Hoy me pregunté cuántas veces
he tenido miedo en mi vida.
Cuántas veces he creído
que no hay salida,
sin siquiera haberlo intentado.Cuántas veces he tenido miedo
al recurrente "que dirán"
el ya conocido juego de la mente
que intenta consolidar
su rol de impostora.Pero, ¿quién o qué nos impide luchar
por lo que nos hace felíz?Incluso si mi voz no quisiera salir,
no hay nada que evite que pueda escribir.
No hay nada que evite
que pueda transmitir, lo que se vale
cada día en mi corazón,
en cada uno de sus latidos.Aquello que hace que mis pupilas se agranden, que el pulso tiemble
que mis manos suden,
y hasta el pelo de mi cabeza se erize.Es claro que esto se trata
de ir siempre contra la marea,
contra todo pronóstico y diagnóstico
derribando al miedo agnóstico
que se jacta de una vigencia
que está pronta a expirar.
Que duda de lo que creo
y no solamente de mí.Temía que mi birome
se quedara sin tinta.
Y ahora solo sé,
que debo seguir escribiendo
el camino de mi vida
sobre el cuál camine mi dañado
pero incansable corazón.