Jane Callen
-¿Pudiste conseguirlos?
-¿Tu que crees?- cuestionó con ironía al saber que yo ya conocía la respuesta.
-Sabes, nunca te he preguntado de dónde los sacas, osea, estamos en un maldito centro para enfermos- me entregó uno y se sentó frente a mí con las piernas cruzadas y recogidas-. Gracias.
Tomé el mechero y le prendí fuego al final.
-Hmm, mejor que no sepas.
Ella ya le estaba dando una calada a su cigarrillo.
Jugué con el porro que sostenía entre mis dedos y lo acerque a mi boca, subscionando aquella sustancia alucinógena que me haría perder la corduda muy pronto.
-Iz me contó lo de Alex, ya diste con tu ángel caído, ¿Verdad?- Bufó burlándose.
Me ahogé un poco con el humo que estaba sosteniendo, al hacerme recordar la conversación que habíamos tenido antes.
"Me importa un carajo lo que veas, Jane. Había malinterpretado lo de... L-las voces, tengo esquizofrenia, nada más, veo espectros gracias a las medicinas que ingiero, n-nada mas"
Las últimas palabras que escuché de mi amante antes de marcharse de la habitación ansioso, lo había acosado antes de tiempo, fué mi error; y estaba a punto de olvidarlo.
-A ti te alargaron la estadía en esta cárcel, ¿Verdad? -ignoré su pregunta y cambie de tema, mi cabeza comenzaba a dar vueltas.
-Hmm, touché.
Las risas brotaron de la nada como maleza que se esparcía por un campo pulcro, mi mente se relajo y por instante pude disfrutar de la vida como siempre me la describían. El placer que sentí la primera vez que lo probé se volvía a repetir incontables veces, ese amargor de paz que recorrió mi organismo y esa culpa tan grande que experimentaba al ser consciente de la porquería que me estaba metiendo.
No paso mucho antes de que la habitación estuviese repleta de humo, ambas embriagadas de alucinaciones pasajeras bailando como idiotas por mi cuarto con la puerta cerrada.
-Abre la v-ve... ventana- susurré en el oído de Venecia.
Ella soltó una carcajada bastante sonora y procedió a hacerme caso, con algo de dificultad logró abrir la ventana y yo acerque mi rostro para tomar algo de oxígeno descontaminado.
Venecia no hizo lo mismo, la ví sentarse en mi escritorio y buscar entre mis dibujos, era notable la diferencia de resistencia entre las dos; ella aún se veía medianamente estable y yo era un desastre con piernas.
Me recosté boca arriba en mi cama con la cabeza apoyada en el marco de la ventana y le dí otra calada a la marihuana envuelta en un trozo de papel que estaba a punto de acabarse.
-Voy a verlo, vienes o te quedas.
-Tu nivel de idiotez me llega a sorprender, Jane.
-D-dije vienes... -me levanté tambaleando un poco y camine hasta quedar acercarme a su rostro - o te quedas.
-Me quedo, y si te saca a patadas de su habitación no vuelvas aquí llorando y balbuceando incoherencias.
-Como ordene, madam.-Haciendo una corta reverencia y saliendo en saltitos del cuarto.
➖🔱➖
Llevaba diez minutos gritando y llorando disculpas sin sentido en su puerta, él era demasiado orgulloso para abrir y yo demasiado terca para desistir.
ESTÁS LEYENDO
The Dust In Your Eyes [EN PAUSA]
Fiksi Remaja"Aᥣᥱx, ¿Por qᥙᥱ́ hᥲᥴᥱ tᥲᥒto frίo?" En lugar de enamorarse, deberían ser castigados.