Capítulo 13: Yalinka

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POV: EURIA

Caminar por la superficie era de mis cosas favoritas, pero cuando se trataba de arena este no era el caso. Los pies se te enterraban y era mucho más dificultoso caminar. Junto a Nisha nos encontramos recorriendo la superficie de Yamiak, para poder llegar hacia el pueblucho que nos indicó la anciana. Hace rato que no veíamos ni una gota de civilización, la playa se encontraba totalmente solitaria. Mis extraños pies me dolían demasiado y la arena me provocaba una horrenda picazón. Hubiera preferido utilizar una carroza, pero la misión que estábamos realizando era secreta y si nuestra madre supiera, no nos dejaría ni salir del castillo. Ella detesta que nos pongamos en peligro, aunque sea por las más mínima cosa.

Ya estaba por oscurecer, pero el calor de la playa estaba cada vez peor. El sol apuntaba directo hacia nosotras, nunca habíamos bebido tanta agua en nuestras vidas. Nos faltaba ya un par de horas para llegar a nuestro destino. Hace un tiempo atrás, habíamos enviado una carta a la princesa Keisha para que se dirigiera hacia el pueblo. En ella solo indicaba que debía estar en aquel pueblo de inmediato, que necesitábamos urgentemente su ayuda.

El camino se estaba volviendo agotador, habíamos traído algunas provisiones para poder sobrevivir pero ya se estaban acabando. Pensábamos que el mismo iba a ser más corto, pero llevábamos ya varias horas de caminata. Además, por si acaso, teníamos algunas dagas escondidas alrededor del cuerpo. Había sido idea de Nisha, yo no estaba segura pero al escuchar sus aclaraciones del por qué deberíamos llevarlas, me convenció. Ella dijo que era muy peligroso ir de noche por la intemperie sin ningún tipo de arma, ni un guardia que nos protegiera. Acepté de mala forma. Las armas no me gustaban, además de no ser algo que sepa utilizar, me parecían un poco peligrosas.

Luego de varias horas y de múltiples paradas para alimentarnos y beber agua, logramos divisar varias casuchas. Nos dimos cuenta que estábamos en el pueblo indicado cuando observamos un enorme cartel, en el decía "Bienvenidos a Yalinka, pueblo de buena fe y honor". Jamás en mi vida había oído hablar de Yalinka, y eso que mi madre es la reina. En realidad ella no se encarga de los pueblos de la superficie de Yamiak. Para eso designó el puesto de Gobernador Terrestre a Limunatos Rae. Este es un viejo tritón, que en un punto de su vida se agotó de vivir bajo el mar y decidió convertirse para siempre en un terrestre. El mismo se encarga de conservar y cuidar los pueblos de estas zonas, son pocos, pero existen.

Los techos de las pequeñas casas estaban desgastados, el paso del tiempo los fue deteriorando. La arena llegaba hasta las entradas de las casas y era una zona de puertos. En las costas vimos una serie de barcos que llevarían, seguramente, a otros territorios lejanos. Caminamos por la vieja ciudad, no teníamos idea de donde quedaba aquel bar en donde deberíamos encontrar la supuesta cura. Entre la oscuridad de la noche divisamos a una mujer. Nos acercamos cuidadosamente hacia ella y pronuncié las siguientes palabras:

—Disculpe señora, ¿Tiene idea de dónde queda una taberna que es muy reconocida en la zona?

—Oh jovencitas, la taberna se encuentra a unas tres cuadras y luego a la derecha. Verán una gran casucha, con un letrero en un dialecto extraño. Parece que el dueño de la misma cree que nosotros entendemos lo que dice, pero realmente es un misterio para la mayoría del pueblo.

—Muchas gracias —dijimos a la vez, mientras nos despedíamos de la mujer.

Caminamos rápidamente siguiendo las direcciones que nos había ofrecido la desconocida.
Luego de unos minutos llegamos a la gran casucha, como nos había indicado la mujer. En ella se encontraba un cartel, con algo escrito que no podíamos identificar.
Primero entraríamos a la taberna en busca de la cura y luego buscaríamos a Keisha por la zona.

Cuando nos dirigíamos directo hacia la entrada, choqué fuertemente con alguien. El mismo cayó de sopetón al suelo. Yo solo susurré un simple "disculpe", un poco apenada. Hasta que me detuve a evaluar la situación. Al principio por la oscuridad solo veía a un simple muchacho rubio, pero al observar atentamente me di cuenta de que se trataba de Owen. El chico moreno que se encontraba en la fiesta de ayer. El mismo intentó coquetear conmigo y Nisha, y fue varias veces. Es un chico pesado, pero también parecía ser gracioso.

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