Episodio 7

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Se ha hecho un silencio inmenso, ni Ryu ni Arthur tienen pensado decir algo, Ryu trata de parar de llorar, sin éxito, Arthur trata de no decir alguna tontería, en su mente también hay un debate; ¿Quién era realmente? Ni Arthur podía contestar a eso.

Y cuando Ryu está dispuesta a irse, Arthur habla.

– Soy Arthur Brown, hijo de Teo Brown y Ryu Konoe, un chico de 18 años que está por pasar a Universidad, un chico cuestionado, ¿Quién piensas que soy realmente? – Arthur se acerca donde se encuentra su madre de espaldas y le coloca una mano en su hombro.

– Un psicópata, uno que necesita ayuda – Ryu voltea hacia Arthur, Arthur la observa sin emoción alguna, Ryu lo mira de reojo sollozando.

– No necesito ayuda – Arthur suspira – ¿Me dejarías solo? – Arthur aparta la mano del hombro de Ryu y le apunta a la puerta.

– Arthur, necesitas la ayuda, es mi culpa por no haberlo hecho antes, pero irás al psicólogo – Ryu llora nuevamente, se aparta de Arthur y camina hacia la puerta, la cierra al pasar por ella.

Al irse Ryu, pasados los segundos necesarios según Arthur, se tiró a la cama y ahogo un fuerte grito en la almohada.

¿Por qué necesitaba ayuda? ¡Arthur no estaba loco!, eso quería creer, realmente su mente se ajustaba perfectamente a la de un psicópata, incluso a la de Hitler.

La diferencia es que Hitler era un psicópata y pensaba por Alemania; Arthur, en cambio, es un psicópata y encima egoísta.

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Se encontraba nuevamente Arthur en el piso, en estado inconsciente. Desde que Arthur ha querido vengarse se han estado pasando de la raya con él y Arthur ya está más que harto; la gente pasa, sin embargo, no ven a Arthur o lo ignoran, lleva tirado 4 horas y absolutamente nadie se fija si se encuentra bien.

Despierta, siendo agitado por manos conocidas, Arthur sigue débil, trata de ser levantado y escucha algo.

– ¡Arthur! ¡¿Me oyes?! – Definitivamente esa voz era conocida por Arthur – ¡Estás todo golpeado! – Arthur fue cargado y volvió a perder toda conciencia.

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– ¿¡No cuidas a tu hijo acaso!?

– ¡Yo tampoco estoy en casa, Teo! – Ryu suspira y luego apunta a Arthur, quien recién se está despertando – ¡¡También trabajo mucho!!

– ¡Ryu, regresaste a tiempo hace dos días, tiene golpes de mucho tiempo!! – Los padres de Arthur peleaban por el mal estado en el que habían dejado a Arthur, se culpaban entre sí.

Arthur se levanta y rasca su cabeza, siente punzadas en el estómago, lo habían pateado hasta dejarlo así.

– Pelean por todo – Agregó Arthur, se levantó y se dirigió a su habitación sin tomarle importancia a lo que decían sus padres a su espalda.

Estaba harto de todo, de las peleas de sus padres, de la ausencia común de estos, de Alexander, de la preparatoria, de las personas en general; quería que todos murieran, sin excepción, nadie entendía su pequeño mundo

¿Por qué seguían vivos? Nadie merecía estarlo, solo Arthur.

Mientras subía las escaleras, Arthur recordó el hecho de la llamada y la reunión planeada de sus supuestos amigos, que a la traducción de Arthur, serían personas simples que le prestan más atención.

Llegó a su cuarto y cerró la llave con seguro, cuando se aseguró que nadie podía entrar, comenzó a escribir en un cuaderno los puntos y lazos respecto al tema pensado.

Punto 1: Alexander, posible responsable de la reunión.

Punto 2: Elián, sospechoso por parte de Verónica.

Punto 3: Miguel no habla mucho en las reuniones.

Punto 4: Verónica se empeña en culpar a Elián sin pruebas.

Incógnita 1: ¿Por qué la reunión?

Incógnita 2: ¿Por qué ellos?

Cuando Arthur iba a escribir lazos que le sirvieran, llamaron a la puerta, específicamente, su madre lo había llamado para desearle buenas noches.

Arthur la ignoró, apagó las luces y se fue a acostar.

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Los sueños de Arthur no paraban, cada noche, nueva persona, se acumulaban los cadáveres en aquel callejón imaginario, Arthur disfrutaba esos sueños, por alguna extraña razón le subían el ánimo.

Las víctimas de ahora eran sus padres, Arthur sonreía al verlos atados, sin embargo, su sonrisa se borró al ver a sus padres discutiendo, incluso cuando estaban por morir.

– ¡¿Acaso son máquinas de discuta?! – Arthur calló a sus padres – ¡Me tienen harto! – Arthur disparó sin rodeos, la primera bala fue al rostro de Ryu, la segunda, al mismo sitio, la diferencia es que esa fue para Teo – Cállense de una buena vez.

Inmediatamente disparó sin detenerse, hasta que la pistola se quedará con solamente una bala. Acto seguido, algo inesperado se vio en aquel sueño, por detrás, en la entrada del callejón, estaba Elián, quien corría hacia él sin temor alguno, ante su shock, Elián le quitó la pistola a Arthur y lo apuntó con ella; Arthur despertó en el momento que Elián le disparó con la última bala.

– ¡Fuck! – Arthur dio un leve salto al despertarse, estaba agitado – ¿Qué acabo de soñar? – Respiraba con dificultades, miró hacia el reloj pegado en la pared, eran las 8:30 e iba tarde a clase; Arthur decidió volverse a dormir y faltar a la preparatoria.

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Masacre 75Donde viven las historias. Descúbrelo ahora