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SALERON DE ESA HORRIBLE CASA, Stella sentía los gritos de Eddie inundar sus oídos. Perdida y mareada se subió a la bicicleta y corrió como si la persiguiera el diablo. Llevaron a Eddie a su casa y fue ayudada por Richie antes de caer al suelo.

La señora K. salió de su casa y su piel tomó mil colores al ver a su pequeño Ed con un brazo roto.

Gritaba enojada a los perdedores y cuando vio a Stella volvió a soltar un chillido.

Hills algo débil se aferró al brazo de Stanley pero fue jalada por la mujer, esta la subió a su auto. Y Stella estaba tan asustada que ni siquiera podía hablar. Cerró los ojos y perdió la conciencia.

[[...]]

—¡Richie!— Stella gritó cuando la puerta se cerró a sus espaldas. —Maldita sea—

Los gritos de sus amigos fueron reemplazados por música de circo. Volteó la mirada y ahí estaba el. Un escalofriante payaso de dos metros con cicatrices y sangre mezcladas con horrible maquillaje. Hills gritó tanto que sintió su garganta quemar. Las paredes comenzaron a acercarse a ella, sintiendo su ritmo cardiaco acelerarse. Trató de correr a la puerta lo más rápido que podía, la sensación de ser aplastada la perseguía.

Piso al otro lado de la puerta y la cerró con la respiración agitada. Las sombras de sus padres se hicieron presentes a sus espaldas.

—Esty...Mami y papi ya no se aman, ¿sabes lo que es un divorcio?— Volteó con la cara llena de lágrimas. Miró a su yo de cinco años sentada en una sillita, negando con la cabeza.

—Significa que nos separaremos, papi y mami. Para siempre—

Stella sintió que una fuerza la jalaba hacia la oscuridad —¡No!— gritó corriendo. Tomó la perilla de la puerta y se dejó caer.

—¡Stella!— Apretó a Richie entre sus brazos.

—Salgamos de aquí ¡Ahora!—

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Hills despertó con un pitido a su lado.

Se paró de la superficie incómoda en la que se encontraba. En uno de los sillones estaban su padre y su hermano, dormidos. Su madre con una bata de doctora puesta entró al cuarto, miró a Stella enojada y se acercó a ella.

—Escúchame, no se lo que te pasó y no me importa. Iremos a la casa y te quedarás estudiando el resto del verano—

Hills se volvió a acostar en la camilla del hospital.

La adrenalina ya no estaba ahí y ahora le dolía cada parte del cuerpo. No sabía cuándo sería dada de alta, pero prefería estar en casa escuchando a su madre gritar que estar casi muerta en un hospital frío y deprimente.

[[...]]

En la mañana siguiente, cuando nadie estaba en la habitación. Richie Tozier entró al cuarto con un oso de peluche.

—Richie...—

—Hola Esty— saludó acercándose a ella.

—¿Qué pasó?, no recuerdo casi nada— Richie bajó la cabeza algo triste.

—Se acabó, Stella. Ese maldito nos separó a todos. No volveremos ahí. Te lastimaste y yo...no se que te hubiera pasado—

—Está bien...estoy bien, lo siento mucho Rich—

Richie abrazó a Stella tratando de no lastimarla.

El club de los perdedores no existía más.

𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐈𝐑𝐋 | Richie Tozier Donde viven las historias. Descúbrelo ahora