ᴜꜱʜɪᴛᴇɴ

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Los chicos del equipo de volleyball de Shiratirizawa no eran muy extrovertidos.
La única excepción era Tendō Satori.

—¡Vamos a jugar a algo! ¡Venga! ¡Venga!

—Tendō, recién acabamos de entrenar y estamos cansados —se quejó Reon.

—Yo no estoy cansado —admitió el capitán.

—¡Gracias por apoyarme, Watakoshi-kun!

Tras unos minutos de insistir, el equipo accedió a jugar lo que Tendō proponía.
Era simple. Todos habían jugado a verdad o reto antes, pero esta vez, el equipo estaba resentido por verse obligado a jugar.
Todos irían por Tendō.
Si lo entretenían con algún reto absurdo, podrían descansar.

Su suerte fue tal que, al girar la botella de agua sobre el suelo, el primer elegido fue Tendō.

—Elijo reto.

Los chicos, reunidos en un círculo, comenzaron a hablar en susurros de unos a otros, comentando cuál sería el castigo perfecto para el pelirrojo.

Finalmente, todos hablaron hacia Reon, quien orgulloso miró al frente, encontrándose con la mirada curiosa de Tendō.

—Decidimos que tu reto será pasar los siete minutos en el cielo con nuestro capitán.

Watakoshi se desconcertó. Sin duda habían dicho cielo, ¿pensaban matarlos?

—¿Qué es eso? —preguntó calmado.

—Debemos pasar siete minutos encerrados en algún lugar. Somo mejores amigos, no pasará-

—Querido amigo, hay una cosa que olvidas.

Reon se acercó a Tendō para susurrar algo en su oído.

—Te gusta Ushijima, ¿podrás calmarte?

Sus mejillas alcanzaron el color de su pelo.
Hace apenas unas semanas, él había descubierto sus sentimientos hacia el capitán, ¿cómo lo sabía Reon?

El ojiverde quiso saber qué había dicho, pero enseguida Tendō se levantó.

—Hagamos este estúpido reto, Watakoshi-kun. Ganaremos.

—¿Lo haremos? —dijo confundido. Quizás no entendió bien las reglas del juego.

—Bien, debéis pasar los siete minutos en...

—¿El cuarto de club? —sugirió Goshiki.

—No, muy grande y muy iluminado —descartó Yamagata, el líbero.

—El armario de la limpieza es perfecto —concluyó Semi.

Todos estuvieron de acuerdo y los dos chicos subieron a la segunda planta del gimnasio, donde se adentraron en el armario de la limpieza.

Era algo grande para ser un armario.
En la esquina había una lavadora, que utilizaban para limpiar los petos después de entrenar.

Tendō entró primero, sentándose sobre la lavadora que daba pequeños tumbos, ya que ahora mismo lavaba los petos que habían utilizado ese día.

Ushijima llegó tras él, cerró la puerta y apenas se pudo dar la vuelta por el espacio tan reducido.

Al fin, quedó frente al pelirrojo.
La corpulencia del as y su altura era un inconveniente. Ambos chicos tenían que acercarse mucho.

Tendō se vio nervioso por primera vez desde que empezó el reto y apenas habían pasado unos segundos.
El pecho del más alto estaba muy cerca de él.
Casi podía sentir su respiración sobre su piel.
Sus latidos se aceleraron solo de pensar en mirarle.

7 minutes in Heaven • Haikyuu! Ships (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora