Capítulo 15: Desvanecer

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POV: KEISHA

Ya era de mañana, el sol derretía nuestra piel y el sonido del océano era tranquilizador, para este momento tan abrumador. Mis botas estaban llenas de arena, lo cual me ocasionaba una pequeña picazón. La playa no era de mis lugares favoritos, el calor es una de las cosas que más detesto, la arena solo está para molestar. La única cosa bonita es el océano. En él ocurren cosas maravillosas, aunque suele ser muy peligroso. Ya hacía tiempo que estábamos todos parados en la misma posición, nuestra caras no expresaban emoción alguna. Hace unas horas, luego de lo que ocurrió, habíamos enviado una carta a los reyes de Mayiam informándole acerca de lo que había ocurrido. En ella decía el problema que sucedía en Yamiak con el océano, que unos piratas están detrás de todo esto, que hay alrededor de veinte enfermos y que necesitábamos su ayuda. Decidimos enviarla ya que los enfermos contaban con una gran cantidad de heridas físicas y las hadas podrían ayudarlos, curándolos. Por ello hace horas que el carruaje con los ciudadanos había partido hacia Mayiam. Ria, Nisha, Owen y yo todavía seguíamos aquí, solos en la intemperie de la playa. Además de la presencia de Sisy y algunos guardias, que no querían dejarnos aquí tirados. La tensión en el ambiente era inexplicable.

Nos habíamos quedado aquí para intentar solucionar el problema que estaba ocurriendo en el océano. Owen seguía con la mirada perdida, como si estuviera vacío. Solo que ahora Ria lo abrazaba, mientras acariciaba lentamente su cabello rubio y recitaba suavemente una canción, tratando de calmarlo. Nisha a su lado, apretaba fuertemente las manos de Owen, acompañando el canto de Ria. La vestimenta de los tres se encontraba completamente llena de arena ya que estaban sentados sobre el suelo. Owen había querido quedarse, aunque nosotras hubiéramos insistido en que acompañase a su hermana, él dijo que quería ayudarnos y que aquellos responsable debían pagar por sus actos. Pero a pesar de demostrar firmeza, sus ojos expresaban una gran tristeza. Yo solo quería salir de aquí, mi cuerpo estaba totalmente cansado y mis ganas de dormir eran incomparables. Además de los tristes sucesos que habían ocurrido en tan pocas horas. Pero antes de retirarnos de allí, debía cumplir con lo prometido.

Me alejé un poco de todos los demás. Posé mi vista sobre la arena y comencé a prepararme mentalmente para lo que estaba a punto de hacer. Yo sola, sin ningún tipo de ayuda, debía intentar solucionar el problema que estaba acabando con la vida de miles de tritones y sirenas. Tenía que ayudar a mis amigas. Todas las responsabilidades caían sobre mí, estoy un poco nerviosa, no debo negarlo. Las practicas que realizo la mayoría de las noches, en las catacumbas del castillo, van a servir para algo. Levanté mi vista y posé mi mirada directo al océano. Se encontraba calmo o eso era lo que parecía. Me giré para observar nuevamente a los demás. Todos me observaban.

—¿Lista? —exclamó Nisha mientras me demostraba una sonrisa amable.

—Lista —respondí.

—Vamos Keisha, tu puedes —dijo Ria con emoción en sus ojos, intentando alentarme.

Owen simplemente me observó, su cara no expresaba nada, pero dejó todo su esfuerzo para obsequiarme una bonita sonrisa de apoyo.
Me concentré directamente en el océano, levanté mis manos, como había practicado miles de veces en el pasado. Liberé mi mente y pensé solo en mi objetivo, en este momento lo único que importaba era evitar que más personas murieran. Comencé a sentir el poder inundando mis venas, un pequeño escalofrió recorría cada centímetro de mi cuerpo. No sabía realmente si podía lograrlo. Cuando estaba a punto de comenzar y liberar mi poder sobre el océano, alguien tocó sutilmente mi hombro, y extendió sus manos para el mismo lado que las mías. Me desconcentró por un segundo, saliendo de mi pequeño trance. Se trataba de Lumi. No tengo la menor idea de cómo sabía que nos encontrábamos aquí, pero tampoco dudo que no fue difícil para ella saberlo.

—No estás sola Keisha, yo te ayudaré, pero tú eres el mástil aquí. Intentaré todo lo que pueda, pero la única que puede lograrlo realmente eres tú.

Sus palabras me animaron, pero igualmente continuaba estando nerviosa. La brisa de la mañana hacía que mi pelo volara por el aire. Volví a concentrar mi mirada en el océano, repitiendo las mismas acciones que había realizado hace unos minutos atrás. Lumi me siguió. Volví a sentir ese pequeño escalofrío, el poder comenzó a recorrer mis entrañas.

El agua comenzó a burbujear, lo que significaba que nuestro poder estaba funcionando. Ahora lo que debíamos hacer es reducir su temperatura lo máximo que pudiéramos. El agua no paraba de burbujear, comenzaron a aparecer algunas olas, que cada vez crecían un poco más. Esto no me asustó realmente, ninguna de las olas que se habían formado podían perjudicar lo que estábamos haciendo. De repente todo comenzó a parar, el poder se estaba agotando. El océano era demasiado extenso. Tomé fuertemente la mano de Lumi, pude sentir lo nerviosa que estaba. La misma temblaba y estaba helada. Al tomarle la mano, el agua volvió a reaccionar a nuestro poder.

—¡NO CREO QUE LO QUE ESTÉN HACIENDO FUNCIONE! —gritó fuertemente una voz desconocida proveniente del mar.

A lo lejos se podía divisar una gran embarcación, llena de hombres con extraños sombreros, ojos con parches y patas de palo. Piratas.

Tomé con más fuerza la mano de Lumi. No podía desconcentrarme, a pesar de lo que sucediera seguiría intentando.

—¡ESTÁ BIEN, NO NOS HARÁN CASO POR LAS BUENAS, ENTONCES SERÁ POR LAS MALAS! —volvió a exclamar aquel hombre, soltando un pequeña risa- ¡YO, EL GRAN CAPITÁN BRUNO ACKER, LOS DETENDRÉ POR LA FUERZA BRUTA!

El agua comenzó a subir rápidamente, formando una gran ola. A ellos no les afectó ya que se encontraban por detrás de la misma. Mi respiración comenzó a agitarse, mi cuerpo temblaba y mis manos comenzaban a congelarse. Pero decidí que parar no era una opción. La gran ola se acercaba cada vez más hacia nosotros.

Comencé a oír algunos gritos, los demás estaban empezando a preocuparse.

—¿Capitán Bruno Acker? —preguntó Nisha, parecía confundida— ¿Alguien lo conoce?

—¡No importa, enfoquémonos en detener esa ola! —gritó Sisy.

Todos los guardias se posicionaron detrás de mí, extendieron sus brazos y con su poder de control del agua comenzaron a intentar parar aquel terrible tsunami. Parecía no estar funcionando, la gran ola seguía acercándose más hacia nosotros. Ria corrió hacia donde estábamos y se unió a los guardias. Nisha rápidamente al ver lo que estaba haciendo su hermana, se sumó a ella.

—¡Princesas, esto puede ser muy peligroso! —exclamó Sisy muy preocupada. Las princesas ignoraron completamente su comentario y siguieron ayudando a los guardias.

Mi cara estaba comenzado a sudar. La gran ola salpicaba la marea y comenzaba a mojar nuestra vestimenta. Owen se acercó rápidamente a mi lado y posó su mano sobre mi hombro, lentamente comenzó a recitar una suave melodía. Sabía exactamente lo que estaba tratando de hacer y se lo agradecía mucho. Mi cuerpo se relajó, perdí un poco la concentración, pero ahora me sentía menos nerviosa y agitada. Volví a apretar fuertemente la mano de Lumi y nuestro poder se extendió sobre todo el océano. La ola comenzaba a decaer, parecía que lo estábamos logrando. Pero de repente comencé a sentirme extraña, volvía a mi estado de nerviosismo. El canto de Owen ya no estaba dando resultados. El gran esfuerzo que estaba depositando para que mi poder funcione me estaba matando.

—Tú puedes Keisha —susurró Owen sobre mi oído.

Sus palabras fueron lo único que escuché antes de desvanecerme. La luz de la mañana se apagó y mis ojos se cerraron.

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