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STELLA MIRÓ SUS OJOS ROJOS en el reflejo del lujoso jarrón azul al centro de la mesa en la sala de estar. Era de noche y Jonathan Hills torturaba a los vecinos mientras gritaba enojado.

—¡MÍRAME CUANDO TE HABLO!— gritó su padre —Llego del trabajo con la agradable noticia de que ¡MI HIJA ESTABA REVOLCÁNDOSE EN UN CALLEJÓN CON EL HIJO DE ÓSCAR BOWERS!—

Stella miró a su padre con furia y lágrimas en los ojos —¡YO NO ME REVOLQUÉ CON NADIE!— Gritó. —Fui abusada. Si no escapaba, ese depravador me hubiera violado. Y no fue mi culpa.—

—Claro— escupió Jonathan con ironía —Estabas vestida como una prostituta, ¿verdad? Tú lo provocaste—

—E incluso si hubiera estado vestida así— Dijo, empezando a hablar con inteligencia —no es la causa del pensamiento, la intención o la acción. Solo es una justificación estúpida de algo que él hizo consciente— Dió un paso al frente con la cabeza en alto. —No hay excusas cuando se trata de violencia. Lástima que con lo "poco que sé del mundo" pueda entender la gravedad de esto. Cuando hay personas que se presumen madurez y son como ustedes—

Su padre rió —Perra feminista—

Stella apretó los puños viendo como el hombre se iba riendo y burlándose.

—Lo oí todo— Stella miró a Dylan sentado en frente hacia su ventana —No estás sola, solecito—

[[...]]

Apenas eran las 10 de la mañana cuando Stella Hills se dirigía a la casa de los Tozier.

Richie miró a su chica con lágrimas amenazando a caer de sus ojos cuando terminó de contarle lo que le había sucedido. Tozier se lanzó a abrasarla mientras repetía disculpas en susurros a su oído.

—Te escucho, linda. — Dijo hacia Stella mientras la veía pararse y ponerse delante de el, mientras Richie seguía sentado en su cama.

—Agh — Hills miró a Richie — Tengo miedo de que vuelva a suceder. Mis padres creen que fue mi culpa y hubieron rumores sobre eso. Me siento tan...asquerosa, sucia.— suspiró quitando bruscamente una lagrima de su mejilla —Es un infierno.—

Richie Tozier estaba hecho furia. Al mismo tiempo se sentía horrible con sigo mismo por haber dejado que su Esty estuviera en peligro, cuando juró siempre estar ahí para ella.

—Ese idiota lo pagará— Richie se levantó de donde estaba para dirigirse a la puerta hasta que fue parado por Hills.

—No, Richie— Stella volvió a hacer que Tozier se sentara.

El chico suavizó su mirada cuando la vio —¿Por qué no, Esty? Ese maldito tiene que pagar. No puedes quedarte callada—

—Lo sé, lo sé. Pero conociendo a la policía de Derry...no van a hacer nada. Mis padres no me creyeron, ¿y crees que los policías corruptos lo harán? Créeme que lo intenté y solo me dijeron que yo lo provoqué. Lo único que me queda es agradecer que no me mató—

Tozier miró con culpa y tristeza a su amiga al ver la impotencia y el dolor con el que decía las cosas. Stella se acercó a Richie con lágrimas. El chico colocó sus manos en sus mejillas limpiando las gotas y acariciando con sus pulgares. Hills cerró los ojos ante el tacto de su Richie, recargándose en su mano buscando cariño.

—Lo siento, linda. Pude haber evitado esto—

—No, Rich. Está bien. No es culpa de nadie. Solo de ese idiota—

Stella miró a Richie acariciando su despeinado cabello. El chico la miró viendo hacia arriba, ya que el estaba sentado y ella parada. Hills se acercó a el, acunando su cara en sus manos. Tozier pidió permiso antes de tomar su cintura.

—Sabes que a tí te confiaría mi vida— dijo en respuesta.

Los chicos lejos de sentirse nerviosos como hace unos días, antes de que pudieran aceptar que amaban la cercanía del otro, se sentían en paz. Impulsivamente los dos se fueron acercando quedando a milímetros del otro.

—Estás muy cerca, Esty— susurró, cerrando los ojos cuando sus narices se tocaron.

—Lo sé—

Stella miró los carnosos labios de Richie con ganas de juntarlos con los suyos. Le invadía un sentimiento hermoso en donde quería quedarse ahí para siempre, con mariposas en el estómago y electricidad en su interior. En ese momento, todas las preguntas de Stella Hills fueron respondidas. Y sin más, juntaron sus labios comenzando a moverlos lentamente disfrutando de las nuevas sensaciones que experimentaban al estar cerca del otro.

Tozier con las manos en la cintura de su chica, la atrajo más hacia el mientras ella hacía lo mismo tomando de su cuello. Se separaron con los labios hinchados y las mejillas echando humo. Se miraron nerviosos.

—Y-yo...lo siento— Habló Richie.

—Si, yo también. La emoción del momento supongo— Murmuró Stella.

—S-si. ¿Todo bien, cierto? ¿Amigos?—

—Amigos—

Los dos pasaron más tiempo jugando y charlando entre ellos tratando de olvidar estúpidamente lo qué pasó, sin tener éxito por ningún lado. Richie trataba de disimular su decepción bromeando más de lo normal y Hills no pasó eso por desapercibido.

—Lindo oso— Stella tomó un pequeño oso café en sus manos.

—Quédatelo— Dijo Richie, mirándola sonriendo.

—Pero es tuyo— Se miraron.

—Ahora es tuyo también—

𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐈𝐑𝐋 | Richie Tozier Donde viven las historias. Descúbrelo ahora