragaban mientras apoyaba la cabeza en el reposabrazos del sofá. Cartman no había dicho nada. No escuchar nada más que el silencio hizo que Kyle sonriera a gusto. Pero cuando estaba a punto de dormirse, aquel insufrible "revienta-hogares" dejó caer su trasero en el sofá, junto a sus pies.

- ¡Eh! - gritó Kyle, incorporándose al instante. Eso hizo que su cabeza comenzase a nadar en mareas cada vez más indescifrables. - Quítate.

Cartman se limitó a devolverle el sentimiento.

- Quítate tú. - dijo, colocándose en una posición más cómoda. Luego, con una sonrisa de satisfacción aún en su rostro, se giró hacia él y le dijo: - A menos que me quieras en tu cama... Sólo tienes que decirlo, Kahl.

Kyle sólo le dio una patada en el costado de su brazo, lo que le valió un "¡ay!" por parte de su buen, buen amigo.

- ¿Por qué tienes que ser tan imbécil todos los días? - gritó el pelirrojo con frustración mientras salía corriendo del sofá.

Sin embargo, en lugar de ir a su habitación, cogió un abrigo y salió por la puerta. Eric suspiró cuando el otro cerró la puerta tras de sí. No recordaba cuándo había empezado a tener mal genio (aunque, ahora que lo pensaba, siempre lo había tenido), tal vez por él o por su creciente independencia. Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras miraba el apartamento. Mostrarle a Kyle cómo podían llegar a ser algunas personas en realidad era casi un placer. Con suerte, después de esta noche, dejaría de salir con esos pajilleros.

Debería seguir adelante y dejar de quedar con semejantes desechos humanos. Y él lo ayudaría con mucho gusto.

De repente, la puerta se abrió de nuevo, revelando a un Kyle bastante rojo (y no precisamente por su color de pelo).

- Más te vale que toda esta pocilga haya desaparecido cuando vuelva. - le dijo Kyle con los ojos entrecerrados, antes de volver a cerrar la puerta de golpe.

Suspirando, el castaño se levantó. Y mientras arreglaba el salón, se devanaba los sesos.

Porque, en serio, ¿de dónde venía ese temperamento?

Pasaron unos treinta minutos cuando Kyle regresó. Tenía la cara pálida por el frío, pero la sonrisa en su rostro demostraba que eso no le importaba. Cartman se acercó a él e hizo una mueca, mostrándole las bolsas de basura que tenía en las manos. El de ojos verdes terminó riendo ante eso. Y Eric sólo negó con la cabeza, antes de pasar junto a él para deshacerse de la basura.

- He comprado algo de café. - mencionó Kyle cuando le oyó regresar.

Estaba recogiendo el fregadero cuando Cartman le rodeó la cintura con sus brazos por detrás.

- ¿No hay azúcar? - le susurró al oído.

Kyle se estremeció visiblemente antes de conseguir apartar a Cartman. Luego, con una expresión seria en su rostro, sostuvo un pulverizador de agua frente a él. Cartman levantó las manos en señal de rendición. Pero se reía mientras lo hacía.

- ¿Qué te pasa? - le preguntó con sinceridad. Y cuando intentó dar un paso más, el pelirrojo le roció con agua. - ¡¿A qué viene eso?! - gritó indignado.

- ¡Te dije que no te acercaras! ¡Mira la que has liado ahora! - gritó también Kyle. - ¡Será mejor que limpies eso!

- ¿Yo? - repitió Cartman con incredulidad. - ¡Ni de coña, tú has sido el que la ha liado!

- ¡Me has obligado!

- ¡Ese no es mi puto problema! ¡No pienso limpiar eso!

- ¡Pues yo tampoco!

- Bueno, entonces tendremos que suponer que ese charco de agua se quedará mancillando, eternamente, tu precioso y prístino suelo. - dijo el de mirada caramelo, elevando la voz mientras señalaba a su alrededor.

Kyle, sin embargo, se limitó a fruncir el ceño.

- No me puedo creer que te haya dejado dormir en mi casa. - murmuró cabreado, mirando el charco.

- Y yo no me puedo creer que me hayas dejado entrar. - logró decir Cartman en tono de broma, riéndose para sí mismo.

Kyle se giró para mirarlo, ligeramente divertido por su ocurrencia. Suspirando, le dijo:

- Supongo que, por cosas como estas, nunca llegamos a funcionar.

A su lado, Cartman asintió con rigidez, con una sonrisa nostálgica en su regordete rostro. Luego, se volvió para encararlo.

- Entonces, ¿ya has dejado de quererme? - le preguntó con sinceridad, sus ojos esperanzados.

Kyle se limitó a apartar la mirada y a coger un trapo del fregadero.

- Voy llegando a eso.

Había pasado más de medio año desde que rompieron. Su relación no terminó porque se desenamoraran, sino porque no era sana. Discutían todos los días y se odiaban a muerte la mitad del tiempo. Acabar con la relación parecía ser lo más fácil y sensato. Cartman se lo pensó mejor. Porque, joder, él lo amaba. Lo que tenían, según desde su punto de vista, eran sólo pequeñas discusiones. Para Kyle, sin embargo, no veía más que una relación condenada al fracaso desde el principio.

Así que, encogiéndose de hombros, pensó con el corazón encogido, ¿para qué molestarse? Le dijo a Cartman que, de todas formas, se desenamoraría con el tiempo. Al fin y al cabo, esa debía ser la razón por la que la gente seguía enrollándose con desconocidos. Era eso o que Kyle no tenía ni puta idea de como funcionaban las relaciones.

Sin embargo, aparentemente, en medio de los tonteos con otras personas, en medio del tiempo transcurrido desde que rompieron, aún no habían dejado de amarse.

Y, afortunadamente, Cartman iba a agarrarse a ese clavo ardiendo.

Fin.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
~~~~~~~~~~~~~~~~
~~~~~~~~

Noooo, los he separado :(

Se suponía que, al ser el último día y la temática era libre, tenía que hacer algo espectacular. Pero una idea maligna se me cruzó por la cabeza, y he aquí el resultado.

Pues nada, con todo dicho y hecho, yo doy por terminada la Kyman Week de este año. Espero que os haya gustado, así tanto como yo de haberla disfrutado escribiéndola.

¡Adiós!

Kyman Week 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora