𝐀 𝐭𝐫𝐚𝐛𝐚𝐣𝐚𝐫.

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𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨: 𝐈𝐕

—Ven acá maldita zorra regalada — Me jala del cabello y me tira al suelo.

— no papá, porfavor no otra vez — Saca su cinturón de cuero.

—yo no soy tu padre, tú y esa madre puta que tienes me arruinaron la vida. —Por cada palabra es un golpe tras golpe, no se detiene, no para y no cede.

Se desquita cada vez más, tiene los ojos brillosos de tanto tomar.

Ahora vas a saber lo que es sufrir.

Me despierto. Toco mi rostro y lo tengo mojado, estuve llorando en aquella pesadilla, tengo la respiración acelerada y un nudo en la garganta. Si no es una pesadilla con mi padre lo es con mi madre, pero aún así no puedo de dejar de preocuparme como ella estará, será que esta comiendo bien, si descansa, son preguntas que me las hago día a día.

Me levanto y voy por un vaso de agua a la cocina, prendo las luces y ahí está él.

— Tampoco podes dormir eh — Me dice Anthony.

—No, tengo insomnio supongo. ¿Querés un té? —El asiente y preparo para los dos. — ¿te sentís bien? — Pregunto mientras se calienta el agua. Tiene la mirada triste y perdida, como si fuera que su mente no está acá.

—Crisis existenciales —Hace una mueca que no llega a sonrisa.

— si querés hablarlo podes contar conmigo. —se lo que se siente tener problemas y no tener a quien decirlo.

— Gracias pero no quiero molestarte.

—No lo haces, por algo me ofrecí.

El me mira con duda y hace una amago de hablar pero no lo hace, supongo que no es su tiempo y tampoco lo voy a presionar a que se abra conmigo.

—Am... ay veces que extraño mucho a mi mamá, se que es tonto que alguien de 22 años lo diga...

—No lo es, es tu mamá y aún si tengas 58 años o 100 vas a amarla de igual forma. - sonríe.

—ay veces que necesito abrazos y consejos de ella, que me regañe o no se, solo que esté. — No sé que decir ante eso, pero me salva que el agua ya llego a su punto, hago el té y se lo entrego. —Oye, no serás mi mamá no, pero ya necesitábamos a una mujer en la casa. — le sonrío y el también a mí y se va a su habitación, dejándome sola en la cocina.

Poco a poco me estoy encariñando con los chicos y me da miedo que algún día se aburran de mí como mi madre lo hizo y me echen, hay si que no tendría lugar a donde ir. Extraño a mi mamá, si, pero no quiero volver a esa vida donde me golpeaba.

Se que soy una estupida, tarada e inútil, eso me lo dejo en claro y ya no quiero escucharlos más, ya no quiero que me vuelva a golpear.

Termino mi té y subo a mi por ahora habitación, me fijo la hora y falta menos de una hora para entrenar así que me cambio de ropa, desde esta hora de la mañana ya hace mucho calor así que me pongo un short deportivo con una remera rosa.

Bajo y voy directo al gimnasio, no hay nadie como era de esperarse así que me pongo a hacer la rutina de siempre, desde que vine acá ya encuentro cambios en mi cuerpo, no me gusta para nada, pero si el jefe dice que lo tengo que hacer, yo no soy nadie para decir que no.

El abdomen lo tengo más plano, mis senos más firmes, piernas torneadas y mi trasero más respingudo, no me gusta porque es mucho más notorio que antes y me siento incómoda, pero como dije, no puedo decir que no.

A las media hora llegan los chicos y Felipe, yo ya voy por la mitad de mi rutina, pare unos minutos para descansar.

— Vaya, vaya, con que ahora te pones a entrenar antes que nosotros, osea que nos querés superar. — Dice de forma divertida Pedro.

—Algo así —digo sin darle mucha importancia por como me mira Alexander. Felipe me mira de una forma que no se tal vez ¿orgullo? Realmente no se descifrarlo, pero se que no es nada obsceno, creo que al estar tanto tiempo expuesta a eso puedo descifrar una que otra mirada.

Sin decir nada sigo con mi rutina y los chicos empiezan hacer la suya. Hoy les toca entrenamiento con Brad, es jefe de los guardaespaldas, fue un militar de la más grande asociación y eso lo hace súper estricto. Hasta que no te termine doliendo todo el cuerpo y con la lengua afuera, no para.

Por suerte para mí termino antes, así que me doy una ducha antes de ir a practicar con las armas, cada vez que puedo maniobrar bien una cambio a otra y así sucesivamente, hoy toca Ak-47, es un arma de asalto asique esta en la lista de que tengo que aprender a usar.

Agarro el arma y me voy al campo de entrenamiento, me coloco y empiezo a disparar, creo que esta es mi arma favorita, a los primeros tiros me pude acoplar muy bien a la fuerza y presión de la misma. Sigo un par de horas más hasta que llega al almuerzo.

Cuando falta media hora, limpio y guardo todo lo que usé y voy a ayudar en la cocina.

Hoy por fin en la tarde los chicos y Felipe me van a mostrar donde va ser mi lugar de trabajo, eso me emociona ya no voy a ser un estorbo o bueno, por lo menos no al cien por ciento.

—Bueno esto es todo tuyo. — me dice Anthony una vez entramos a una habitación lleno de computadoras y cuatro hombres trabajando, me siento en una de las sillas y comienzo a fijarme la red de protección.

— Esto es una mierda —Digo al instante que veo todo lo que hicieron. Cuando levanto la vista todos me miran sorprendidos.

— ¿Eh? —dice Alex.

— Que esto es muy fácil para hackear y robar hasta su tipo de sangre, la capa de protección es muy débil y como cereza del postre ahora los quieren hackear.

— ¿QUÉ?!! — dicen todos al unísono, hasta los que estaban "Trabajando" ahí y todos se acercan a mirar.

Me pongo manos a la obra y mientras aquella persona quiere hackear yo de a poco voy reforzando la capa de privacidad para que no obtenga ningún tipo de información de ellos o de sus "Empresas"

— ¿Podes averiguar quién es? — Pregunta Felipe.

— Si los que ya trabajan aquí dejarán de mirar y me ayudarán si — digo con sarcasmo, todos se ponen rojos y vuelven a sus asientos, mientras yo sigo reforzando la red ellos tratan de buscar información de esa persona.

—Señorita, se retiró. — Dice unos de los chicos de ahí, no debe pasar los treinta. Me fijo y si, es verdad, la persona que quería hackear se dio cuenta que le seguíamos el paso.

—¿Que significa eso? —Pregunta Jacob.

— Significa que la persona que quería hackear, se dio cuenta que le seguíamos el paso así que se retiró antes de que encontremos información de el.

— Maldita sea, Ashley refuerza la capa de protección y ustedes —Señala a los que ya están ahí — ella va a ser su jefa ahora, asique hagan lo que dice y busquen información de quien quiso hackearnos. — Y sin más Felipe se va como alma que lleva el diablo.

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