Jiang Cheng lo observo con detenimiento, grabando la imagen de Lan Xichen en la cumbre, todo sudado, rojo y gimiendo en lo profundo de su mente. Cuando el mayor saco su polla de la boca de Jiang Cheng el líquido blanco se siguió derramando manchando la boca y pecho de Jiang Cheng quién no hizo nada por quitar el semen de su rostro.
Lan Xichen lo miró perdido, casi hipnotizado. Jiang Cheng se veía demasiado sexy después de haber sido follado por la boca. Mejillas, pecho y cuello sonrojados. Sus bellos ojos cristalizados por las lágrimas y la boca roja e hinchada por la fricción de su pene contra sus labios. Se veía bien follado. Pero aún no habían terminado. Lan Xichen estaba dispuesto a ir hasta el final, consumar su matrimonio. Su unión perpetua.
Esta vez Lan Xichen lo ataco, tomando su boca, metiendo su lengua dentro de la cavidad donde se probó a sí mismo. Jiang Cheng se relajó inmediatamente, dejando que Xichen rozara sus lenguas y abusara de su boca. Ambos cayeron sobre las mantas otra vez, sin dejar de besarse con ímpetu. Aferrándose uno al otro en un intento de fusionar sus cuerpos para siempre y nunca más ser separados como tanto deseaban. Todas las prendas se deslizaron de sus cuerpos, al fin dejándolos desnudos, mientras se besaban y repasaban el cuerpo sudoroso del otro en busca del confort y la expresión de su amor dejado en caricias vehementes. Besando y tocando desesperados, como si fuera la última vez que se verían.
Apartaron sus bocas después de minutos besándose, pero no se separaron. Se miraron a los ojos a la tenue luz de la velas. Lan Xichen guardaba en la luz de sus ojos la ternura y el amor de un hombre enamorado, Jiang Cheng lo miraba de la misma manera, con sus ojos medio abiertos y las comisuras húmedas de las lágrimas no derramadas, su corazón estaba desbordándose de alegría. Lan Xichen era su sueño, uno que pensó nunca alcanzar. Pero aquí estaba, echada en su cama nupcial, sellando la promesa que se hicieron frente a los dioses y la cual esperaba cumplir a través de los años.
Permanecer siempre juntos.
Lan Xichen observó a Jiang Cheng totalmente maravillado, sus pulgares acariciaron las mejillas rojas y su boca fue dejando pequeños besos en la frente, los ojos, la nariz y la boca de su amado. Mientras lo besaba, fue haciendo un camino húmedo desde el cuello, pasando por sus hombros delgados hasta el vientre plano de su esposo, el cual lamio.
Adoró cada porción de piel como si Lan Xichen fuera el creyente de la religión que era el cuerpo de Jiang Cheng.
Bebió de cada suspiro, estremecimiento y jadeo que profirió Jiang Cheng en medio de su placer, saboreando la piel con aroma a lotos fragantes.
-A-Cheng voy a prepararte- anunció el Lan, embelesado. Alcanzo una pequeña botella de porcelana junto al lecho y derramo su contenido en una de sus manos.
Jiang Cheng no pudo concentrarse en las palabras, su cuerpo volvía a arder de pasión debido a los besos de Lan Xichen en su piel acalorada. Solo cuando sintió las caricias en su entrada pudo tomar cuenta de la situación, se exalto pero las palabras de Lan Xichen le dieron seguridad.
-Está bien cariño, no voy a lastimarte. Si en cualquier momento quieres parar, lo haré. Nos detendremos- conforto el mayor, regalando su dulce sonrisa a su amante sonrojado. Presionando sus dedos en el pequeño anillo con delicadeza hasta que dos de ellos pudieron entrar.
Jiang Cheng no se asustó, en cambio trago en seco y evitó mirar lo que Lan Xichen estaba haciendo, desviando su rostro a un punto perdido en la habitación donde las velas iluminaban el lugar que sucumbía a la oscuridad de la noche intentando esconder su rostro con su brazo. Sus mejillas ardían de vergüenza ante la desnudez causada por las manos cuidadosas de su esposo.
Después de darle una prolongada atención a ese lugar, Lan Xichen deslizo sus manos sobre los muslos torneados admirando el pene erecto de un color rosado que emanaba esencia blanca, derramando el líquido viscoso por toda la extensión de la erección pulsante. El mayor se lamio los labios comparando el miembro duro de su amado con la fruta madura de un durazno. Levanto una de las piernas y delineo con sus labios la extensión de la pantorrilla deslizando su lengua hasta encontrar la unión del muslo donde succiono y mordisqueo con dureza dejando una marca roja en la piel blanca.
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"SINDOOR": Guiados por el corazón
Fanfic"Era un hombre sumamente enamorado. Su devoción no era para la estatua de oro fría de una Diosa sino para una criatura llena de calidez que la diosa dejo escapar de su templo." Xicheng ADVERTENCIA: MPREG