The Dust In Your Eyes [EN PAUSA]

Capítulo 2; Señales

Septiembre 17, 2004 - 4:32pm (seis años)

Tengo deberes para mañana y mamá está sentada en una silla de madera forrada en cuero del comedor, a mi lado izquierdo con la mirada perdida en la taza inmensa de café tinto, luego papá recorre el pasillo y cuando llega detrás mío detiene su caminata para despeinar mi cabello con sus manos y luego pasar a la cocina, sigo leyendo hasta que veo que mamá desliza su mano para recoger la mía, esta fría y áspera como suele estar, ella entrelaza sus dedos con los míos y yo devuelvo la vista a mi libro de animales, pero algo no se siente bien, un dolor invade mi débil cuerpo y no puedo respirar, estoy inmovilizado por unos segundos y giro en busca de consuelo hacia mi madre que para mi sorpresa luce más desorientada de lo común, sus ojos están cristalizados y recorren cada una de las grietas en la taza, apretó mi mano y el dolor se intensificó, actúe por inersia y aparte mi palma ocasionando una mirada confundida de mi madre sobre mi, disimule mi acto dirigiendo la mano en cuestión a mi libro y pasando la página con ella para luego sostener el libro con ambas, el dolor desapareció y mamá esbozó una media sonrisa, mis ojos ardieron por unos segundos y luego se neutralizaron, no entendía que habia ocurrido pero tampoco quería hacerlo aún.

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Octubre 20, 2007 - 6:57pm (nueve años)

Vísperas de mi cumpleaños y la euforia que sentía no me cabía en el pecho, estaba el cuarto de mis padres con la cabeza hacia arriba, noté a mamá cruzar la puerta y recorrer al suelo hasta llegar al otro lado de la cama donde antes estaba recostado en soledad, el ténue sonido del silencio era lo único que retenía nuestros oidos, hasta que la tos seca de mi madre envolvió la habitación completamente, cubría su boca con el puño de su mano y cuando comenzó a empeorar se levantó y se dirigió al baño, alrededor de quince minutos después volvió pero su apariencia era diferente, su rostro lívido contenía ahora dientes color cobre, volvió a sentarse y todo lucía habitual, exceptuando por la gota de sangre en una uña que olvidó limpiar, ¿Qué ocurre, mamá?.

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Abril 6, 2011 - 10:03am (trece años)

La neumonía de mi madre nos arruinó un gran cantidad de planes tanto a corto como a largo plazo, los antibióticos eran costosos y las terapias igual, debido a la agresividad de la bacteria que atiborraba su cuerpo era muy complicado llevarla a algún hospital, de repente toda nuestra vida como familia giraba en torno a la enfermedad que atacaba a mi madre.

Era temprano en la mañana y mientras esperaba en la grasosa silla de espera afuera de la sala para rehidratacion oral, con la mirada en el suelo y los pies cruzados. Dos habitaciones seguidas se escuchaban chillidos de dolor muy seguidos, algo que se acostumbra ver más de lo deseado en un hospital, en el fondo de mis oídos escuché un suspiro hondo y gastado que no provenía de mí pero que se sentía como un alivio infinito, seguido de un escalofrío que recorrió mi cuerpo por unos segundos pero que lució eterno, sentí una fuerte necesidad de acercarme a la ventana y terminé por hacerlo, un anciano reposaba tumbado en la camilla, pero había alguien más en el cuarto, una sombra de color cían, una silueta deforme tal como las que se crean cuando cristales se mezclan con destellos de luz, acariciaba con sociego al hombre que ya no presentaba signos vitales, dí un paso adelante y empuje con delicadeza mi dedo índice hacia el cristal, aún no entiendo lo que pretendía provocar en ese entonces, pero a pesar de no comprender la gravedad de mis intenciones no frené mis actos, al hacer contacto con el vidrio el espectro alzó en un suspiro lo que lucía como su cabeza y se consumió en si mismo, creando un efímero remolino de polvo y desintegrándonse en el ambiente.

Mi padre salió a buscarme y me atrájo a él bruscamente; los gritos de agonía habían dejado de retumbar en el hospital.

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Septiembre 2, 2012 - 7:18 am (catorce años)

Hace dos horas recibimos la llamada del hospital, mi madre ha fallecido. Anteriormente he escrito los sucesos luego de ocurridos, una rutina que de vez en cuando me es útil para recordar, cuando escribo algo y lo leo después puedo sentir cada una de las sensaciones experimentadas, las maquinas del tiempo aún no han sido inventadas, por eso estas pequñas fechas me ayudan a tener presente los mejores o peores momentos de mi vida, acostumbro hacerlos minutos luego de ocurridos pero ahora mismo segundos después de la noticia escribo esto, en un intento deseperado de mantener la poca corduda que pueda quedarme. No fue la muerte de mi progenitora la que me causo tal sentimiento, fue mas bien el no sentir nada, ni tristeza, ni alegría, el darme cuenta de lo indiferente que me habia vuelto hacia aspectos tan terribles que atormentan a las personas diariamente, solo tengo catorce, estoy somnoliento y es de madrugada, voy a seguir durmiendo, esto puede ser solo un sueño, quizás cuando despierte mi madre siga aquí, o quizás no.

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Noviembre 18, 2012 - 8:27am (catorce años)

Últimamente he estado de cabeza, a veces siento que estuviese viviendo la vida de alguien más, de alguien muy desafortunado y sombrío, pero luego tengo la ligera certeza de que ese alguien soy yo, dejando de lado mis pensamientos desorientados, quiero comentar un suceso. Hace unas semanas me he quedado completamente solo, los pocos amigos que me quedaban finalmente sucumbieron a las criticas y malas miradas, ¿Quién quisiera ser amigo de un bicho tan raro? De todas formas no me importaban, o eso quiero pensar, mi mecanismo de defensa ante situaciones dolorosas es bastante simple, imagina a un pulpo que lanza tinta cuando se siente amenazado, yo esparzo indiferencia y lejanía en ese tipo de situaciones desgradables que desafortunadamente me ocurren mas de lo que desería. Además, ¿a quien le importan las personas de carne y hueso? Siempre tan egoístas, ruidosos y molestos, ya tengo a miles de voces que me cuentan historias, y que se callan cuando se los pido, son mas útiles que los que se hacian llamar mis amigos, al menos estas sombras nunca se iran de mi lado, siempre estarán conmigo.

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Marzo 22, 2014 - 3:46pm (dieciséis años)

He visto a mi madre dieciocho veces desde que falleció, mi padre no se ha dado cuenta, ni de mis gritos en la madrugada, ni cuando me paralizo por minutos sin razón, tampoco cuando comienzo a llorar hasta quedarme sin aire. Siempre he notado como las personas tienen maneras tan distintas de superar eventos traumaticos, algunos lo expresan, otros lo guardan para ellos mismos creando inseguridades y miedos ilógicos, algunos por otro lado se alejan de toda persona o situación que pueda recordarle lo indeseado y otros simplemente lo ignoran, mi padre es una cierta mezcla de todos, y eso me perturba muchísimo, soy su hijo, estoy sintiendo lo mismo que él, ambos estamos sufriendo pero a él parece no interesarle o si le interesa sabe ocultarlo muy bien.