❑❛Capítulo 35

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Llegue a la cafetería, donde Hyebin me cito, estaba preparada para cualquier ataque, realmente estaba cansada de sus estupideces y sus ganas de hundirme. La única diferencia es que ahora se acabó, ahora va mi ataque, diplomáticamente por supuesto.

― ¿Qué quieres? ―pregunte cruzada de brazos.

―Toma asiento por favor. ―dude en hacerle caso.

Pero al final, tome asiento frente a ella en una de las mesas.

―Tú dirás, estoy ocupada con los chicos. ―dije desentendida.

―Vine a hablar contigo acerca de algo importante, no es nada malo de hecho. ―siempre espero lo malo de ella―. Quiero pedirte perdón.

Abrí tanto mis ojos que casi se salen de su lugar, es más, hasta sentí como mi corazón se detuvo por segundos. No podía creer lo que me estuviese diciendo. Es extrañamente inesperado. ¿Y si pretende algo?, ¿sería capaz? Bueno si, a esta harpía la creo capaz de todo con tal de que consiga lo que quiere.

¿Se habrá enterado de mi noviazgo con Minho y quiere chantajearme después? Estoy creándome miles de pensamientos y me estoy empezando a poner nerviosa.

― ¿Por qué tan de repente? ―me atreví a preguntarle.

―Yo misma no podía entender porque tenía un odio contra ti, no puedo explicarlo, solo tan de repente entraste y no sé, tu presencia me molestaba. ―ya somos dos, esta correspondida.

―Bueno Hyebin no seré hipócrita, también tu presencia me molestaba, o me sigue molestando, no sé. ―hice un movimiento de manos.

―Quizás lo mío era más envidia; la chica ejemplar, la alumna perfecta, siempre acaparando miradas de los profesores por lo excelente que eras y ver como estabas sobresaliendo todavía más eso hacía que te odiase por sobre mis límites. ―termino de explicarme y me miro.

Debo reconocer que estoy sorprendida, puede que, si sospechaba algo que tuviese relación con la envidia, pero, para ser claros, no tenía nada que me pudiera envidiar y creo que sigo sin tener cosas que alguien más ajeno a mí me pueda envidiar. Solo hago lo que puedo, lo que me gusta hacer, yo nací así entonces no puedo evitar pulirme a mí misma.

Por momentos creía que Hyebin estaba jugando conmigo, pero notando la sinceridad de su voz y las expresiones sinceras que también me dejaba ver, podía asegurar que no estaba jugando conmigo, además, soy buena dándome cuenta cuando alguien me miente así que Hyebin no es la excepción.

Me alegra mucho que su perdón sea de corazón y no sea actuado. No quiero llevarme mal con nadie, no quiero echarme enemigos a tan corta edad, por eso prefiero tratar de arreglar las cosas como se deben y sin ningún malentendido. Si esta es la última vez que veré a Hyebin, entonces quiero poner fin a la historia, aquel punto final que debí agregar cuando nos graduamos y pasar página ahora sí.

―Espero no me guardes rencor. ―negué.

―No soy de tener sentimientos negativos, ten por seguro que no te odio ni nada. ―le medio sonreí―. Pero no creas que en su momento no los tuve. ―aclare.

―Eso lo esperaba, de todas formas, solo quería arreglar esto, ―se puso de pie―, entonces debo despedirme ya. ―finalizo estrechando su mano.

Nunca antes lo había hecho hacia mí.

―Te deseo la mejor de las suertes Hyebin. ―estreche mi mano juntándola con la suya―. Me alegra haber arreglado las cosas.

―A mi igual. ―me respondió.

Después de salir de la cafetería me atrevía a acompañarla hasta la parada de taxis en la esquina de la empresa, terminé de despedirme de ella y volví adentro, tenía que contarle esto a los chicos, a mi hermano, a todos los que sabían acerca de mi "guerra" con Hyebin.

Entonces si he arreglado todo ya por fin, puedo decir que ya está todo bien, ¿no? Ya las cosas marchan a mi rumbo favoreciéndome así que supongo esta todo claro y mejorado.

¿Verdad?

Hyebin se iba de ahí, diciéndole la mayoría de la verdad. Era orgullosa y sabía bien quien estaba con Aurora, la dejaría ir, lo haría.

ʀᴇᴄʜᴀᴢᴀᴅᴀ | ꜱᴛʀᴀʏ ᴋɪᴅꜱ ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora