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STELLA VEÍA A LOS CHICOS tirar sus libros. Su madre la cortaría en trozos si se enterara de que tiró uno de sus libros o cuadernos, pero  disfrutaba ayudar a los chicos a tirar los suyos.

—La mejor sensación del mundo—

—Si, como masturbárte la primera vez— Creo que no hace falta aclarar quien dijo eso.

—¿Que van a hacer en el verano?— Preguntó Edds

—Empiezo a entrenar—

—¿Entrenar que?—

—Street Fighter—

—¿Así pasarás el verano? ¿Con un juego?—

—Es mejor que estar con tu madre. Ohhh— Richie chocó las manos con Stella.

—Hoy es mi última clase de ballet, después podría gastar mi tiempo junto con Richard— Dijo Stella, tratando de no dejar caer su pesada mochila al suelo.

—¿Disculpa?— dijo Richie ofendido —Pasar tiempo conmigo es un privilegio, si no lo valoras, le dire a la señora Kaspbrak, ella si que lo disfrutará—

—¿Y si vamos a la cantera?— propuso Stan.

—Podemos ir a los barrens— Habló Bill.

El hermanito menor de Bill, Georgie, había "desaparecido" el año pasado. Stella sabia que el pequeño George no podía seguir con vida, incluso si el hubiera sobrevivido, ya había pasado mucho tiempo. También el hecho de que se había encontrado sangre cerca de donde el chico desapareció, tal vez se desangró y murió. Aún así Bill insistía en seguir buscando a su hermano y Hills lo entendía, hubiera hecho lo mismo en su lugar.

—La mamá de Betty...—

—¿Enserio cree que va a salir de la escuela?—

—No lo sé, no es como si Betty se estuviera escondiendo en la escuela las últimas semanas—

—¿Creen que la encuentren?—

—Seguro, en una zanja descompuesta, oliendo la ropa interior de la mamá de Eddie— Stella miró a Richie con reproche.

—¡Cállate! Qué asco—

—No está muerta. Está perdida—

—Perdón Bill, está perdida. Los terrenos baldíos no están tan mal, ¿a quien no le gusta chapotear en agua asquerosa?—

Dos manos tomaron a Richie y a Stella por sus mochilas y los hicieron caer.

—Lindo frisbee, marica— Patrick Hockstetter le quitó el Kipá a Stanley y lo arrojó —Malditos perdedores—

Richie ofreció su mano a Stella y está la tomó para poder pararse.

—A-a-apestas Bowers— Le gritó Denbrough a Henry antes de que se marchara.

—Cállate Bill— le susurró su amigo.

—¿D-d-di-dijiste algo, B-B-Billy?— se burló —Te salvaste este año por lo de tu hermanito. Se terminó, Denbrough—

Bowers miró en dirección a su padre, el oficial de policía Oscar Bowers, que lo miraba fijamente. Retrocedió unos pasos lejos de Bill pero siguió hablando.

—Este verano sufrirán, tú y tus amigos maricas—

La pandilla de los inútiles se fue en el carro azul de Belch Huggings.

—Ojalá el desapareciera—

—Seguro es el que lo hace—

[[...]]


—Déjame firmar tu anuario, Stella— Le dijo Richie

—No lo traje, pero puedes firmar una de mis libretas y luego pego la hoja— Respondió ella

—Me conformo— El chico empezó a escribir.

—Yo también voy a firmarlo— Dijo Stanley

—Y yo— le siguieron Bill y Edds

—Rayos Richie, dejaste solo la mitad de la hoja— se quejó Stan

—Es lo que me corresponde, además, ninguno de ustedes me dejó firmar sus anuarios—

—Dibujabas penes en ellos, Richie— Le dijo Eddie

—Eso fue buenísimo, lastima que solo lo pude hacerlo en tu anuario, pequeño Edds—

—Eso que está entre las piernitas es mi pene— Richie empezó a reír como si hubiera hecho la mejor broma.

—Que asco Richard, pero aún así se ve bonito—

—¿El pene?—

[[...]]



—¡Stella, vámonos!— gritó su madre desde abajo de las escaleras

Corrió mientras se acomodaba los pequeños flecos que caían por su frente y salió con la señora Hills rumbo al supermercado.

Se subió al auto y al llegar, eligió un carrito y se adentró a la tienda.

—Ve por algo de leche— le ordenó su madre

Abrió la puerta de la nevera y metió el producto en el carrito.

—Ay, mira ese chico. ¿No te parece lindo?— Señaló a un chico con ojos cafés, cabello despeinado, una playera holgada y unos jeans negros.

—S-si, digo, mamá ya por favor— ¡Qué vergüenza!

—Pero mira como te mira, ay ay— soltaron unas risitas.

Era tan ingenua al pensar que después de lindos momentos como este todo iba a cambiar para bien. Pero se supone que así son los padres, ¿no? Momentos buenos y momentos malos.

[[...]]

—Descanso, ahora vamos a hacer ejercicios en diagonal— Stella se movió involuntariamente hasta la fila que habían formado las demás chicas de la clase en la esquina del salón, ahí fue cuando su cerebro se dignó a despertar.

Era ella, se llamaba Kathia Sanders, ¿Que tenía de especial Kathia Sanders? ¡Oh claro! Kathia Sanders es bonita.

Stella se sentía pequeña e intimidada cuando Sanders pasaba a su lado, no podía evitar compararse con tal ser humano. Siempre terminaba llorando en su cama a la luz de la luna, con la brisa de Maine quemándole la nariz y los ojos hinchados, porque nunca podría llegar a ser igual de perfecta que Kathia Sanders. La señora Hills constantemente se encargaba de recordarle lo mucho mejor que Kathia era a comparación suya.

¿Por qué ella y yo no?

A veces se sentía horrible por pensar así de ella, por tenerle tanta envidia.

Muy bien. Nos vemos después del verano chicas, adiós—

Están tan concentrada en tirarse odio a sí misma que no se percató de que la clase había acabado.

𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐈𝐑𝐋 | Richie Tozier Donde viven las historias. Descúbrelo ahora