❑❛Capítulo 25

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Aprovechando que no tenía nada que hacer durante la tarde, decidí pedirle a Jungkook que me llevara a comprar las cosas que necesitaba para recrear el vestido de Cenicienta en el live action así que ahora le estaba esperando fuera del edificio, los chicos no estaban, no me hablaban desde ayer, ninguno de los ocho me dirigía la palabra porque según ellos ahora yo soy la mala del cuento, siempre metiendo a Hyebin donde no se debe.

Esto no se trata de ella, se trata de mí, de ellos, de la nula amistad y comunicación que existe entre nosotros. Quizás me hacía falta luchar un poco más.

―Hola Kookie. ―me acerque para dejarle un beso en la mejilla.

―Hola princesa, ¿Cómo has estado? ―pregunto emprendiendo camino hasta el centro comercial.

―Todo genial Kook, todo genial. ―le mentía.

―Bueno cariño de eso quiero que hablemos, te invito a comer. ―oh Dios, valió todo.

Estoy segura que los chicos le dijeron algo, a lo mejor a Hueningkai se le fue la lengua y soltó prenda a alguno de Bangtan, probablemente sea a Hoseok ya que últimamente hablan mucho y así Hoseok se lo contó a Jungkook y ahora Jungkook quiere interrogarme. Dios, ¿en qué me metí? Tuve que haberle sido sincera a mi hermano desde un inicio.

Ahora quiero darme un tiro urgente.

Llegamos al centro comercial, nos cubrimos totalmente para que no se dieran cuenta que éramos nosotros dos, todavía nadie sabía que entre nosotros existía un lazo de sangre, Jungkook semanas atrás me conto acerca de revelarlo próximamente antes de que finalice el año así para que podamos estar tranquilos y yo le di el visto bueno.

Después de estar unas horas allí comprando las telas, pegamentos e hilos que necesitaba, dejamos las cosas en el coche y regresamos para comer. Durante la hora que estuvimos allí no se empeñaba en preguntarme otra cosa que no fuera con respecto a mi carrera, y el punto de inflexión fue cuando me pregunto si ya les había dicho a los chicos que yo era Eider.

¿Qué le digo?, ¿Qué si, pero no me creyeron?

―Aurora, solo quiero que me digas si te sientes cómoda, es todo. ―asentí.

―Estate tranquilo por favor. ―tome su mano para entrelazarla con la mía y seguimos comiendo.

Ya eran pasadas de las siete, me tuvo que regresar al dormitorio y me ayudo a subir las cosas, una chica del staff me mando mensaje diciéndome que los chicos estaban en la sala de prácticas ensayando un poco la coreografía de Back Door, me sentí aliviada porque tenía miedo de que se encontraran con Jungkook en el dormitorio.

Al dejar todo en mi habitación sobre la cama, estaba a punto de despedir a Jungkook cuando me detuvo en mi acción.

―Aquí se siente muy tenso. ―no si mi hermano el místico.

―Jeon no digas estupideces. ―le respondí.

―Aurora por todos los medios te he pedido que seas sincera conmigo, pero veo que no podías y tuve que enterarme por terceros sobre lo que realmente estaba pasando contigo. ―me miro serio.

Y cuando Jungkook se ponía serio es porque realmente estaba enojado.

―Sí, si todo está mal aquí pero no te preocupes que puedo solucionarlo. ―dije como si nada.

―Has intentado por todos los medios tratar de encajar aquí, pero te estás dando cuenta que este no era tu lugar desde un principio. ―me solté de su agarre―. Sabes que digo la verdad.

―Jungkook requiero apoyo justo ahora y tú no me lo estas dando. ―tu no hermano, por favor.

― ¿Crees que no me molesta ver como a mi hermana la están haciendo a un lado?, por Dios Aurora has vivido el rechazo durante años, no te hagas mas daño. ―su tono de voz cambio a uno de súplica.

―Me dijiste que me enfrentaría a la vida tal y cual era Jeon, ―le mire encarándolo―, ahora yo te digo que estoy sobrellevando el peso sola y necesito un soporte que me ayude a superarlo. ―finalice.

No quiero que mi hermano me deje sola con esto.

―No eres bienvenida aquí y ya te han dado muchas señales, no soy el único molesto Aurora, ¿crees que no tengo ganas de ir con el ceo y pedirle que te saque de aquí? ―me pregunto cruzado de brazos―, ¿crees que no tengo ganas de correr hasta ti y sacarte de este tipo de mundo? Confiaba en que triunfarías, pero la forma en como es todo esto no puedo soportarlo.

―Solo te estoy pidiendo ayuda, solo te pido que seas mi soporte Jeon, solo eso, lo demás me encargo yo. ―junte ambas manos frente a mi pecho.

― ¿Para qué?, ¿para ver cómo te derrumbas conforme pasa el tiempo?, ¿para qué te des cuenta que te estoy diciendo la verdad? ―definitivamente no me ayuda.

―Ayúdame. ―le suplique.

―Tenías la oportunidad de debutar con TXT y no quisiste porque jyp te había admitido ya, hubiera estado completamente tranquilo si hubieras estado con los chicos, créeme. ―y me lo recordó.

― ¡Jeon solo te pido que me apoyes, siento como si me estuviera derrumbando y no puedo soportarlo sola! ―le grite, me estaba desesperando.

Y esto no era bueno en lo absoluto. Me estaba invadiendo de nuevo y no quería ello, no quería que los demonios se apoderaran de nuevo de mí. Por favor Dios, no, no puedo pasar por esto de nuevo, no otra vez.

― ¡No estarías pasando por esto si te hubieses quedado en Big Hit, Aurora! ―me abrace a mí misma, tratando de no llorar.

―Estoy en un mar sin fondo hermano...―comencé a hipar―, tu no me dejes sola, te lo suplico, puedo superarlo, pero necesito ayuda, ¡por favor te necesito Jungkook, eres mi hermano! ―le grite nuevamente.

No recibí contestación, escuché sus pasos lejos de mí y cerró la puerta de un portazo.

― ¡NO PUEDO SOLA JUNGKOOK, AYUDAME!

No servía de nada gritar estando sola, ¿verdad? Más me lastimaría y de todas formas terminaría peor de lo que ahora estoy.

Camine hasta el baño, encerrándome en éste, me mire frente al espejo, sentía todo el peso sobre mi espalda y mis piernas flaqueaban de tanto, yo solo quería y necesitaba ayuda, pero como siempre sucedía, todo yo me tragaba y no era capaz de poder controlarme. Creí que Jungkook podría ayudarme, enserio confié en que sería así, por eso me atreví a pedírselo, por eso me atreví a rogarle.

No me di cuenta que me estaba haciendo daño con las uñas acrílicas, las tenía enterradas en las palmas de mis manos, con las cascadas de sangre recorriendo parte de mis brazos y cayendo al vitropiso ensuciándolo. Mi garganta dolía por tanto gritar, mis mejillas estaban sumamente húmedas y mis ojos estaban rojos.

La cereza del pastel fue cuando mi cabeza comenzó a doler y mi mente se inundó de recuerdos. De lo tan cansada que estaba, di un último grito que salió de mi desde lo más profundo de mis pulmones, levante mi puño derecho adolorido y lo impacte contra el espejo, haciéndolo añicos. El problema era que ver tanta sangre acumulada tanto en el piso, como en mi cuerpo y ropa, me hacía marearme.

Después de ello, no recuerdo nada más, perdí el equilibrio y terminé por derrumbarme.

ʀᴇᴄʜᴀᴢᴀᴅᴀ | ꜱᴛʀᴀʏ ᴋɪᴅꜱ ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora