7 minutes in Heaven • Haikyuu! Ships (Español)

ᴅᴀɪꜱᴜɢᴀ

—Pueden irse a casa, nosotros terminamos de recoger —dijo Suga, viendo a Yachi y Kiyoko quienes recién salían del cuarto de material.

—¿Están seguros?

—Si, Suga y yo recogeremos la red y cerraremos, no hay problema —habló Daichi

Se despidieron de las chicas mientras cargaban las varas de metal al cuarto.
Ya no quedaba nadie cuando guardaron la última cosa en el cuarto de material.

Cuando se dieron la vuelta para salir, se encontraron con que la puerta se movía, empujada por el viento.

—¡No!

Daichi intentó mantenerla abierta, pero cuando llegó a ella, ya estaba cerrada.
No podía abrirse desde dentro, así que estaban en problemas.

—¿Estamos... atrapados? —dijo Suga, con un tono de diversión en su voz.

—Es obvio, Suga —dijo Daichi, serio. No pudo aguantar la risa por mucho más y acabó riendo junto al chico del lunar.

Intentaron empujar la puerta para salir, pero como seguían riéndose, perdieron fuerzas y acabaron deslizándose hasta acabar sentados contra la puerta.

—¿Llamamos a alguno de los chicos? Se fueron hace un rato, pero no estarán muy lejos —dijo Daichi, recobrando el aliento.

Así, Suga sacó su teléfono. 

—No tengo batería, ¿y tú?

Daichi rezó porque tampoco la tuviera.
Se sorprendió a sí mismo al pensar eso. ¿Quería quedarse ahí encerrado con Suga?
Si, claro que lo quería.

—Si tengo —maldijo internamente ser tan responsable y no salir de casa sin el móvil cargado.

Marcó a Asahi, quien enseguida lo cogió.

—Hola, ¿qué pasa? 

—Nos hemos quedado encerrados en el cuarto de material —dijo directo.

—¿Hemos? —se escuchó la voz de Noya a su lado.

—Si, yo también estoy —dijo Suga acercándose al teléfono.

Daichi se sonrojó un poco al tenerlo tan cerca. Además, para ello había apoyado una mano sobre su muslo, acercándose más a su oído.

Los dedos largos de Kōshi se movieron un poco, acariciando la piel del más alto, mientras hablaba con Asahi y Noya, ya que Daichi se había quedado inmóvil ante el acto de Suga.

—Iremos enseguida —se escuchó a Asahi al otro lado de la línea antes de colgar.

Dejó el móvil de nuevo en su bolsa y suspiró al sentir a Sugawara alejarse un poco, cortando su contacto.

—Bueno, ¿qué hacemos? Supongo que tardarán en llegar.

—Si, mínimo diez minutos.

La habitación se quedó en silencio y Daichi tamborileó sus dedos sobre sus rodillas.
Nunca habían tenido un silencio como ese. 

Sawamura se sentía ansioso.
Hace relativamente poco que había descubierto sus sentimientos hacia su mejor amigo. Siempre se habían llevado muy bien, pero hasta hace unos meses no lo empezó a ver de otra forma.

Por otro lado, Suga estaba totalmente seguro de sus sentimientos. Los tenía desde que conoció al moreno. Por ello, sabía cómo controlarse.

—¿Crees que ganaremos al Shiratorizawa?

Las inseguridades de Daichi salieron a la luz. Confiaba en su equipo, pero enfrentarse a un equipo tan fuerte le hacía temblar.

—Confío en mis compañeros y en mí mismo —respondió Suga para calmarle—. Estoy seguro de que ganaremos.