Capítulo 14: De-sastre

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POV: EVELYN

Fue un día bastante alocado en el castillo, debido a que la mayoría se encontraban sumamente alterados por la llegada de tantas personas. El sol de la mañana se reflejaba en los pulcros pilares de mármol blanco y se filtraba por las ventanas, iluminando con viveza el interior. El castillo es totalmente esplendido, no quiero sonar arrogante, pero creo que es el castillo más bonito de todos los reinos. Mi familia puso mucho empeño para lograr lo que es hoy en día. La fundadora Rosalba Mayia era una gran artista y ella depositó con gran esfuerzo todas sus habilidades artísticas en el castillo.

Mi dos tíos y sus hijos, Oliver y Mérida, llegaron al mismo tiempo que el costurero, cada uno sus respectivas carrozas. Oliver pasaba la mayor cantidad del tiempo en mi castillo, pero los últimos días había permanecido en el suyo, por ello había concurrido con su familia. Yo me encontraba en la sala principal del castillo donde se ubican los tronos reales, la cual da a la entrada del mismo. Estaba sentada en mi trono, mientras trazaba una pequeñas flores en mi cuaderno de dibujo. A mi lado se encontraban sentados mis padres, sumamente firmes para mi gusto. Los invitados pasaron por la gran puerta y llegaron hasta los tronos, para saludarnos. Primero avanzaron hacia nosotros nuestra familia, mientras que el costurero había optado por quedarse en un costado mientras observaba la escena. A la vez dos guardias revisaban sus maletas, para comprobar que todo estuviera en orden. Inmediatamente mi familia y yo nos saludamos con enormes abrazos, mis padres decidieron solo saludar con un pequeño beso en la mejilla, sin tanto alboroto. El único que no se unió al momento familiar fue Oliver, que notó la presencia de Nichols y me apartó bruscamente del resto de mi familia, levantándome de mi asiento, haciendo que deje caer mi libreta.

—¿Evelyn? —soltó Oliver de repente, con los ojos bien abiertos mientras me tomaba de la mano.

—¿Sí? ¿Ocurrió algo Oliver? —pregunté ligeramente preocupada.

—¿Ese es tu costurero? —tartamudeó, sin quitarle los ojos de encima a Nichols.

—Sí, del que te conté ¿Por qué preguntas?

—Ahora entiendo por qué me dijiste eso sobre él —soltó de repente. Yo lo miré confundida.

—¿A qué te refieres? ¿Acaso lo conoces?

—¡Ese bastardo me robó! —exclamó un poco enojado. Me dejó atónita.

—¡Oh, por los cielos! Un poco estafador será, pero...¿Robarte?

—¿¡Te olvidas qué no podemos mentir!? —me recordó Oliver—. Hace aproximadamente un año y medio que sucedió. Yo me encontraba en una tienda a las afueras de Mayiam para comprar algunas cosas. Me lo encontré allí y el muy descarado se robó algunas joyas que se encontraban en mi saco. Él no logró reconocerme debido a la capa que llevaba puesta, pero pude verlo claramente. Cuando noté la falta de peso en mis bolsillos, él ya estaba corriendo hacia afuera de la tienda. Me giré e intenté tirarlo al suelo con ráfagas, por esto logré ver su cara, ya que también llevaba una capa. Él se subió a un carruaje, mientras me saludaba con la mano. Luego desapareció a toda velocidad. Nunca voy a olvidar esa tonalidad de pelo tan inusual —admitió, para luego descargar su enojo— ¡Lo peor es que eran joyas para Keisha! ¡Era un regalo secreto, y el muy cretino no permitió que pudiera dárselas!

—Lo siento mucho por eso, Oliver. Si lo hubiera sabido de antemano no lo hubiera contratado.

—No te culpes, tampoco quiero hacer nada al respecto, podría causar muchos problemas.

—Oliver, debemos hacer algo. No puedes dejar que se salga con la suya, sería totalmente injusto —reclamé. Me indigna escuchar situaciones de injusticia, y menos que no haya una resolución a estas.

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