Episodio 13

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Arthur se encuentra en la ducha, es sábado por la mañana y solo ha pasado un día desde que ha dicho que le sacará información a Elián.

Su padre ya ha vuelto de su última misión, como cada sábado donde se encuentra disponible, Teo y Arthur salen a un campo de tiro todo el día, sin descanso alguno; Teo quiere asegurarse de que seguirá con la tradición familiar, su madre había sido soldada, su abuelo teniente, su bisabuelo comandante, prácticamente era a lo que debía dedicarse.

Tocan a la puerta del baño – ¿Cuánto te falta? – Teo pregunta a través de la puerta.

– Ya casi estoy, ¡Ten paciencia!

– En la guerra no te esperaran a que estés bañado – Teo eleva su voz – ¡¡Te quiero en el auto en 5!! – Arthur suspira, abre la llave y remueve el jabón de todo su cuerpo.

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Música salía de los audífonos de Arthur, media hora en auto le había hecho tener sueño, su cabeza está recargada contra el asiento y sus ojos están cerrados.

– ¿Por qué tienes tantos golpes? – Teo pregunta, Arthur logra escucharlo y se quita los audífonos.

– Me he caído – Arthur suspira, Teo hace una mueca.

– No soy estúpido ¿Qué hiciste?

– ¿Por qué debería haber hecho algo? – Arthur abre sus ojos y mira a Teo directamente.

– ¿Te peleaste? – Teo ignora la pregunta hecha por Arthur, sigue tratando de indagar en la mente de Arthur.

– No, solo me caí – Arthur vuelve a recargar su cabeza y cerrar los ojos.

– No te metas en problemas nuevamente – Teo suspira y la conversación acaba.

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Horas han pasado, el tiro de Arthur es casi perfecto, la manera en la que maneja la pistola le parece de otro mundo a su padre.

– Atina aquí – Arthur ha volteado en dirección a Teo, tiene una manzana por arriba de la cabeza.

– ¿Enloqueciste? – Arthur mira directamente a Teo, quien niega lentamente con la cabeza.

– Tu tiro es increíble – Teo sonríe acogedoramente, Arthur rasca su cabeza y lleva la pistola hacia arriba, apuntando directamente a la manzana.

– No te muevas – Arthur sonríe levemente, una sonrisa parecida a la que siempre suele dar, sin embargo, algo es distinto, algo que no se nota a simple vista, sadismo; desea fallar ese tiro, desea ver a su padre sangrando mientras muere por aquella bala, entonces aprieta el gatillo.

– ¡Impresionante! – Exclama Teo, quien quita la manzana perforada por la bala de Arthur de su cabeza – ¡Has mejorado mucho! – Sonríe alegremente, al contrario de Arthur, mira a la nada, se muestra decaído, realmente quería fallar.

– Posiblemente la práctica de años – Arthur vuelve a sonreír como está acostumbrado a ver Teo.

Teo se acerca a Arthur, se sienta en una silla cercana e invita a Arthur a hacer lo mismo en la silla de al lado, el mencionado hace lo pedido – ¿Sabes Arthur?

– ¿Si? – Arthur suspira al mirar hacia el cielo semi-oscuro.

– Aunque no fueras bueno con las armas y la pelea a cuerpo... te aceptaría – Teo sonríe nuevamente – Seguirías siendo mi campeón

– ¿Aún sin ser tu hijo? – Arthur desvía la mirada del cielo para mirar a Teo.

– Por el simple hecho de que no tengas de mi sangre, no te hace menos mi hijo que si la tuvieras – Teo inhala aire y Arthur se levanta – Andando.

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Masacre 75Donde viven las historias. Descúbrelo ahora