—¡Chicos, paren! —dice Meg riendo. Nos separamos y la risa se congela en mi rostro al ver a Kat al fondo. Mi corazón se hunde; ella me vio besándome con Dylan. La sonrisa se desdibuja de inmediato y las chicas notan mi cambio de ánimo.
—¿Qué pasa? —pregunta Cami, con preocupación.
—Kat me vio —susurro, con el pánico resonando en mi voz.
Kat no deja de mirarme, y no sé cómo reaccionar. Con un nudo en el estómago, decido acercarme a ella.
—Hey, Kat, ¿podemos hablar? —pregunto nerviosa. Ella asiente y nos dirigimos hacia las canchas, sentándonos en una de las bancas.
—¿Me vas a explicar? —pregunta, con un tono que revela su enojo.
Respiro hondo, buscando las palabras. —Kat, sé que no quieren que esté con Dylan, pero él me hace feliz. Cada vez que me llega un mensaje de él, cada vez que lo veo, siento mariposas en el estómago. De verdad lo amo y sé que él siente lo mismo por mí —digo, sonriendo con sinceridad.
—Issy, lo entiendo. He visto cómo te has sentido sin él, y quiero lo mejor para ti. Estos días, te he visto contenta. Si te hace feliz, Dylan, aquí estoy para apoyarte —dice Kat, sonriendo. La abrazo, sintiendo un alivio en mi pecho.
—Eres mi mejor amiga —le susurro al oído.
—Y tú la mía —responde Kat.
Nos separamos y, aunque me siento aliviada, la conversación de lo que le debo a Jhon se cierne sobre mí.
—Issy, pero creo que deberías contárselo a Jhon. Tal vez al principio se moleste, pero si se entera por otra persona, podría dejar de hablarte —dice Kat con sinceridad.
—Lo sé —respondo, bajando la mirada.
—Vale, vámonos a clase —dice Kat, tomando sus cosas.
—Kat —la llamo mientras recojo las mías.
—¿Qué pasa? —pregunta, mirándome con curiosidad.
—¿No extrañas a Cami? —pregunto, y veo cómo su expresión se torna triste.
—Claro que la extraño. Siempre hemos sido nosotros cuatro contra el mundo —susurra, con nostalgia. —Yo también extraño esos tiempos.
Nos dirigimos al salón, donde Jhon y Melanie ya nos están esperando.
—¿Dónde estaban? —pregunta Jhon, con un tono de reproche.
—Estábamos por ahí —responde Kat, mientras yo intento disimular la inquietud que siento.
La clase comienza y la maestra empieza a dar su habitual y aburrida lección. Mi mente divaga mientras mensajear con Dylan, y de repente, me doy cuenta de que Cami está sola en el fondo del salón. Un remordimiento me invade. Ella siempre estuvo a mi lado cuando Jhon se enojó conmigo, y ahora, por mi culpa, se siente aislada.
—Chicos, hagan grupos para este trabajo —anuncia la maestra, interrumpiendo mis pensamientos.
Todos comienzan a formar equipos, pero Cami queda excluida. Jhon y Melanie discuten sobre quién debe liderar.
—Maestra, ¿puedo hacerlo sola? —pregunta Cami, visiblemente nerviosa. Todos la miran, y algunos se ríen.
—No, alguien quiere en su grupo a Cami —dice la maestra.
—Nosotras la queremos, maestra —interviene Kat, sonriendo.
—Camil, ve con ellas —ordena la maestra.
—¿Por qué dijiste eso? —pregunta Melanie, enfadada.
—Porque Cami era nuestra amiga —responde Kat, firme.
—Tú misma lo has dicho: ya no lo es —replica Jhon, mirándola con desdén.
—Jhon, Cami no hizo nada malo —defiende Kat, aunque Jhon guarda silencio. Melanie parece estar a punto de hablar, pero se echa atrás.
Cami se une a nosotras y le pregunto: —¿Qué haremos?
—Como yo soy la que manda, digo que hagamos una venta de pasteles —sugiere Melanie.
—¿Quién te dijo que tú eras la que manda? ¡Ese soy yo! —responde Jhon, y la discusión se intensifica.
—¡Vale, ya! Cami es la que manda —digo, sintiéndome frustrada.
—¿Ella? —pregunta Melanie, con una expresión de desdén.
—Sí, ella —repito, con firmeza.
—Ella no puede ser —insiste Melanie, claramente disgustada.
—Ella es buena, siempre se encarga —interviene Kat.
—Vale —responde Melanie, molesta.
Cami empieza a proponer ideas, y aunque a mí me parecen geniales, puedo notar que a Melanie no le gusta. La clase termina y nos vamos a almorzar. Sin embargo, mi mente sigue divagando en mis problemas familiares. No puedo dejar de pensar en mi padre. A menudo viaja y apenas tiene tiempo para mí, pero me resulta difícil creer que pueda estar engañando a mi madre. Sin embargo, la inquietud crece.
—Issy! —llama Jhon, moviendo su mano frente a mi rostro.
—¿Qué pasa? —pregunto, tratando de regresar a la realidad.
—¿En qué piensas? Estás muy distraída —observa.
—En nada —respondo, nerviosa.
Al final del día, tengo planeado ver a Dylan en su casa. Me enfrento al dilema de qué ponerme. Finalmente, me decido por una falda negra corta y un top rosa. Al bajar las escaleras, veo a mis padres charlando.
—Ya me voy —anuncio, despidiéndome de ellos.
Salgo de casa y veo a Dylan esperándome. Subo a su auto y lo saludo con un beso.
Llegamos a su casa, que está vacía. Dylan se dirige a la cocina a preparar palomitas mientras yo caliento una pizza. Esta es la parte que más disfruto de Dylan: su ternura y su capacidad para hacerme reír. Pero, al mismo tiempo, una sensación de inquietud me acompaña. Termino de calentar la pizza y busco una película. Dylan se sienta a mi lado y me abraza.
—¿Qué película vemos? —pregunta.
—No sé —respondo, mirando la pantalla.
Después de una búsqueda agobiante, decidimos ver "Juego Perverso". La película comienza y, en medio de la tensión de la trama, siento cómo su mano se desliza por mi muslo. Volteo a mirarlo, pero él no aparta la vista de la pantalla. Sus caricias se vuelven más intensas, y no puedo evitar estremecerme. La película se convierte en un segundo plano mientras su mano explora. Mis gemidos apenas se contienen, pero antes de que pueda reaccionar, escuchamos el sonido de la puerta al abrirse.
—¿Chicos, están aquí? —pregunta la madre de Meg.
Ambos nos levantamos rápidamente, escondiéndonos detrás de la barra de la cocina. La adrenalina recorre mi cuerpo.
—No hay nadie —responde la madre de Meg, mientras suena un segundo timbre.
Mi corazón late desbocado. La puerta se abre, y otra voz entra en la conversación.
—¿Ava, en serio? Otra vez. Deja a tu esposa de lado —escucho decir a la madre de Meg, claramente molesta.
Dylan y yo nos miramos, asustados. La voz que escucho me resulta familiar, y de repente, se encienden todas las alarmas. ¿Es mi padre?
—¿Es mi padre? —susurro, sintiendo cómo las lágrimas amenazan con caer.
Dylan se ve furioso, pero yo solo puedo pensar en la traición, en la imagen de mi padre junto a otra mujer. Una pregunta resuena en mi cabeza: ¿está engañando a mi madre
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El Fuck Boy (EDITANDO)
Romance-Pensé que teníamos algo-las lágrimas comenzaron a caer. -Pensaste?, enserio crees que yo me enamoraría de alguien y menos de ti solo quería acostarme contigo y lo logre. -Eres un idiota-digo con la voz entrecortada