Estática, suspendida en el cielo
tan profundo, tan extenso
y tan cercano.
Estáticos mis pensamientos
en mi mente, tan complejos
o simples, y siempre cercanos
a lo que susurra el corazón.
La observo y repito cuál oración
que me enseñe a brillar,
y creo en ese milagro
el mismo que la ha de iluminar.
Siempre regreso al encuentro
con el miedo de la oscuridad
que intenta envolverme.
Desearía que estuvieras aquí,
exclamo por dentro,
y entonces ilumina mi habitación
a media luz, y al estar completa,
colma mi alma, y empiezo a ver
en ésta oscuridad
y comienzo a emanar destellos
de calma, nostalgia, y felicidad.
Y mis pensamientos dejan de orbitar
y mis ojos ya no perciben lo inalcanzable del cielo
ni su inmensa profundidad.
Todavía puedo avistar
la última estrella en la mañana
que titila al tempo de mis latidos.
¿Habré estado a punto de dormir?
¿O despertar?...