Alex Evenson
En los diecisiete años que he vivido, jamás había visto, o más bien escuchado a una persona tan insistente y terca.
Hace quince minutos escucho golpes en mi puerta, he tratado de todo, imitar ronquidos, mover con suavidad la cama, dejar de respirar y no emitir ningún sonido, fingir demencia; todo en vano.
Podrían preguntarse ¿Por que no abres?, no sabes quien es. Oh claro que si lo se, es la chica de antes, ahora entiendo lo que significaba el guiño.
Cuando comenzó a golpear la puerta eran las 12:06am pero me deje de fijar en la hora cuando los golpes comenzaron a ser tan fuertes que no entendía porque todo el edificio ya no estaba despierto.
Me levante con la ira corriendo por mis venas, de verdad que lo menos que quería hoy era a una mocosa fastidiando. La abrí con tanta agresividad como me fue posible, pero lo primero que encontré me estrujó el pecho de una forma tan amarga que llegaba a ser dolorosa, esos ojos, no los había notado aún, eran marrones y tenían destellos color miel, dolía si los mirabas fijamente, y ella se dio cuenta.
-¡No lo hagas! -Gritó y apresuró una de sus manos a mi rostro, más específicamente tapándome los ojos- Mucha gente murió por eso.
Vale, ya sabemos por que esta en este lugar.
-Mira, yo no quiero ser grosero pero realmente no me interesa socializar ahora mismo, ni nunca realmente y te agradezco el gesto tan amable de tu parte per-...- Me interrumpió.
-Claro que no Alex, tu y yo estamos destinados a estar juntos, siempre lo estuvimos- Me tomo de la mano y me saco de la habitación, aún tenía la pijama puesta- sígueme.
Recorrimos pasillos enteros en silencio, ella estaba al frente y caminaba sorprendentemente rápido, yo la seguía. Nunca pude hablar en situaciones como esta, cuando algo no me parecía o estaba en desacuerdo siempre me quedaba en silencio, siempre creaba personalidades distintas que le agradaran a la gente y aunque me habia prometido dejar esas costumbres atrás, ese niño inseguro de doce años me seguía callando, seguía repitiendome que no le dijera nada la chica, que no le dijera nada a nadie, que no hablara a menos de que fuese estrictamente necesario.
Llegamos a lo que lucía ser un ático, o un cuarto de limpieza, ella me dio un leve empujon que hizo que entrara y cerro la puerta detrás de nosotros.
El cuarto era algo amplio, pero estaba lleno de cajas y productos químicos, si, era el cuarto de limpieza, y tenía tanto miedo.
Ella comenzó a buscar algo entre unas cajas y de repente la ira que se había esfumado unos minutos atrás habia vuelto.
Comenze a hablar.
-Traté de ser amable, pero no me voy a quedar encerrado en un maldito cuarto de limpieza con una enferma mental de la que no se ni su nombre que me saco a patadas de mi habitación y me ha estado siguiendo todo el día, esto no es un jodido cuento de romance juvenil, es la vida real niña y no mueves a las personas de un lugar a otro como si fueran tus marionetas, eres una completamente extraña para mí, somos extraños, así que aléjate- La chica se quedo inmóvil durante unos minutos, no me habia dado cuenta que no
sabia aún su nombre, no se lo había preguntado.Cuando la sonrisa que reposaba constantemente en sus labios despareció me di cuenta que tal vez me habia pasado un poco con lo de enferma mental, si, un poco.
Me empecé a preocupar bastante cuando se sentó en el suelo con sus piernas cruzadas mientras sostenía una grabadora de música, no me ha dicho nada desde que hable hace diez minutos, o más, lo único que se esque me esta empezando a faltar el aire, ¿Como puede estar tan tranquila?
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The Dust In Your Eyes [EN PAUSA]
Ficção Adolescente"Aᥣᥱx, ¿Por qᥙᥱ́ hᥲᥴᥱ tᥲᥒto frίo?" En lugar de enamorarse, deberían ser castigados.