CAPITULO 4: "A los cielos, rezo por tu amor "

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Después de pintar sus manos y pies, Wanyin contempló las figuras en su piel con una sonrisa tenue. Los sirvientes a su alrededor se movieron con rapidez guiándolo a otro cuarto con ventanas abiertas al sol y biombos de madera para separar la habitación del lugar donde tenía que cambiarse.

Sacaron varias prendas de color rojo, primero alisaron una blusa de mangas cortas en colores rojos y dorados que se ajustaba a su figura con un corsé que se ataba a su espalda, dejándola semi descubierta, y dejaba su vientre al descubierto.

-Bien, el choli está puesto joven amo. Continuemos con el petikot- anuncio el joven que le había puesto la prenda, los sirvientes detrás de él asintieron con la cabeza satisfechos y le pasaron la siguiente indumentaria.

Esta vez era una especie de enagüe o falda de tela pesada que Jiang Cheng se puso encima de los pantalones de tela fina, detrás de los biombos maldijo la prenda en cuestión por lo suave que era y los hermosos diseños bordados que la decoraban. Cuando salió recibió caras conformes y felices por su vestuario. Él solo chasqueo la lengua fastidiado, pero con un sonrojo en sus blancas mejillas.

-El joven amo va a ser un hermoso novio, eso déjelo a nosotros- sonrió, el más viejo de ellos.

Jiang Cheng ni lo miro.

-Joven amo, pondremos el sari después de peinarlo y posicionar las joyas-

-Hagan lo que quieran- fue la respuesta despectiva del Jiang. Los jóvenes sirvientes no se amedrentaron ante la actitud arisca y volvieron a su trabajo sonriendo. Dos de ellos salieron del cuarto y regresaron cargando cofres que al abrirlos descubrieron diversidad de joyas opulentas.

Los ojos de Wanyin no pudieron evitar voltearse ante la ostentosidad de todas las joyas.

Los jóvenes donceles se amontonaron alrededor de él con el cofre y las manos delicadas de uno de ellos se pusieron a la tarea de peinar el salvaje cabello de Jiang Cheng hasta que lo dejo liso y ordenado.

-Bien ya que el cabello del amo es tan bonito lo dejaremos semi suelto, primero pondremos el maang tikka- expuso el joven. Los demás lo miraron impacientes.

Los dedos agiles del chicos armaron dos trenzas a los costados de la cabeza de Wanyin, los cuales fueron trenzados con finas cuerdas de oro puro que estaban unidas a un pendiente que atravesaba por medio de la cabellera y caía sobre la frente de Jiang Cheng en forma de un loto dando la ilusión de una diadema.

-¡Ohhh hermoso! ¡Tan guapo! ¡Se ve lindo!- aullaron los sirvientes ante la vista de Wanyin peinado esplendorosamente.

El joven Jiang se contrajo en desagrado y vergüenza.

-Bien, bien. No se desconcentren- Rápidamente, trajeron los implementos y miraron con atención. El mayor, que estaba a cargo ahí, pintó el rostro contrario con sombras tenues en colores morados en sus ojos y repasó sus labios con una sustancia brillante pero transparente resaltando lo rosado de los mismos- Esta listo, ahora la gargantilla, rápido-exigió.

Sacaron del cofre una gargantilla ostentosa y grande que abarca todo su cuello hasta encima de su pecho, hecho en oro y pequeñas piedras de amatista, era muy llamativa, de igual manera brazaletes de vidrio de colores rojos, morados, dorados y blancos de diferentes tamaños que ocuparon una gran porción en sus muñecas y antebrazos cubriéndolos.

-Estos chudi le darán suerte y bienestar, joven amo- susurro gentilmente, el hombre que le ponía las pulseras.

Jiang Cheng se le quedo viendo sombríamente pero la mirada que el joven le devolvió fue de anhelo y tristeza, se abstuvo de preguntar las razones.

"SINDOOR": Guiados por el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora