Capítulo 5: Oportuno

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POV: NEX

El día de la competencia fue interesante, pero al mismo tiempo agotador. Hubo sangre, sudor y lágrimas en cada torneo, literal y metafóricamente.
Es muy interesante ver como la gente pelea como si sus vidas estuvieran en juego, no los quiero imaginar en una situación de vida o muerte.

Todo empezó un poco incomodo, ya que la princesa Evelyn Mayia tuvo que participar justo al lado mío. Parecía un poco afligida por unos segundos al notarme a su derecha, pero luego se volteó a hacer sus cosas, como contemplar su arco todo garabateado de flores por unos cinco minutos seguidos. Intenté sacarle conversación pero estaba un poco distraída.

—Buenas tardes, princesa —la saludé mientras me sentaba en una banca a su lado.

—Buenas tardes, señor Nichols —contestó sin levantar la vista de su cuidado arco. Su pelo estaba recogido en un rodete decorado de flores, evitando que tenga conflictos con el objeto.

—Bonita coincidencia de que participemos al lado del otro ¿No?

—Casualidades del destino...—respondió tranquila.

—Ciertamente ¿Tú practicaste para el torneo?

Por unos largos segundos no respondió. Un gran campanazo marcó que era hora de competir. Ella se paró y acomodó su rodete.

—Por supuesto —aseguró mientras me miraba de reojo con una sonrisilla— ¿Tú no?

Comenzó el torneo de arquería. Tuvimos un desafío de tirar la mayor cantidad de flechas en pocos segundos y luego otro de pegar lo más cercano al blanco marcado en un lejano árbol.
No me puedo quejar la verdad, quedé en el segundo puesto.
En el primer puesto quedó la princesa Keisha Lakaet, debería esforzarme mucho para pasarla, si es que alguna vez lo hago.
En el tercer puesto quedó la princesa Evelyn Mayia, yo le advertí que la superaría pero parece que no le importó mucho, estaba muy concentrada en divertirse más que nada.

Hablando de las princesas, cuando me dirigí al puesto donde los ganadores podíamos reclamar nuestros premios, la encontré a Evelyn Mayia de vuelta. Parecía intranquila, hablaba con cierto apuro con la trabajadora del puesto.

—Señorita, no hace falta, de verdad —dijo la princesa negando con las manos.

—Princesa Evelyn, por favor acepte el premio. Es cortesía nuestra —le pidió la mujer que atendía.

—Insisto, muchísimas gracias por el premio, pero no hace falta. Estoy agradecida con ustedes por competir aquí, sería muy descortés de mi parte llevarme un regalo —explicó delicadamente.

Me fui acercando cada vez más hacia ella.

—¿Por qué no lo tomas y listo? Si tan agradecida estás simplemente acéptalo —comenté. Era mi oportunidad para hablarle. Ella al escuchar estas palabras se giró y me fulminó con la mirada, sus ojos verdes como la esmeralda brillaban con el luminoso sol de la tarde.

—No es muy educado de su parte meterse en conversaciones ajenas, señor Nichols —contestó mientras me mostraba una sonrisa amable, invitándome a irme. Pero no pensaba hacerlo.

—Lo lamento mucho princesa, solo estaba sugiriendo una solución rápida y eficiente. Te ahorrarías mucho tiempo si tan solo aceptaras el premio. Si no lo quieres puedes dárselo a un necesitado ¿No? —sonreí burlón, y ella levantó las cejas. Había bastante gente alrededor nuestro mirando con curiosidad, escuchando atentamente nuestra conversación.

Ella suspiró levemente, cansada, y se volteó hacia la trabajadora. A Evelyn le agotaba mucho salir de su burbuja, y se notaba. Desde que llegué a Mayiam que estuve esperando un momento en el que me cruce con ella. Digamos que me quedó una espina del pasado. La realeza es toda una farsa, no sé como nadie lo nota.

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