Me desperté con un gran dolor de cabeza en la casa de Jhon. Al mirar el reloj, vi que eran las 4:20 p.m. La luz del sol se filtraba a través de las cortinas, iluminando la habitación de una manera que me hizo entrecerrar los ojos. Jhon seguía dormido a mi lado, respirando con tranquilidad.
—¿Qué pasó ayer? —me pregunté en voz baja. Solo recordaba haber subido al cuarto besándome con Dylan, y luego, un vago recuerdo de que me bajó el short, pero nada más. Un escalofrío recorrió mi espalda al pensar que había perdido mi virginidad en una fiesta y con él. De repente, un pensamiento aterrador me asaltó: —¿Y si quedo embarazada? No, necesito relajarme.
Me levanté de la cama, me puse una toalla y entré a la ducha. El agua caliente caía sobre mí, y mientras me lavaba, trataba de olvidar la confusión de la noche anterior. Cuando salí, busqué ropa en el armario de Jhon; la verdad es que creo que tengo más ropa en su casa que en la mía. Finalmente, me decidí por un pantalón cómodo y una sudadera de él que me quedaba grande y me hacía sentir un poco más protegida.
Justo cuando me vestía, la mamá de Jhon entró en la habitación.
—Hola, Issy, ¿quieres bajar a comer? —dijo con una gran sonrisa, como si no hubiera una sombra de preocupación en su rostro.
—Sí, claro —respondí, sintiéndome un poco más tranquila al ver su calidez.
Bajé las escaleras y me encontré con un ambiente familiar. La mamá de Jhon había hecho una ensalada deliciosa, y estaban su hermana, su papá y su abuela en la mesa. Todos me recibieron con sonrisas, y eso siempre me hacía sentir como en casa.
—Hola, Issy —dijo la hermana de Jhon, con una gran sonrisa que iluminaba su rostro.
—Hola, bella —respondí, devolviéndole la sonrisa.
Empezamos a comer y me preguntaron cómo estuvo la noche, entre otras cosas. La verdad es que me llevo muy bien con la familia de Jhon; son como mi segunda familia, y eso me reconfortaba en ese momento de confusión.
—Mañana viene tu mamá y tu papá, ¿verdad, Issy? —dijo Sabrina, la abuela de Jhon.
—Sí, mañana llegan —contesté, sintiendo un ligero nerviosismo.
Terminamos de comer y, mientras bella y yo empezábamos a lavar los trastes, Jhon bajó.
—Hola —dijo Jhon, con su típica sonrisa pícara.
—Jhonatan, dijiste que no me dejarías tomar —dije, un poco enojada.
—Mira, querida, me siento mal ahora. Además, peleamos —respondió, tomando una manzana y mordiendo despreocupadamente.
Me quedé un momento en silencio, recordando las palabras de Jhon, y decidí que era mejor dejarlo pasar. Después de todo, ya había suficiente drama por la noche anterior.
(...)
Después de un rato, le había mandado un mensaje a Dylan, pero solo me dejó en visto. Ya estaba en mi casa recogiendo, ya que mis padres llegaban mañana. La verdad es que pensé que no vendrían, pero mi mamá me mandó una foto de ellos en el avión. Un escalofrío de emoción me recorrió al pensar que pronto los vería. Sin embargo, me di cuenta de que se me había caído un elefante de cristal que mi mamá había traído de un viaje, y necesitaba comprar uno nuevo. Pedí un Uber para ir al centro comercial.
Al llegar, me dirigí a la tienda donde lo vendían. Cuando entré, me encontré con Dylan, coqueteando con la cajera. Mis entrañas se retorcieron de celos, y decidí caminar rápido en dirección a la repisa donde estaba el elefante. Sin embargo, estaba en una repisa alta y yo no soy nada alta. Intenté ponerme de puntillas, pero fue en vano. Justo cuando pensaba que iba a rendirme, alguien lo tomó.
—¿Querías esto? —dijo una voz detrás de mí.
Al voltear, me encontré con un chico muy apuesto. Tenía unos ojos marrones profundos, cabello rizado y unos labios rosados que parecían perfectos. Además, sus músculos eran espectaculares, y sentí un ligero rubor en mis mejillas.
—Mm, sí —dije, un poco nerviosa, sintiendo que mi corazón se aceleraba.
—Si lo quieres, tendrás que pasarme tu número —dijo de manera encantadora.
Por un momento, pensé en lo fácil que sería dárselo, pero decidí hacerme la difícil.
—No —dije, tratando de sonar segura.
—Bueno, te quedas sin elefante —contestó, sonriendo desafiante.
—Está bien, te paso mi número —dije coqueta, no podía resistirme a su encanto.
—¿Y cómo te agrego, hermosa? —dijo, mirando con interés.
—¿Qué tal si no te alejas? Si no, te quedas sin cara —dijo Dylan, interrumpiendo de repente, su voz llena de enojo.
Era obvio que Dylan no podía soportar verme coquetear con otro chico. Me tomó del brazo y me sacó de ahí con una expresión seria en su rostro.
—¿Qué te pasa, Dylan? —dije, molesta.
—Es obvio que él tenía otras intenciones contigo —dijo, mirándome fijamente.
—Solo pidió mi número —contesté, tratando de mantener la calma, pero ya empezaba a irritarme su actitud.
—Ya cállate, no hables con extraños —dijo, soltándome de su agarre, pero su tono era autoritario.
—Tengo que comprar mi elefante —dije, mirándolo mal y sintiendo que la frustración crecía dentro de mí.
—Bueno, vamos —dijo Dylan, volviendo a entrar a la tienda. Agarró el elefante y fue a pagar. La cajera le dijo "tú otra vez, guapo", pero él la ignoró, mientras yo por dentro estaba haciendo una fiesta.
Salimos de la tienda, y no pude evitar hablarle.
—Oye —le dije, intentando sonar inocente.
—¿Qué quieres? —dijo, todavía enojado.
—¿Qué pasó ayer? —pregunté, apenada y sintiéndome un poco vulnerable.
—Me besaste, te quité el bra, subimos, te bajé tu short, pero te dije que estabas muy borracha y que mañana te ibas a arrepentir. Así que te fuiste, pero no hicimos nada, tranquila —dijo Dylan, con una calma desconcertante.
—Buenoooo... —susurré, sintiendo un alivio inmenso. En serio pensaba que Dylan y yo habíamos tenido sexo; por suerte no fue así.
—Pero si quieres, hoy lo podemos intentar —dijo pícaro, con una sonrisa que me hizo sentir una mezcla de frustración y deseo.
—Obvio no —dije, empujándolo suavemente y comenzando a caminar rápido.
—Hey, ¿a dónde vas? —dijo, tomándome del brazo.
—A mi casa —respondí, soltándome de su agarre.
—Vale, vamos —dijo, tratando de seguirme el paso.
—No, puedes ir a mi casa —le dije, parándolo en seco.
—¿Por qué no? —dijo, con curiosidad en sus ojos.
—Hoy llegan mis papás —dije, mientras caminaba. Al voltear a ver a Dylan, noté que se le iban los ojos tras unas chicas con mini faldas y cuerpos esculpidos.
Sin pensarlo, le di un pequeño golpe en la cabeza.
—Hey, ¿qué te pasa? —dijo, sobándose la cabeza como si lo hubiera herido.
—¿Estás hablando conmigo o con ellas? —dije, mirándolo mal, sintiéndome traicionada por su falta de atención.
—Sí, bueno, ya me voy —dijo, persiguiendo a las chicas como un perro tras un hueso.
Era un estúpido. Las miraba a ellas y me dejaba sola. Era obvio, ¿no? "Isabella, él no te quiere, no quiere a nadie", decía la estúpida voz de mi cabeza.
La inseguridad me invadió mientras lo veía alejarse, sintiendo que cada vez más se desdibujaba la conexión que creía que teníamos. Mi corazón latía, no solo por él, sino también por la confusión que me invadía. ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué quería realmente? La fiesta apenas comenzaba, y las respuestas que tanto anhelaba parecían más lejos que nunca
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El Fuck Boy (EDITANDO)
Romance-Pensé que teníamos algo-las lágrimas comenzaron a caer. -Pensaste?, enserio crees que yo me enamoraría de alguien y menos de ti solo quería acostarme contigo y lo logre. -Eres un idiota-digo con la voz entrecortada