CAPÍTULO 91

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Al llegar, nos adentramos al bar y no hay mucha gente. Eso es bueno, no tengo ganas de lidiar con personas después de todo lo que ocurrió en esa estúpida fiesta.

No tenemos que esperar demasiado para que alguien nos atienda. Me agrada el lugar, ya que las personas atienden rápido... No pierden el tiempo con tonterías.

Me gustaría dejar de pensar por un buen tiempo, no hacer nada más que beber a mares. Supongo que, en un momento de mi vida, me hubiera dicho que la bebida no solucionaría nada y que solo perdería el tiempo.

No soy de esas personas que beben demasiado en busca de la felicidad o el olvido, pero creo que esta vez puedo darle una oportunidad a esta nueva yo... mejor dicho, a esta nueva manera de pensar.

—Una cerveza. —Subo la voz para que el joven me oiga con claridad.

—Linda voz, no tienes que gritar te oigo a la perfección. No te preocupes, estoy aquí —dice con una pequeña sonrisa sobre sus labios, tiene un rostro de modelo.

Creo que podría divertirme esta noche y no solo con Alex.

—Yo igual... —Responde Alex con respecto a la bebida.

El joven asiente con la cabeza tan solo una vez y se dirige hacia la barra para preparar nuestros tragos.

Le hago una mirada a Alex con respecto al mesero y luego asiento.

—Katherine —murmura él.

Ruedo los ojos y él se ríe.

—¿Qué? Está re bueno —confieso.

Ambos nos reímos a carcajadas.

El camarero regresa y me mira con una pequeña sonrisa sobre sus labios, levanta su dedo índice y me hace una seña para que me acerque a él. Lo pienso por un instante y luego miro a Alex.

—¿Te importa si regreso en unos minutos?

Él observa hacia el mesero y luego a mí. Se queda con la boca abierta, pero niega dándome permiso para pasarla bien.

Me pongo de pie con mi trago en la mano y me acerco hacia el joven apuesto. Una sonrisa amplia se le dibuja sobre sus labios y no puedo evitar regresarle una de mi parte.

—Hola, soy Katherine —comento con diversión.

Su mirada verdosa me recuerda a Paul y eso no me agrada mucho, pero luce tan lindo.

—Soy Stefan. —Observa que traigo mi bebida y me mira—. Es un gusto, Katherine. Me recuerdas a The vampire diaries.

Me quedo en completo shock al escuchar eso salir de sus labios. No esperaba algo como eso. Este sujeto me está sorprendiendo para bien.

—Stefan Salvatore —murmuro haciendo una mueca.

—No me digas que prefieres a Damon —dice.

Me quedo pensando en la respuesta que le voy a dar y luego niego.

—En realidad, amo a Enzo —confieso abrazándome.

—¿Tienes frío?

Niego con la cabeza.

—Estoy bien, es solo que no he tenido un buen año. Es solo eso.

Su mirada me demuestra que tampoco lo fue para él.

—Te entiendo, Katherine, hay algunos años que solo son para sufrir.

Asiento con la cabeza más de una vez.

—Así que siempre habrán años como este, qué divertido...

Él sonríe amplio y me acompaña a mi mesa.

—Gracias por la plática, fue divertido —comenta dejándome un papel en mi mano.

Tomo aquel papel y me fijo lo que es, se trata de su número.

—¿Qué es eso? —Pregunta Alex.

Muerdo mi labio inferior y suelto una risita divertida.

—Su número de celular.

Él se sorprende al escuchar lo que sale de mis labios.

—¿Vas a salir con él? —Se altera de tan solo imaginarlo.

Niego con la cabeza más de una vez. Bueno, supongo que podría salir con él, pero sé que eso no va durar ni en sueños.

—No, Alex, me he dado cuenta de que no hay futuro ahí.

Él suelta una carcajada sonora y luego me mira negando.

La música cambia drásticamente sonando ahora por todo el ambiente un poco de Gilda, como toda fan que soy, no puedo evitar sonreír ampliamente y comenzar a cantar al compás. Siempre ponen estas canciones cuando el día comienza a llegar a su fin.

Observo el escenario y me doy cuenta de que es un karaoke.

—Tengo que probar eso... —Susurro mirando a mi mejor amigo.

—¿Con toda la gente? —Pregunta Alex sin poder creerlo—. ¿Dónde está mi Katherina?

Río levemente mirándolo y niego con la cabeza.

—Tu Katherine se fue, ya no existe. —Esa Katherine no existe hace mucho tiempo.

Observo que el mesero nos da las cervezas y bebo un gran sorbo de la mía, la dejo en la mesa y me pongo de pie bajando con mis manos el vestido rojo que tengo puesto, gracias a mi mejor amigo.

—Vamos, ven.

—¿A cantar? —Se queda mirándome desde su lugar.

Está muy nervioso, lo puedo notar en su bello rostro, pero sé que él puede tranquilo con un show. Sé que Alex se va a comer todo el espectáculo en tan solo unos minutos.

—No a bailar —respondo mintiendo, aunque no estaría mal tener una coreografía.

—Ya no me sorprendería...

Río a carcajadas y lo tomo de la mano para dirigirnos hacia el pequeño escenario.

Nada malo va a suceder, ¿verdad?

Si me muero aquí arriba, solo espero que alguienme ayude a salir de este bar. No quiero ser un fantasma atrapado en un tontobar. Preferiría morir en mi casa, con mis cosas y mi familia.

1. Jamás: El comienzo (Completo) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora