"SINDOOR": Guiados por el corazón

CAPITULO 2: "Las semillas dentro del agua"

El movimiento de sus caderas era seductor, sus hermosos cabellos negros como la noche volaban con la rapidez de su baile y sus pies pintados de henna demostraban la pasión de su juramento.

Dentro del toque de sus manos se encendía la llama de su amor.

Lan Xichen recuerda claramente el día de su encuentro. Ese fue un día que se grabó con fuego en su mente y su corazón.

Él y su hermano viajaron desde lejos para investigar un pueblo en medio de la naturaleza salvaje. Habían sido convocados por la junta estudiantil de la universidad en donde trabajaban como profesores de medicina. Al parecer una expedición de investigación multidisciplinaria se estaba preparando para adentrarse en el pueblo y recolectar datos sobre sus tradiciones ancestrales.

Además de ello, la misterioso devoción a una diosa antigua que bendecía a los donceles como hijos propios que llamaba mucho la atención de los investigadores. Debido a que, también existía un excesivo número de donceles que había nacido en el pueblo.

Su gran población de donceles era sorprendente.

Por lo cual, estaban emocionados por adentrarse al pueblo. Ni Lan Xichen, ni su hermano se negaron a ser parte de la investigación, mientras que llevaban servicios de salud a la comunidad en su estadía. Lan Xichen estaba extasiado, a pesar de su vocación hacia la medicina, aún tenía una gran fascinación por todo el conocimiento de las costumbres y la historia de las grandes civilizaciones. De solo pensar en el nuevo mundo que se abriría ante sus ojos, su corazón latía emocionado.

En algunos días estuvieron frente a la majestuosidad de una fortaleza construida en tiempo antiguos, un pueblo con traiciones ancestrales que trasmitía de generación en generación. Los enormes arcos y construcciones arcaicas hechas en piedra caliza blanca brillaban esplendorosamente a luz del sol poniente. Construcciones que aún podían ser observadas en todo su esplendor majestuoso. Fortalezas de piedra se erguían a su vista creando sombras en su camino con el sol alumbrando en lo alto del cielo. Las personas los recibieron con alegría y gozo. Al parecer llegaron en el momento de una importante celebración ceremonial para su Diosa por lo que todo el pueblo era una combinación de colores vivaces.

Los suelos de las calles estaban llenos de pétalos rojos, amarillos y rosados con polvos de colores resplandecientes. Los bailarines no dejaban de saltar de un lugar a otro moviendo su cuerpo al ritmo de las melodías entusiastas. Hombres y mujeres con instrumentos tocaban melodías alegres, sus vestimentas en colores rojos, blancos, amarillos, rosados, verdes creaban mares de arcoíris que amenizaban la celebración. Disfrazados de dioses y criaturas celebran eufóricos por la Diosa.

Adentrándose en el pueblo, los pétalos rojos en el suelo formaban un camino que guiaba a todas las personas al templo sagrado de la Diosa. Lan Xichen y Lan Wangji fueron arrastrados por el mar de alegre gente hacia el templo. Desfilaron junto a las personas adentrándose en la enorme estructura con arcos de piedra caliza blanca.

Dentro del templo, bailarines vestidos con saris rojos y dorados bailaban al centro del santuario. Los donceles giraban sus faldas con la fuerza de sus vueltas. Sus caderas se contorneaban elegantemente para llamar la atención. Al centro de su formación un pedazo de suelo era separado por un estanque de agua con flores de loto que rodeaba a un solo bailarín que hacia girar bandejas de oro con fuego candente.

Lan Xichen no pudo apartar su vista de ese lugar. El joven vestido con un sari en tonos morados, dejando a la vista su blanca espalda y su perfecta cintura, movía su caderas en un vaivén cautivador mientras llevaba bandejas con fuego en sus manos, pintando el lugar alrededor suyo con los movimientos oscilantes de sus muñecas decoradas con pulseras de oro.